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COMERCIO EXTERIOR: UN ESCENARIO DESAFIANTE
Por ComexPerú / Publicado en Enero 25, 2019 / Semanario 969 - Comercio Exterior
El frente externo es un eje fundamental para el crecimiento de los países. Particularmente, el comercio exterior juega un rol importante no solo para la expansión de la economía, sino también como un canal estratégico hacia una efectiva integración de los países en desarrollo con la economía global. Más aún, como bien se señala en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, el comercio internacional es un catalizador para un crecimiento más balanceado y clave para la reducción de la pobreza[1]. Sin embargo, hoy enfrenta un ambiente menos favorable con una cada vez menor expansión de la economía mundial, lo que podría limitar su desarrollo y alcance. ¿Cuáles son los retos para el Perú en esta materia?
El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su reciente publicación World Economic Outlook Update, redujo sus proyecciones para el desempeño de la economía global para 2019 y 2020, las que también fueron revisadas a la baja en su publicación de octubre último. Las crecientes tensiones comerciales y condiciones financieras más ajustadas, así como una consecuente incertidumbre respecto de las políticas que se adoptarían, afectarían no solo al producto, sino también a la inversión y el comercio global. Así, el crecimiento del volumen del comercio global de bienes y servicios no solo se habría desacelerado en 2018, al pasar del 5.3% en 2017 al 4%, sino que se mantendría en este nivel en los próximos dos años. Este “estancamiento” —con menores tasas que las registradas en 2017, tanto para las economías en desarrollo como las avanzadas— aunado a factores de riesgo para la economía mundial, podría debilitar las cadenas globales y mermar la competitividad global.
Esto no solo son malas noticias para el crecimiento de la economía local y mundial, en la medida del peso que el comercio tiene en el PBI (solo el de mercancías un 44% a nivel global, según el Banco Mundial - BM), sino para la capacidad de combatir la pobreza a través del comercio y la apertura comercial. De acuerdo con el BM, el número de personas que viven en extrema pobreza en el mundo se redujo en alrededor de 1,000 millones desde 1990, lo cual fue posible por la integración de los países en desarrollo en el comercio internacional, así como la reducción de barreras para la integración de mercados. Asimismo, señala que, si bien los determinantes de la pobreza son multidimensionales, un elemento fundamental para su reducción es el crecimiento económico que se ve impulsado por la apertura comercial a través de distintos canales, y directamente por un mayor empleo y mejores salarios[2].
En lo que respecta a nuestro país, este no ha sido ajeno a dicha experiencia. Los resultados del sector agro, hoy nuestro segundo sector exportador, son un ejemplo: de acuerdo con APOYO Consultoría, entre 2004 y 2017, la tasa de formalidad del sector creció del 16% al 25%, y pasó de crear 462,000 empleos formales a 809,000 (+4.4% anual) en la industria agraria y agroindustria. Asimismo, la pobreza del sector se redujo del 81.3% al 38.3% en este periodo, con mayor incidencia en las áreas rurales, lo cual evidencia que el comercio internacional y la reducción de barreras son fundamentales para el desarrollo y el crecimiento.
Por tanto, en un contexto global más desafiante, según las cifras del FMI, se hacen cada vez más necesarias políticas que permitan asegurar un crecimiento sostenido. Lejos de volcarnos en medidas restrictivas, debemos apuntalar aquellas que impulsen la competitividad del comercio exterior y las que permitan extender sus beneficios a mayor número de peruanos. Entre las primeras, fomentar la especialización, como se ha venido haciendo en el sector textil y confecciones, hoy más orientados a nichos de alta gama; la reducción de costos a través de la facilitación de la logística del comercio exterior; la modernización de las entidades que acompañan el desempeño del sector; la reducción de barreras arancelarias, en especial, las no arancelarias; y, no menos importante, una profundización en la liberalización del comercio de servicios. Solo de esta manera se podrá impulsar el crecimiento del sector y mitigar los efectos de posibles choques externos.
Como bien señala el FMI, la mayor prioridad es resolver de manera cooperativa los desacuerdos en materia comercial. Levantar barreras solo afectará, aún más, el crecimiento global, y con este la continua reducción de la pobreza.
[1] Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: https://sustainabledevelopment.un.org/post2015/transformingourworld
[2] Banco Mundial: El rol del comercio en la erradicación de la pobreza (2015), https://www.wto.org/english/res_e/booksp_e/worldbankandwto15_e.pdf y Comercio y reducción de la pobreza: nuevas evidencias en países en desarrollo (2018), https://www.wto.org/english/res_e/booksp_e/wto_wbjointpublication_e.pdf
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