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De la inclusión a la revolución
Por Jessica Luna / Publicado en Julio 25, 2016 / Semanario 854 - Editorial

Durante los
cinco años del Gobierno que está de salida, se vendió la “inclusión social”
como una especie de receta para disminuir la desigualdad en el país y así
atender a los “excluidos”. Mensajes como “incluir para crecer”, “la inclusión
es el norte” o “…es la niña de mis ojos” eran el pan de cada día del Ejecutivo.
Pero ¿de qué se trataba la inclusión social? Pues de un conjunto de acciones
que apuntaban a reducir la pobreza e impulsar el crecimiento económico,
implementando y reforzando programas sociales, así como invirtiendo en
educación, tecnología e innovación. ¿Se logró?
Según cifras
del MEF, en 2011, el gasto en asistencia social del Gobierno nacional fue de
unos S/ 1,797 millones, año en que la pobreza se redujo en 3 puntos porcentuales,
mientras que en 2015 este alcanzó los S/ 3,994 millones, con una reducción de
la pobreza de 0.9 puntos. Ergo, un mayor gasto en programas sociales no se
tradujo en un mayor impacto en reducción de la pobreza. Y lo más grave es que,
con tal nivel de gasto, estamos peor en algunos indicadores. Por ejemplo, la
anemia infantil aumentó del 41.6% en 2011 al 43.5% en 2015.
Si bien en
educación hubo avances, sobre todo en materia de gestión, razón quizás por la
cual el hasta ahora ministro de dicha cartera continuará al mando, en lo que
respecta a tecnología e innovación seguimos rezagados. Nuestro país apenas
gasta un 0.12% de su PBI, mientras que países como Colombia, Chile y Brasil
gastan un 0.2%, 0.45% y 1.16%, respectivamente. Y, en cuanto a desempeño económico,
en 2015 crecimos un 3.26%, mientras que en 2011 lo hicimos un 6.92%. Entonces,
el enfoque de “inclusión social”, tal cual lo desarrolló este Gobierno, no
logró su objetivo.
En este
contexto, el Gobierno entrante plantea “revolucionar” el enfoque de las
políticas públicas y trabajar en las brechas sociales, económicas,
institucionales y de infraestructura que afectan al país. Tarea nada fácil, ya
que deberá enfrentar no solo un contexto internacional que aún es desfavorable
para países en desarrollo como el nuestro, sino también la sobrerregulación y
burocracia excesiva impuesta en los últimos años, las que, por ejemplo, en el
sector hidrocarburos mantienen paralizados 31 contratos por situación de fuerza
mayor.
Entonces, el desempeño del próximo Gobierno será
medible y cuantificable no por cuánto más gaste en tal o cual sector, ni mucho
menos en tal o cual programa asistencialista, sino en cuánto se reducen tales
brechas de acá a 2021; es decir, en base a eficiencia, a resultados, como bien
señala el próximo primer ministro. Nuestros mejores deseos para el nuevo
Gobierno y desde la Sociedad de Comercio Exterior del Perú confiamos en que se
lograrán los objetivos planteados, liderados por la visión de un Estado
facilitador, al servicio del ciudadano y generador de oportunidades.
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