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¿CÓMO ABASTECER EL CRECIMIENTO?
Por ComexPerú / Publicado en Marzo 13, 2020 / Semanario 1023 - Economía
El pasado 5 de marzo, se celebró el Día Mundial de la Eficiencia Energética, aunque según la Organización Meteorológica Mundial no hay nada que celebrar. De acuerdo con el informe provisional de la situación del clima en 2019, se han registrado nuevos incrementos de CO2, lo que implica el aumento, una vez más, de la temperatura global. Ante esta situación, surge el interés de responder la pregunta: ¿qué tan eficiente es el Perú respecto de su energía consumida?
Particularmente, nuestro país se ha comprometido a reducir al menos un 20% de sus emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030. No obstante, enfrentamos una disyuntiva común a todos aquellos países en vías de desarrollo: el crecimiento genera un mayor consumo energético. Desafortunadamente, aunque se cuente con varios recursos de energías renovables capaces de ser utilizados, este ritmo de crecimiento requiere iniciativas rápidas y asequibles para brindar energía a nivel nacional. Así, cobra especial relevancia la puesta en marcha efectiva del Plan Energético Nacional 2014-2025, en el cual se enfatiza la necesidad de adaptar la matriz energética para reducir el consumo de los combustibles más contaminantes y atender la necesidad de la población.
EVOLUCIÓN DEL CONSUMO ENERGÉTICO
De acuerdo con el Balance Nacional de Energía de 2017, publicado en octubre del año pasado, el consumo energético del país ha mantenido un incremento constante. Así, se alcanzaron los 846,324 terajoules (TJ) en 2017, cifra que representa un incremento del 0.5% respecto de 2016, mientras que en 2012 el consumo ascendió a 712,072 TJ.
En cuanto a la estructura de este consumo, se encuentra que las proporciones han cambiado mínimamente durante estos años. Por ejemplo, los hidrocarburos constituyen la mayor fuente de energía (65.3%), con un incremento de tan solo 0.8 puntos porcentuales (pp) respecto de 2012. Lo mismo ocurre con la electricidad (19.8%; +1.6 pp); la leña, el bagazo y el carbón vegetal (11.8%; -1.1 pp); el carbón mineral y sus derivados (2.4%; -1 pp); la bosta y la yareta (0.6%; -0.5 pp), y la energía solar (0.16%; +0.12 pp).
Sin embargo, el Plan Energético Nacional 2014-2025 considera reducir la participación del grupo leña, carbón vegetal y bagazo, por generar una mayor contaminación, hasta un 4% para el 2025. Cabe resaltar que esta participación corresponde al escenario de un crecimiento promedio del 4.5% del PBI desde 2014. Si bien el dinamismo del PBI fue menor, la contracción de 1.1 pp para dicho grupo durante cinco años muestra la dificultad para modificar la estructura de generación energética del país.
NECESITAMOS MÁS HIDROCARBUROS
El plan mencionado considera que el consumo de hidrocarburos ascenderá en 2025 a un rango entre 209 y 285 miles de barriles diarios (MBD), en el escenario más conservador. No obstante, si se considera la última publicación Estadística Anual de Hidrocarburos 2018 y los boletines estadísticos mensuales de hidrocarburos, se encuentra que, en promedio, se generaron 136.4 MBD hasta agosto de 2019, cifra menor a la producción previa a la contracción del precio del petróleo de 2016, cuando se alcanzó un promedio de US$ 42.4 por barril. Por otro lado, resalta la recuperación de la participación del petróleo, un 36.4% en los últimos dos años, mientras que al finalizar 2016 ascendía al 29.9%, aunque la producción local todavía representa menos de la quinta parte de la demanda de hidrocarburos, según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE).
Para atender los requerimientos futuros, el plan considera necesario desarrollar la infraestructura logística de distribución de combustibles para abastecer los mercados regionales, permitir que los precios de los hidrocarburos mantengan la tendencia del mercado para evitar cualquier distorsión, y modernizar las refinerías de Talara y La Pampilla. No obstante, el mayor reto es generar nuevas inversiones en el sector. En consecuencia, no sorprende que en los últimos cuatro años únicamente se hayan suscrito cuatro contratos de exploración y ninguno de explotación, aunque el Libro Anual de Recursos de Hidrocarburos registre 859 millones de barriles de petróleo fiscalizados a condiciones estándar de hidrocarburos líquidos como reservas probadas en 2018.
Por otro lado, según el último reporte de estadística petrolera, se encuentra que, a finales del año pasado, existían 39 contratos vigentes, de los cuales 13 corresponden a exploración y 26 a explotación. Asimismo, de los nueve últimos contratos suspendidos por fuerza mayor, cinco están relacionados con aspectos sociales. No obstante, en una reciente entrevista realizada por Energiminas a Seferino Yesquén, actual presidente de Perupetro, se resalta que los conflictos sociales no obedecen solo a la actividad extractiva, sino también a reclamos de servicios básicos no atendidos por el Estado. Empero, se resalta cómo el actual trabajo de socialización previa con autoridades y población involucrada para estos proyectos ha disminuido el rechazo hacia nuevos contratos, como el último suscrito en mayo del año pasado para el lote Z-64, gracias a la participación ciudadana.
En pocas palabras, para alcanzar la meta de 100 MBD de petróleo producido en 2023, se requieren más iniciativas que involucren una mayor relación con la comunidad. Por otro lado, también conviene revisar el régimen actual de regalías. En particular, dentro de América Latina se encuentra que Brasil, que lidera la producción con 3,428 MBD durante 2018, considera una tasa entre un 5% y un 10%, mientras que México, que ocupa el segundo puesto (2,084 MBD), aplica un intervalo entre un 2.5% y un 15%. Por su parte, el Perú mantenía a 2016 una regalía promedio del 20.5%, situación que vendría bien revisar, según la propuesta de regalías por parte de Perupetro.
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