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EMPLEO FORMAL DISMINUYÓ EN 2.1% DURANTE SETIEMBRE 2021 RESPECTO A NIVELES PREPANDEMIA: ¿CÓMO LO RECUPERAMOS?
Por ComexPerú / Publicado en Febrero 25, 2022 / Semanario 1109 - Economía
De acuerdo con el último reporte de inflación, publicado por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), el dinamismo de la economía peruana supera los niveles prepandemia desde el tercer trimestre de 2021. Pese a ello y la mayor cercanía para “volver a la normalidad”, el mercado laboral continúa sin recuperarse, pues el incremento en puestos de trabajo se concentra en la informalidad, la cual ascendió al 74.1% durante el tercer trimestre del año pasado (+411,156 empleos informales respecto del mismo periodo de 2019).
En contraste, la cantidad de trabajadores formales que laboran en el sector privado todavía no supera los resultados prepandemia, pues ascendieron a 3,674,618 durante setiembre de 2021, según el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), lo que significó una reducción del 2.1% (-78,882 empleos) con respecto al mismo mes de 2019.
Este resultado fue explicado por el mejor desempeño del sector agrícola, donde los puestos de trabajo formales en el sector privado ascendieron a 443,627 en setiembre del año pasado, según el MTPE, lo que representó un crecimiento del 30.4% con relación al mismo mes de 2019 (+103.294 empleos). Cabe resaltar que este incremento se concentró en las empresas con más de 100 trabajadores del sector, donde aumentó en 105,764 empleos y, en menor medida, en aquellas de hasta 10 trabajadores (+123 empleos), resultados que superan el incremento total en el sector por la contracción en aquellas entre 11 y 100 trabajadores (-2,593 empleos).
No obstante, la recuperación de los empleos formales privados en los sectores de servicios, los cuales en conjunto explicaron 1,740,087 empleos (un 47.4% en total) durante setiembre de 2021, continúa severamente limitada, pues esto significó una contracción del 10.7% (-208,060 empleos) respecto del mismo mes de 2019. Durante el mismo periodo, el sector actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler fue el más afectado al descender a 671,124 puestos de trabajo (-58,928 empleos); seguido por las actividades de enseñanza, con 186,911 (-54,084 empleos), y los hoteles y restaurantes, con 132,682 (-35,977).
INVERSIÓN PRIVADA: MOTOR DE CREACIÓN DE EMPLEOS FORMALES
Ante esta situación, resulta relevante analizar cómo recuperar los puestos de trabajo formales perdidos e incentivar su mayor creación, de tal manera que se permita a los trabajadores informales acceder a mejores condiciones laborales. De acuerdo con diversas investigaciones, la inversión es fundamental, pues las actividades que genera producen una mayor demanda de empleos. Sin embargo, no todas las inversiones son iguales, ya que generan diferentes efectos sobre el mercado laboral.
De acuerdo con el Banco Mundial, las inversiones públicas (creación de infraestructura de agua y saneamiento, autopistas, etc.) tienen el potencial para generar empleos a través de la demanda de trabajadores para la construcción e, indirectamente, a través de la mayor demanda de insumos. No obstante, a pesar de impulsar el crecimiento económico y crear empleo, su efecto es principalmente de corto plazo, pues no necesariamente se traducirá en una mayor productividad, además de que, para su correcto funcionamiento, requiere una gestión ejemplar para evitar que los pasivos creados (costos operativos y de mantenimiento) se traduzcan en lastres para la economía.
Por el contrario, el impacto y el dinamismo en la creación de empleos e ingresos formales para el mediano y largo plazo se alcanza a través de una mayor infraestructura tecnológica que permita aumentar directamente la productividad (implementación de fibra óptica, difusión del internet, creación de trenes, puertos, enlaces intermodales, etc.). De acuerdo con el Banco Mundial, esto último se puede lograr con la participación del sector privado en el financiamiento de inversiones para la exploración de energía, mejor logística o servicios relacionados con los sectores productivos, si se proporciona un régimen de inversión claro, que traiga consigo financiación, innovación y tecnología.
