¿Esto no es lo que estabas buscando?
Vuelve a definir los parámetros de tu búsqueda.
Agricultura sin ciencia no va más
Por ComexPerú / Publicado en Agosto 08, 2016 / Semanario 855 - Actualidad
![](https://www.comexperu.org.pe/upload/images/sem-855_actualidad2-220118-035622.jpg)
La Organización
de las Naciones Unidas (ONU) estima que, en el año 2050, la población mundial
pasará de 7.3 billones a 9.7 billones de personas, mientras que la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus
siglas en inglés) señala que la clase media pasará de ocupar un 50% a un 70% de
la población. Todo esto significa que habrá más consumidores, con mayores
recursos y que demandarán más productos, entre los cuales claramente se
encuentran los agrícolas.
Ya sea para
satisfacer su uso alimentario como no alimentario, la agricultura global deberá
aumentar su producción; sin embargo, esta misión enfrenta diversos desafíos.
Por un lado, de acuerdo con un informe de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos (OCDE) y la FAO, dentro de los próximos 10 años se
espera que los precios de los commodities
agrícolas permanezcan constantes y a un nivel más bajo que en la década pasada.
Por el otro, se deberá hacer un uso sostenible de los recursos, dentro de una
actividad que, por ejemplo, utiliza un 70% del agua extraída de los ríos, lagos
y acuíferos del mundo, según la ONU, y un 37% del suelo disponible solo para el
cultivo y el arado, según el Banco Mundial. A ello hay que sumar los efectos
del cambio climático, las características particulares de la agricultura en los
países, entre otros factores.
En ese contexto,
la producción deberá ser lo más eficiente posible, y ello se logrará mediante
un aumento de la productividad del sector, lo que ya se viene haciendo en
algunas partes del mundo. De acuerdo con el reporte Global Agricultural Productivity (GAP) de 2015, realizado por
Global Harvest Initiative (GHI)[1],
el crecimiento de la producción agrícola global desde 1990 se explica
principalmente por un aumento de la productividad total de factores (PTF)[2].
Además, el GAP indica que, para los países de ingresos altos, la PTF se volvió
la principal fuente de crecimiento agrícola desde 1970, y así se ha mantenido
gracias a décadas de inversiones públicas y privadas en inversión y desarrollo
(I+D), servicios, infraestructura y la adopción de innovaciones en genética.
No obstante, se
requiere un nuevo salto, puesto que, según el mismo reporte, la PTF agrícola
global ha crecido a una tasa anual del 1.72% desde 2003 y se requiere que lo
haga a una tasa del 1.75% para alcanzar los niveles necesarios de producción en
2050. ¿Cómo hacerlo? GHI enfatiza que ahora más que nunca serán necesarias la
innovación y la tecnología. La cadena de valor de la agricultura debe adaptarse
a nuevas formas tecnológicas, al igual que el uso de conocimientos y sistemas
de información. Según el reporte, los países que han elaborado sistemas
nacionales de investigación agrícola han alcanzado tasas de crecimiento de la
PTF más altas que aquellos que no lo han hecho. Siguiendo esta línea, Víctor
Villalobos, director del Instituto Interamericano de Cooperación para la
Agricultura, declaró en el IX Encuentro REDBIO 2016 (el evento científico más
importante de América Latina y el Caribe sobre biotecnología) que la
agricultura del futuro estará basada en el uso del conocimiento y las bases
científicas.
Especial
importancia cobrará el uso de los organismos vivos modificados (OVM). Los
países que los utilizan conocen sus ventajas para incrementar la producción
agrícola. Como señalamos en el Semanario N.° 845, cinco de los
países con mayor producción de cultivos OVM son también los cinco mayores
productores de cultivos orgánicos (Australia, Argentina, EE.UU., China y
España). En el caso de EE.UU., podemos nombrar la industria del algodón, que
genera más de US$ 25,000 millones anualmente, de acuerdo con el Departamento de
Agricultura de EE.UU. (USDA, por sus siglas en inglés). Esta industria generó
grandes aumentos de productividad desde 1996 gracias a la adopción del algodón
Bt y HT. La aplicación de cultivos con ambos tipos de algodón, e incluso la
combinación de estos, ayudó a reducir los impactos de las pestes en el país,
que destruían hasta un 29% de los cultivos en ciertos estados. Según la USDA,
en 2015, aproximadamente el 94% de los cultivos de algodón norteamericano son
Bt, HT o una combinación.
Finalmente, el
futuro de la agricultura también debe ir acompañado de una serie de políticas
complementarias. En un informe de 2016 de la OCDE, en el que se evalúan las
políticas agrícolas implementadas en más de 50 países, se hace énfasis en
recurrir a políticas que aumenten la eficiencia, con fuertes inversiones en
capital humano e infraestructura faltante. Por el contrario, recomiendan
eliminar progresivamente los soportes que distorsionen precios de mercado, al
igual que las transferencias innecesarias y los subsidios que no cuenten con
restricciones.
En resumidas cuentas, el futuro de la agricultura mundial radica en trabajar de la mano con la ciencia y la tecnología para aumentar la productividad. Esta es una tarea para todos los sectores, tanto privado como público, así como de los mismos productores. Lo mejor será empezar cuanto antes, ya que mañana podría ser demasiado tarde.
ARTÍCULOS RECOMENDADOS
- Economía
- Competitividad
- Gobierno
DÉFICIT FISCAL DE 2024 SUPERÓ LA REGLA FISCAL Y ALCANZÓ UN 3.6% DEL PBI
En 2024, el déficit fiscal fue de un 3.6% del PBI, cifra que supera la regla fiscal establecida para ese año en 0.8 puntos porcentuales (pp). La menor recaudación esperada y el mayor gasto público fueron las razones detrás de este resultado.
- Economía
- Inversión
- Gobierno
SECTOR SANEAMIENTO LIDERA LOS PROYECTOS EN ASOCIACIONES PÚBLICO-PRIVADAS ESTE 2025
Las asociaciones público-privadas son un mecanismo para mejorar la eficiencia en la ejecución de proyectos con participación privada. ProInversión, promotor de estas asociaciones, proyecta adjudicar 28 proyectos por US$ 7,634 millones al cierre de 2025, con 13 ya programados. Fortalecer estos mecanismos es clave para cerrar brechas en sectores como saneamiento y salud.