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Huelga contra la educación
Por ComexPerú / Publicado en Agosto 14, 2017 / Semanario 902 - Actualidad
Desde el pasado
15 de junio, en la ciudad del Cusco, el Sindicato Único de Trabajadores de la
Educación del Perú (Sutep) viene acatando una huelga indefinida. Mediante esta
medida de fuerza demandan el aumento de salarios y la derogación de la Ley N.º
29944, Ley de Reforma Magisterial. Así, en el transcurso de la misma, se han
sumado docentes de 15 departamentos, quienes mantienen paralizadas las labores
educativas en gran parte del país.
Por su parte,
el Ministerio de Educación (Minedu) decidió sancionar desde el 7 de agosto a
todos los docentes que no asistieran a impartir clases, con descuentos que se
efectuarían en función a la treintava parte del sueldo mensual cada día; y de
cumplirse tres días, se procedería a iniciar el proceso para despedir a los
profesores y contratar nuevos docentes, para que los estudiantes no pierdan más
días de clase y, por ende, el año escolar.
A pesar de las acciones
tomadas por el Ejecutivo, en algunos departamentos se rehusaron a acatar dichas
disposiciones. Tal es el caso de Puno, donde el Director Regional de Educación sostuvo
que no descontarían a los maestros, a la espera de un documento oficial que
ordene tal medida administrativa.
¿Tienen
sustento las demandas del Sutep como para poner en riesgo la educación de miles
de peruanos? Veamos…
Piden y piden sin someterse a la meritocracia
Según cifras
del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), al 2016, el gasto devengado en
educación registró un crecimiento promedio anual del 12.4% en los últimos cinco
años, frente al 7.4% del gasto devengado total. Por su parte, el Presupuesto
Institucional Modificado de 2017 asignado a esta cartera fue de S/ 29,142 millones
(17.2% del total). Cabe mencionar que la remuneración al personal docente en
2017 representa el 51.1% del presupuesto total en educación.
En cuanto a las
demandas, el Sutep exige el aumento inmediato del piso salarial de S/ 1,781 a
S/ 2,000 para la primera escala y de S/ 3,116 a S/ 3,500 para la sexta,
mientras que el Estado contemplaba hacerlo a inicios del próximo año. Al
respecto, según el Instituto Peruano de Economía (IPE), dicha demanda
requeriría de S/ 4,000 millones adicionales, que serían equivalentes al
presupuesto del año de los programas sociales Cuna Más, Juntos, Pensión 65,
Qali Warma y Tambos, en conjunto.
Además,
solicita que se fije un compromiso que garantice que, para 2021, el piso de la
primera escala sea de S/ 4,050, lo cual no estaría permitido legalmente, ya que
las instituciones públicas solo pueden establecer su presupuesto con un año de
antelación y no se les permite realizar un compromiso presupuestal multianual.
Tal como
señalamos en ediciones anteriores (ver semanarios N.° 685, 750 y 816), el Sutep se
ha mostrado en contra de la Ley de Reforma Magisterial y muchos profesores han optado
por rechazar la meritocracia. De esta manera, se oponen a toda reforma, mejora
y modernización en la estructura de la educación en nuestro país y convocan a
paros donde los más perjudicados son los alumnos.
Como mencionamos
precedentemente, el Ejecutivo ya dispuso medidas para que miles de alumnos a
nivel nacional no pierdan el año escolar. Sin embargo, al cierre de la presente
edición, van más de 50 días de paro, los cuales podrían alargarse en departamentos
donde no existe la disposición de cumplir la normativa. Esto genera, además de
un impacto negativo en la educación, costos para las economías de los departamentos
donde se acata el paro. De acuerdo con la Asociación Peruana de Operadores de
Turismo Receptivo e Interno, la huelga de docentes le cuesta US$ 100 millones
diarios a la economía cusqueña. En otras palabras, solo en los primeros 45 días
de huelga, Cusco habría perdido cerca del 3% de su PBI no minero. Esto se
acentúa en un ambiente de inseguridad que limita una de las actividades claves
de la ciudad: el turismo.
Lamentablemente,
no es la primera vez que el Sutep demuestra su falta de compromiso con la
sociedad, en perjuicio de los alumnos y de la economía de las regiones donde se
acata el paro. Recordemos que las acciones violentas que se desprenden de las
paralizaciones, las cuales atentan contra el orden público y la propiedad
privada, constituyen delito de disturbio y son sancionables bajo el artículo
315° del Código Penal, con pena privativa de la libertad (cárcel) no menor a 6
años, y que incluso se puede aplicar la famosa ley de flagrancia. Si bien
esperamos que se llegue a un acuerdo entre el Gobierno y los docentes, no
podemos dar el mensaje, una vez más, de que existe impunidad cuando se trata de
protestar.
Es importante actuar
con inteligencia para neutralizar protestas desmedidas, sobre todo de un grupo
de interés que a través de los años se resiste a la modernidad del sector en el
que se desempeña. Es inaudito que un grupo sindical ponga contra las cuerdas al
Estado. Mano dura con los radicales. Todo sea por el interés de asegurar la
educación pública de miles de alumnos a nivel nacional.
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