Cabe resaltar que la capacidad de generación de empleos del sector privado trasciende estas grandes inversiones en infraestructura, pues finalmente esta inversión se canaliza directamente en los negocios y fortalece la capacidad de contratación de los empleadores. Esta es la inversión necesaria para recuperar los empleos perdidos, no la expansión del gasto público a través de empleos temporales, los cuales solamente serán útiles en el corto plazo, pero en escala reducida.
En ese sentido, si bien todavía no existen resultados de empleo al cierre de 2021, es importante resaltar que existe una clara relación entre la creación de capital físico y de empleos formales durante el periodo 2008-2020, como ponen en evidencia los gráficos a continuación. Una muestra de ello es que, en 2019, la cantidad de empleos formales ascendió a 4,670,325 (+35% respecto a 2010), de acuerdo con la Enaho, lo cual fue acompañado con un incremento a S/ 101,315 millones a precios constantes de 2007 (+33%), aunque la inversión pública solamente aumentó a S/ 23,978 millones a precios constantes (+9.2%), según el BCRP.
La semejanza entre el incremento de la inversión privada y el incremento de los puestos de trabajo formales no es una sorpresa, pues esta representó aproximadamente el 80% de la inversión en capital durante la década pasada (ver Semanario 1108). La inversión privada también destaca por su mayor dinamismo, pues, al cierre de 2021, esta ascendió a S/ 116,364 millones a precios constantes de 2007 (+ S/ 49,924 millones respecto a 2008), mientras que la pública, solamente a S/ 25,076 millones (+ S/ 10,720 millones).
Esto sin mencionar que, al margen del presupuesto que se asigne al sector público, todos los años devuelve una proporción considerable del monto asignado a inversiones. Esto se observa en los resultados de 2021, un año clave para la recuperación económica, donde solamente se ejecutó el 77.8% del presupuesto del Gobierno nacional, el 71.5% del presupuesto de los Gobiernos regionales y el 63.4% de los Gobiernos locales, según el reporte de eficacia del gasto público elaborado por ComexPerú.
RETOS PARA LA INVERSIÓN PRIVADA
Entonces ¿por qué tanto recelo con el sector privado? A pesar de los compromisos del Ejecutivo para favorecer la inversión privada, diversas declaraciones y acciones demuestran todo lo contrario. De acuerdo con la Encuesta a líderes empresariales, publicada por Ipsos Perú en diciembre 2021, los encuestados consideran que la prioridad del presidente Castillo debería radicar en transmitir confianza al país para aumentar la inversión privada. Es decir, a pesar de la voluntad del sector privado por invertir más, estos esfuerzos se pierden ante el temor de la Asamblea Constituyente y la falta de profesionales calificados y honestos en los gabinetes ministeriales.
El efecto de la inestabilidad política sobre las inversiones se aprecia mejor en los resultados del índice de expectativas de la economía a 12 meses, el cual comenzó a deteriorarse desde abril de 2021, mes en el cual concluyó la primera vuelta de las últimas elecciones generales. Desde junio del año pasado, las expectativas se encuentran en terreno negativo, con la única excepción de octubre, cuando alcanzaron el valor de 50.97 (se consideran positivas a partir de 50).
Es decir, actualmente, se tiene menos esperanza en el desempeño económico del país que lo registrado en plena pandemia y en años previos. Por ello, no sorprende que las últimas proyecciones del BCRP estimen que, en 2022, la inversión privada registrará una tasa de crecimiento del 0%, y recién en 2023 aumentaría un 2% con respecto a los resultados de este año. Evidentemente, esto solo limitaría la recuperación económica y la creación de empleos formales.
Lamentablemente, el Gobierno continúa ignorando las necesidades del mercado laboral formal y apuesta por medidas que solamente dificultarán su recuperación. Por ejemplo, recientemente, se publicó el Decreto Supremo N.° 001-2022-TR, el cual modifica la tercerización laboral y obliga a las empresas que utilizan esta modalidad a contratar a los trabajadores. Eso a pesar de que inclusive el Ministerio de Economía y Finanzas reconoció las severas consecuencias que ello puede generar, pues las empresas no necesariamente tendrán las capacidades para contratar a los trabajadores involucrados.
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