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Agenda pendiente: apuntalar el crecimiento
Por ComexPerú / Publicado en Julio 17, 2017 / Semanario 899 - Actualidad
El crecimiento es la
base sobre la cual se construye el desarrollo de los países. En los últimos
doce años, gracias a una política de apertura y de integración al mundo, el
Perú mantuvo una senda de crecimiento que le permitió reducir la incidencia de
la pobreza del 58.7% en 2004 al 20.7% en 2016, una disminución de 38 puntos
porcentuales. Sin embargo, aún enfrenta grandes retos para asegurar un
crecimiento sostenido y con mayor alcance entre la población.
En este
aspecto, resulta imprescindible hablar del rol que juega la inversión, la que
en 2016 representó un 22.6% del PBI, según cifras del Banco Central de Reserva
del Perú (BCRP). La inversión —pública y privada— no solo es responsable de la
generación de empleo formal en el país, sino que, además, a través de ella se
llevan a cabo importantes reformas en sectores clave como los de salud,
educación, saneamiento, entre otros. La brecha de inversión que existe en
infraestructura, cobertura y calidad de servicios pone en evidencia falencias
que deben ser priorizadas por el Gobierno en sus tres niveles para apuntalar el
crecimiento.
Por ello, resulta
preocupante el retroceso de la inversión privada (17.8% del PBI en 2016). En
2016, cayó por tercer año consecutivo (-5.7%) y, según el Instituto Peruano de
Economía (IPE), si esta se hubiera mantenido (ni caído ni aumentado), habríamos
crecido un 5.2%, en lugar de un 3.9%. Los ajustes del BCRP, realizados en
junio, prevén que la inversión privada caerá un 1.8% hacia 2017, por lo que
urgen acciones para revertir esta tendencia, como un shock de confianza en el sector privado, la cual viene bastante
deprimida en los últimos meses por la tensión política entre el Ejecutivo y el
Legislativo. A continuación, veamos dos sectores que tienen un fuerte impacto
en el desarrollo y bienestar de la población: infraestructura y salud.
Infraestructura
Según el Banco
Mundial, una mejor infraestructura física ayuda a aprovechar el crecimiento
económico y transformarlo en desarrollo futuro, así como a reducir la
desigualdad del ingreso. Entonces, ¿por qué no vemos mayores avances en los grandes
proyectos? La brecha en infraestructura es enorme (US$ 159,549 millones para
2016-2025) y se requeriría una inversión anual de US$ 15,955 millones (8% del
PBI) para cubrirla, según la Asociación para el Fomento de la Infraestructura
Nacional (AFIN). Si bien el plan de gobierno de la actual administración
incluye los proyectos a destrabar hacia 2021, a la fecha solo hemos visto salir
adelante el proyecto de la Hidrovía Amazónica, fundamental para interconectar
la selva y generar desarrollo, pero ¿y la doble vía Panamericana Tumbes-Tacna, la
Longitudinal de la Sierra Tramo 4 o la Línea 3 del Metro de Lima?
Sabemos que son
proyectos de gran envergadura que no pueden ejecutarse de la noche a la mañana,
pero la tarea debe empezar ya, y el sector privado es un potencial socio. El
Ejecutivo viene tomando medidas adecuadas, como la reestructuración del marco
de las asociaciones público privadas (APP) y de ProInversión. Además, ha
expedido decretos legislativos en favor de la inversión pública y privada, como
el D. L. 1341, que modifica la ley de contrataciones del Estado para impedir la
participación de empresas vinculadas con actos de corrupción, así como el D. L.
1330, destinado a facilitar el procedimiento de expropiación de inmuebles,
transferencia de inmuebles de propiedad del Estado, liberación de
interferencias y otras medidas para la ejecución de obras de infraestructura
(fundamental, pero curiosamente objetado por el Legislativo), entre otros. No obstante,
aún falta avanzar más, y para ello es esencial la colaboración entre los
poderes del Estado y los tres niveles de gobierno.
Salud
De acuerdo con
AFIN, la brecha en infraestructura del sector salud para 2016-2025 es de US$
18,944 millones, mientras que en la cartera de proyectos hay solo tres
identificados[1] hacia 2018. Por otro lado,
el presupuesto asignado al sector para 2017 fue un 7.5% del presupuesto
público, 70.1% a cargo del Ministerio de Salud. Hasta junio, este ejecutó solo
un 32% del presupuesto asignado, según cifras del Ministerio de Economía y
Finanzas, orientado principalmente a la recuperación de la salud de las
personas (54.5% del total) y muy poco a la promoción de la salud y la prevención
de riesgos y daños (6.1% del total). Un cambio progresivo hacia esto último
resultaría de mayor beneficio. Asimismo, se necesita una reforma integral y
agresiva para mejorar la calidad en la prestación del servicio (ver Semanario N.° 833) y de
instituciones clave como Digemid, muy cuestionada por su desempeño.
El fenómeno El
Niño costero y el caso Odebrecht no fueron los únicos episodios que afectaron
la inversión en nuestro país. Se necesitan señales positivas del Ejecutivo y el
Legislativo para reactivarla y seguir creciendo. Esperamos que los nuevos aires
que se vienen respirando entre ambos poderes del Estado ayuden a acelerar la
reactivación de nuestra economía, en un ambiente de seguridad para los negocios
y las inversiones, y de mayor bienestar para todos los peruanos.
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