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2020: UN AÑO DE GRANDES RETOS
Por Jessica Luna / Publicado en Enero 10, 2020 / Semanario 1014 - Editorial
El 2019 no fue un buen año para el país ya que, con un crecimiento económico posiblemente apenas superior al 2%, poco habremos avanzado en mejorar la calidad de vida de nuestra población, reducir la pobreza y generar mayor acceso a oportunidades para los peruanos. No teníamos ese exiguo crecimiento desde hace más de una década.
Además, se retrocedió en el principio de autoridad al ceder a protestas violentas y chantajes que solo debilitan a un Estado que ya está bastante golpeado. A ello se suman algunos anuncios populistas que hacen tremendo daño al país y exacerban el descontento de la población al darse cuenta de que son promesas que no mejorarán su calidad de vida. La inversión privada sufrió serios tropiezos y preocupan las vulneraciones a los principios de seguridad jurídica y predictibilidad, mientras que las exportaciones caerían alrededor del 5%.
El año 2020 presenta grandes desafíos y tareas impostergables si queremos llegar al Bicentenario con un país que brinde mayores oportunidades para su gente. La proyección del Banco Central de Reserva del Perú, del 3.2% para 2020, es insuficiente y por ello debemos atender de manera prioritaria estos desafíos.
El Estado debe cumplir su rol constitucional de orientar el desarrollo del país y actuar en las áreas de promoción de empleo, salud, educación, seguridad, servicios públicos e infraestructura. Por un lado, liderar el rumbo del país velando para que los intereses de todos los peruanos estén por delante. Promover la inversión privada es fundamental, ya que es esta la que genera empleo, formalidad, eslabonamientos y recursos. Se debe priorizar el destrabe de proyectos de inversión minera, energética y de infraestructura, cuya paralización viene postergando el desarrollo de cientos de poblados y comunidades. No podemos ceder a protestas con demandas particulares e ideológicas que retrasan los avances del Perú y su población.
Por otro lado, el Estado debe fortalecer su rol de proveedor de servicios públicos de calidad; en particular, salud y educación, los cuales son fundamentales para que los peruanos tengan acceso a oportunidades. Debemos invertir en nuestra gente, nuestro capital humano. A ello se suma la inversión en infraestructura; en particular, en servicios básicos como luz, agua y desagüe. Sin estas condiciones básicas cumplidas no podremos tener un país donde los peruanos tengan posibilidades de crecer.
Además, urge impulsar sectores que tienen las condiciones para convertirse en motores de desarrollo descentralizado. La agricultura ha probado ser un motor de formalidad, empleo y empoderamiento de la mujer en las zonas rurales del Perú. A su vez, el turismo debe ser impulsado con una visión del país articulada y multisectorial. El potencial turístico del Perú es enorme; sin embargo, debemos trabajar en la calidad del servicio, en la conectividad y la infraestructura para lograr que este sector sea un catalizador de empleo y oportunidades.
El 2020 nos trae grandes desafíos, enfrentémoslos con responsabilidad.
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