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Café peruano: ¡A sus marcas, listos, fuera!
Por ComexPerú / Publicado en Marzo 13, 2017 / Semanario 883 - Hechos de Importancia
A nivel
mundial, una de las historias de éxito en la industria del café es la
colombiana, de la mano de Juan Valdez, marca insignia creada en 1959 por
encargo de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), con el fin de representar
a los más de 500,000 cafeteros colombianos. Así, esta marca ha representado y
promovido globalmente al café colombiano, y ha convertido al país en uno de los
primeros exportadores de este producto a nivel mundial. Según la FNC, esto se
ha logrado gracias a la inversión en investigaciones y tecnologías dirigidas a
elevar la productividad, a la implementación de operadores logísticos
encargados de la supervisión de la calidad y, por supuesto, a la promoción
comercial. A propósito de las recientes declaraciones del presidente de la República
sobre la creación de una marca única para el café peruano, a fin de organizar a
los productores y potenciar su ingreso a los mercados internacionales, nos
preguntamos: ¿es posible replicar la experiencia colombiana?
Recordemos que, en
2016, el café fue el principal producto agrícola de exportación, pues sus
envíos representaron alrededor del 89%
de las exportaciones del sector agrícola tradicional y el 2% de los envíos
totales, de acuerdo con cifras de la Sunat. Así, en ese año, las
exportaciones de café experimentaron una
recuperación
al registrar US$ 760 millones, valor un 24% mayor que el
de 2015 (año en que cayeron un 18%). Más aún, el café parece haber iniciado
2017 con fuerza. En enero del presente año, este producto mostró resultados
positivos al registrar un crecimiento del 46.4% en sus envíos al mundo, con
respecto al mismo mes de 2016.
Así, tras haber superado las caídas de la
producción y la exportación, ocasionadas por la proliferación de la roya (un
hongo que afecta directamente el cultivo) entre 2012 y 2014, las oportunidades
comerciales de este producto deben ser aprovechadas. Y qué mejor forma que
hacerlo a través de una marca que permita generar una imagen de calidad y
reconocimiento a nivel internacional. Sobre todo, si esta permite la
unificación de criterios y estrategias de promoción del café, a la vez que
enfatiza la necesidad de mejorar la conformación de cadenas de suministros
eficientes entre productores (que en su mayoría son pequeños) y, por ende,
promueve la coordinación de economías de escala.
Por su parte, mejorar la promoción del café peruano
permitiría potenciar los envíos hacia nuestros principales destinos, como
EE.UU. (+43% con respecto a 2015), Alemania (+9%) y Bélgica (+15%); así como
reforzar otros mercados con potencial, como Francia (+20%), Italia (+121%) y
Países Bajos (+93%), que se encuentran entre los diez principales importadores
de café.
Más allá de una marca
Sin embargo,
más allá de las buenas intenciones en materia de promoción comercial, la cadena
productiva del café tiene serios problemas estructurales que impiden
desarrollar una producción competitiva a nivel internacional. Como ya se ha
mencionado en ediciones anteriores, el estado
actual de la infraestructura vial y portuaria dificulta que la exportación de
café alcance su potencial, debido a los elevados costos logísticos y de
transporte.
De acuerdo con
el “Estudio de análisis integral de la cadena logística en el Perú para 5
cadenas de exportación”, elaborado por el Banco Mundial por encargo del
Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, los costos logísticos del café ascienden al 21% del valor total del
producto. Es decir, una quinta parte, sin contar las ganancias y los fletes de
exportación, se va en la logística desde el campo hasta el puerto. Además, el
tiempo que demora el proceso logístico entre el fin de la cosecha y la llegada
al terminal de exportación es de 35 días, en promedio, sin considerar los
procesos que podrían llevarse en paralelo (certificación orgánica y comercio justo),
debido a las distancias entre nodos productivos y el terminal portuario, la
demora en obtención de trámites y la atomización de productores en aquellas
regiones con menor grado de asociación entre productores a través de
cooperativas, lo que dificulta el acopio.
Estas cifras demuestran la realidad de la industria
cafetera peruana, aún en pañales en lo que respecta a eficiencia, sobre todo
frente a otros países líderes como Colombia, donde el costo logístico del café
está entre el 8% y el 14% de su valor. Así, la competitividad de los productos y exportadores peruanos aumentaría si
pudiéramos reducir esos costos a través de iniciativas de inversión, tanto
públicas como privadas, para el mejoramiento de carreteras y vías rurales, la
construcción de instalaciones de acopio públicas, la agilización de trámites y
permisos, etc. A la vez, nos acercaría a la meta de
pertenecer a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE), cuyos países cuentan con las mejores prácticas de costos logísticos, al
tener un promedio menor al 10%.
No cabe duda de
que consolidar una marca para nuestro café sería beneficioso para facilitar el
acceso a mercados nuevos y potenciar la penetración en los ya existentes. No
obstante, existen aún temas pendientes en la agenda de infraestructura y
logística que deben ser abordados. Al igual que muchos otros productos
agrícolas de nuestra oferta exportadora, el café tiene un gran potencial que se
ve ensombrecido por carencias de infraestructura a lo largo de la cadena
productiva, por lo que es indispensable promover la inversión en
infraestructura y la facilitación del comercio.
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