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EL ORO NEGRO, ¿CÓMO VA?

Por ComexPerú / Publicado en Febrero 16, 2018 / Semanario 925 - Actualidad

El año 2017 se vio marcado por una tendencia al alza en el precio de la mayoría de los commodities. En el mercado del petróleo, de acuerdo con el Banco Mundial (BM), las continuas caídas de los inventarios en un contexto de restricciones en la producción del crudo y una mayor demanda respaldaron esta tendencia alcista. Una mejora en las perspectivas del crecimiento global, eventos climáticos en EE.UU., así como la ampliación del acuerdo de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para limitar la producción, fueron factores críticos que, sumados a las tensiones en el Medio Oriente, impulsaron el precio del crudo. Si bien durante la primera mitad del año los precios se mantuvieron bajos (debido a la recuperación del shale oil en EE.UU. y el aumento en la producción de Libia y Nigeria —miembros de la OPEP que quedaron fuera del acuerdo—, según el Fondo Monetario Internacional), entre agosto y mediados de diciembre, los precios crecieron un 20%, al alcanzar los US$ 60 por barril.

Según estimaciones del BM, el precio promedio del petróleo en 2017 fue de US$ 53/barril (por encima de los US$ 43/barril en 2016) y subiría a US$ 56 por barril en 2018, debido a una mayor demanda y la prevalencia de acuerdos para recortes de producción en países OPEP y no OPEP. Sin embargo, existe cierta incertidumbre sobre estas proyecciones, que incluyen riesgos asociados a rigideces geopolíticas en Medio Oriente y un mayor grado en el cumplimento del recorte de la producción de petróleo de la OPEP, lo que reforzaría la recuperación del precio del crudo. No obstante, sin un acatamiento y extensión del acuerdo OPEP, así como una respuesta rápida de los productores estadounidenses, el precio sería presionado a la baja. Cabe señalar que, según la Energy Information Administration (EIA), la producción de crudo en EE.UU. sobrepasó los 10 millones de barriles en noviembre de 2017, el segundo nivel más alto desde 1970, y se prevé que dicho país se convertirá en un exportador neto de energía en 2022.

Por su parte, la OPEP estima que la demanda mundial en 2018 alcanzaría los 98.6 millones de barriles por día (mbd), es decir, un crecimiento de 1.59 mbd respecto de 2017, gracias a las mejores condiciones económicas globales y un entorno del precio del crudo relativamente constante. Asimismo, estima que la oferta en los países no OPEP alcanzaría los 59.26 mbd (+1.4 mbd). Con ello, este mercado alcanzaría un equilibrio en 2018.

Y EL PERÚ ¿QUÉ ESPERA?

En este contexto, la industria petrolera peruana ha mostrado un avance, principalmente por el ajuste en el precio del petróleo, que se tradujo en mayores ingresos para el fisco en el último año. De acuerdo con información de la Sunat, los ingresos tributarios provenientes de la actividad de hidrocarburos ascendieron a S/ 2,148 millones en 2017, un 26% más que en 2016, aunque muy por debajo de los niveles alcanzados en el periodo 2012-2014 (por encima de los S/ 4,400 millones cada año). Asimismo, el monto recaudado por concepto de impuesto a la renta (IR) de tercera categoría (pagado por las empresas) del sector sumó unos S/ 723.4 millones (+83.6%), igualmente menor al registrado en el período 2012-2014 (por encima de los S/ 1,780 millones por año).

Sin embargo, pese a esta recuperación en la recaudación, nuestra industria petrolera se encuentra muy venida a menos. El nivel de producción registrado en los dos últimos años, de 40.36 y 43.56 miles de barriles por día (MBPD), en 2016 y 2017, respectivamente, ha sido el menor de los últimos cinco, según cifras de Perupetro. De igual forma, según información del Ministerio de Energía y Minas (Minem), el número de contratos de exploración se redujo considerablemente al pasar de 60 en 2015 a 25 en 2017. Cabe mencionar que en diciembre último se registró solo 20 contratos de exploración, con una reducción en la inversión en exploración, que totalizó unos US$ 17.1 millones en 2017, frente a los US$ 946.7 millones alcanzados en 2012, según Perupetro. De este modo, la perforación de pozos exploratorios se redujo drásticamente: en 2011 y 2012 se perforaron 15 y 9 pozos, mientras que en 2016 y 2017, 0 y 4 pozos, respectivamente, lo que es de especial importancia si tenemos en cuenta que ya entre 2013 y 2016 el nivel de reservas probadas de petróleo había caído un 41%.


Consecuentemente, las regalías para el Estado y los ingresos por canon han sufrido una gran pérdida. En el primer caso, los ingresos por contratos de licencia y servicios en 2017 fueron un 58.6% menores a los de 2012, y los ingresos por canon distribuido a las regiones, un 46.2% menores.

Lo anterior hace evidente la urgencia de implementar reformas internas que puedan mitigar los efectos negativos o capitalizar los choques de oferta positivos, como sucede hoy. El nuevo Reglamento de las Actividades de Exploración y Explotación de Hidrocarburos es un paso adelante, pero urge la implementación de la Ventanilla Única de Hidrocarburos y, como bien señala el Minem, mejorar la transparencia, predictibilidad y eficiencia de los contratos, así como darle un nuevo rol a Perupetro.

Si queremos que nuestra industria despegue, necesitamos actualizar nuestra normativa y dar señales positivas al mercado.


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