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Biodiversidad y biotecnología NO son excluyentes
Por ComexPerú / Publicado en Septiembre 26, 2016 / Semanario 862 - Comercio Exterior
Uno de los argumentos que esgrimen los
opositores al uso de los organismos vivos modificados (OVM), comúnmente
llamados transgénicos, es la preservación de la biodiversidad de nuestro país
pues, según ellos, la introducción de OVM a nuestro territorio supondría la
pérdida o “contaminación” de los productos (originarios) peruanos. Nada más
alejado de la realidad. Precisamente, países megadiversos y que vienen
adoptando el uso de la biotecnología agraria son la prueba no solo de que los
OVM no ponen en peligro la biodiversidad, sino que, además, su uso y
comercialización a lo largo de 20 años ha traído grandes beneficios en materia
económica, de salud y social para los agricultores, estimados en más de US$
150,000 millones hacia 2015, según el International Service for the Acquisition
of Agri-biotech Applications (ISAAA, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con
el ISAAA, en 2015, Brasil fue el segundo país a nivel global en el uso de OVM,
con un 25% del área total cultivada, lo que significó un aumento en 2 hectáreas
(ha) respecto de 2014, es decir, una tasa de crecimiento del 5%. Le siguió
Argentina, que también reportó una ampliación en el área de cultivos OVM (+0.3
millones ha). Asimismo, y aunque en un número menor de ha, otros países de la
región, como Paraguay, Uruguay, Bolivia, Chile, Colombia, México, se sumaron a
la adopción del uso de la biotecnología, a diferencia del nuestro.
Brasil, a años luz de Perú
En los últimos
cinco años, Brasil se ha convertido en un generador de crecimiento global de
cultivos OVM, gracias a un sistema o marco legal de aprobación eficiente y
basado en la ciencia, que facilita una rápida adopción del uso de la
biotecnología. Actualmente, de acuerdo con el Consejo de Información sobre
Biotecnología (CiB Brasil), nuestro vecino es el segundo productor a nivel
global de soya, carne de res y aves de corral, y el tercero en producción de
maíz. Asimismo, es el primer exportador de soya y aves de corral, el segundo
exportador de maíz y tercero de carne. Cabe resaltar que Brasil cuenta con una
legislación en bioseguridad para cultivos OVM desde 1995, la cual fue
reemplazada, en 2005, por la Ley N.° 11.105/05, Ley de Bioseguridad, que
establece los términos para la manipulación y uso de OVM, así como regula
aspectos en investigación, experimentación en campo, entre otros.
Un marco legal
estable y construido sobre la base de evidencia científica le ha permitido a Brasil
atraer una fuerte inversión en investigación sobre biotecnología aplicada no
solo a la agricultura. Según el CiB, un 39.7% de las empresas de biotecnología
se encuentran en la industria de la salud humana, un 14.3% en salud animal, un
13.1% en agentes reactivos[1],
un 9.7% en agricultura y un 9.7% en ambiente.
La revisión de la Ley
de Bioseguridad, en 2005, permitió la aprobación de varios productos OVM que se
encontraban pendientes de análisis. Hoy, Brasil cuenta con 94 productos OVM
aprobados, de los cuales el 61.7% corresponde a productos agrícolas o plantas.
Por ejemplo, en 2008, con la adopción del primer OVM de maíz con resistencia a
insectos y tolerancia a herbicidas, la producción pasó de 58.6 millones de
toneladas a 84.6 millones en 2016, es decir, creció un 44%, mientras que el
área cultivada solo se incrementó en un 6.1%.
Con la adopción
de cultivos OVM en las últimas dos décadas, Brasil incrementó la producción de
su agricultura en alrededor de 207%, mientras que el uso de la tierra en solo
un 57%, lo que no hace sino corroborar que el uso de la biotecnología
contribuye considerablemente a reducir el impacto de la agricultura en el medio
ambiente y que la biodiversidad no se ve afectada. Por ejemplo, entre 1990 y
1991, se necesitaban 250 m2 para obtener 1 bolsa de soya, mientras que entre
2011 y 2012 solo 143 m2, y se estima que para 2030 se necesitarán apenas 117 m2.
Por el contrario, la regulación peruana ahuyenta la inversión en sectores importantes para un desarrollo ambiental sostenible. La Ley N.° 29811 o Ley de Moratoria, y su reglamento, restringen la investigación en biotecnología. A diferencia de la Ley de Bioseguridad en Brasil, que supone una evaluación o análisis por cada solicitud de investigación o de comercialización de OVM, similar a la regulación que se encontraba vigente en nuestro país hasta antes de Ley de Moratoria, en el Perú se cuenta con el padrinazgo de una moratoria general que afecta incluso el mercado de las semillas convencionales (ver semanarios N.° 794 y N.° 810). Esa es la diferencia entre una ley populista y otra que usa la evidencia científica para el uso de herramientas como los OVM, destinados a asegurar la sostenibilidad ambiental y la biodiversidad.
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