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¿Despertando los espíritus animales?
Por ComexPerú / Publicado en Agosto 07, 2017 / Semanario 901 - Economía
En los meses
pasados, con los escándalos de corrupción, particularmente del caso Lava Jato,
y el fenómeno El Niño costero, el desempeño de la actividad económica del Perú
era incierto, siendo los sectores más afectados aquellos relacionados con la
infraestructura. De acuerdo con el Informe de Competitividad Global 2016-2017,
elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), la
calidad de la infraestructura peruana se encuentra ligeramente por debajo del
promedio de los países de América Latina y el Caribe (3.6 puntos de 7) y se
encuentra en el puesto 89 de 138 países. Asimismo, de acuerdo con el mismo
informe, la provisión inadecuada de infraestructura es uno de los 5 principales
problemas que impiden un óptimo desempeño de la actividad empresarial en el
país y, junto con otras dificultades, desincentivan la inversión.
La ejecución de
inversiones, en particular de los megaproyectos de infraestructura, ha sido un
tema muy politizado y no debe dejarse de lado en la agenda, pues resulta
sumamente relevante para dinamizar el crecimiento y, así, promover el
desarrollo y la sostenibilidad de la economía peruana en el largo plazo. Dicho
esto, en las últimas semanas, se han producido hechos positivos con respecto a
dos de estos proyectos: la Línea 2 del Metro de Lima y Callao y la ampliación
del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez (AIJCH).
Hace dos
semanas, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) anunció que se
iban a retomar las obras para el megaproyecto del metro que uniría los
distritos del Callao y Ate. Este proyecto supone una inversión proyectada de S/
16,625 millones y beneficiará a un 7.5% de la población peruana, según la ficha
de registro del proyecto en el Sistema Nacional de Inversión Pública. Por otro
lado, la semana pasada, se firmó la séptima y última adenda entre Lima Airport
Partners (concesionario) y el MTC, lo que daría inicio a la ampliación del AIJCH,
proyecto que había sido postergado durante 12 años.
La adenda busca
resolver las interferencias de tuberías de Sedapal y Cálidda para enero de 2018,
con el fin de obtener los terrenos 100% liberados y poner en marcha el proyecto
en el segundo semestre del mismo año. Cabe mencionar que, de acuerdo con la
auditoría Skytrax, que todos los años publica “Los 100 mejores aeropuertos del
mundo”, este año, el AIJCH cayó a la tercera ubicación a nivel latinoamericano,
por debajo de El Dorado, en Bogotá, y Mariscal Sucre, en Quito. Por ello, esta
ampliación podría recuperar la posición del AIJCH en la región y, a su vez, es
un elemento importante para el desarrollo económico moderno, pues, al aumentar
su capacidad, mejora la conectividad con cualquier región del mundo y así
impacta positivamente en el comercio y turismo desde y hacia nuestro país.
En búsqueda de la confianza
Si bien
saludamos la puesta en marcha de dos proyectos emblemáticos y urgentes para el
mejoramiento de la infraestructura en nuestro país, no debemos dejar de lado
los proyectos ubicados en el sur: el Aeropuerto de Chinchero en Cusco y el
Gasoducto Sur Peruano (GSP). Ambos simbolizarían un nuevo paso para lograr la
descentralización, que tanto ha fallado debido al deficiente desempeño de los
gobiernos regionales y locales.
Respecto de Chinchero,
luego de muchas idas y venidas, en el marco de una cuestionada adenda y salida
de ministros, nos encontramos con que dicho proyecto ha sido suspendido y se
vienen evaluando los siguientes pasos para asegurar la ejecución de acuerdo con
los intereses del Estado y, en particular, de la región del Cusco. Mientras que,
en el caso del GSP, bien podría agilizarse, por lo que es importante definir
plazos. La desconfianza difundida entre la población obliga a que se demuestren
hechos y, de momento, no los hay. Recordemos que el GSP fue interrumpido por el
caso Lava Jato, ya que Odebrecht, la empresa concesionaria, era la protagonista
y no pudo conseguir el financiamiento en medio de una ola de críticas al
proyecto.
El Perú necesita que las personas vuelvan a creer en él y, para
lograrlo, hay que demostrar que las cosas funcionan. Así, las medidas tomadas
frente a los megaproyectos de la Línea 2 y la ampliación del AIJCH contribuyen
en algo al resarcimiento de la pobre imagen que han dejado los escándalos de
corrupción y el escaso diseño financiero en los proyectos. Asimismo, reflejan
la agilización en la mejora de la infraestructura de la capital. En ese
sentido, resulta esencial que los Gobiernos, nacional y regionales, evidencien
eficiencia en su gestión para volver a generar confianza y así despertar los “espíritus
animales” de los que hablaba el economista John Maynard Keynes, de tal manera
que se motive la inversión y, consecuentemente, se dinamice la economía
peruana.
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