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LA CREACIÓN DE INFRAESTRUCTURA REQUIERE ADAPTARSE A LA COVID-19 Y LAS INEFICIENCIAS QUE LA AQUEJAN
Por ComexPerú / Publicado en Mayo 07, 2021 / Semanario 1073 - Hechos de Importancia
Como las demás políticas públicas clave en el país, la mejora de nuestra infraestructura sufrió un ajuste brusco de su agenda producto de la COVID-19. En especial, la inversión privada, que representa más del 80% del total, cayó estrepitosamente en 2020, al reducirse un 16.5% respecto del año anterior, de acuerdo con el último Reporte de Inflación del Banco Central de Reserva del Perú. Y, por si fuera poco, la ejecución del Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC), que contiene los proyectos de infraestructura de mayor impacto a nivel nacional, se encuentra casi en pausa, pues 16 de 32 proyectos con avance sufrieron limitaciones o estuvieron paralizados en 2020 (ver Semanario 1065).
Por ello, lo que se necesita ahora son soluciones y alternativas que hagan más eficaces y eficientes los mecanismos de creación y mejora del capital. Esto, por supuesto, requiere conocer y atender la situación en la que se encuentra nuestra infraestructura de mayor envergadura de 2021 en adelante. A continuación, repasaremos algunos casos emblemáticos en uno de los sectores con mayor inversión en infraestructura de este tipo: transportes.
UNA NUEVA REALIDAD PARA LOS AEROPUERTOS
Posiblemente, hoy en día la infraestructura de transporte más afectada son los aeropuertos, que se encuentran en un escenario comercial incierto, producto de la enorme disminución de pasajeros y restricciones de vuelos, contexto que con mucha seguridad seguirá en el corto y mediano plazo. La paralización de actividades más la fuerte reducción del tráfico aéreo generó que el calendario de muchos proyectos se aplace, mientras que otros incluso debieron reformularse.
El ejemplo más claro ha sido el proyecto de ampliación del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. De acuerdo con su Plan de negocios de 2021, publicado por el Ositrán, la ejecución del lado aire del proyecto durante 2020 enfrentó demoras por el Estado de Emergencia, la escasez de insumos y el personal contagiado con poca capacidad de reemplazo; mientras que el lado tierra experimentó un rediseño por el cambio drástico en las proyecciones de tráfico, que impactó la ingeniería, el financiamiento y otros aspectos del proyecto.
En cuanto al resto de aeropuertos, se han observado ajustes en su inversión planificada. Según sus planes de negocio más recientes, Aeropuertos del Perú (AdP), concesionaria del primer grupo de aeropuertos regionales; Aeropuertos Andinos del Perú (AAP), concesionaria del segundo grupo de aeropuertos regionales, y Corpac, empresa pública que opera el resto de los aeropuertos regionales, invertirían un 51.6%, 36.4% y 68.8% menos en 2021, respectivamente, con relación a lo que tenían programado antes de la pandemia. Cabe resaltar que, en el caso de AdP, múltiples proyectos han enfrentado un nuevo retraso producto de que el Ministerio de Transportes y Comunicaciones ha devuelto sus estudios al considerar que, por los efectos de la COVID-19, no es posible realizar estudios de proyecciones de demanda (ver Semanario 1061).
OTRAS INFRAESTRUCTURAS CON AVANCE…PERO CON LOS PROBLEMAS USUALES
En el sector portuario, el menor comercio internacional no ha detenido la expansión del Terminal Portuario Salaverry y el Terminal Portuario San Martín-Paracas, que continuaron sus obras correspondientes a la primera y segunda etapa, y segunda y tercera etapa de sus concesiones, respectivamente. De hecho, en marzo de 2021, el Terminal San Martín-Paracas culminó dichas obras, las cuales fueron recibidas oficialmente por la Autoridad Portuaria Nacional (APN), con lo cual cerró una inversión estimada de más de US$ 200 millones.
A su vez, en el mismo mes, se aprobaron los expedientes técnicos de la segunda fase del Terminal de Contenedores del Muelle Sur del Callao, con lo cual ya hay luz verde para que se inviertan más de S/ 1,200 millones en la ampliación del muelle, la zona de almacenaje, nuevas grúas pórtico, entre otras obras. A esto le podemos añadir los proyectos de modernización de los puertos de Ilo e Iquitos, comandados por la Empresa Nacional de Puertos, y la habilitación portuaria que la APN otorgó a la primera etapa del Terminal Portuario de Chancay.
Por otro lado, el desarrollo de las principales carreteras que conforman la Red Vial Nacional fue dispar, pues si bien se han registrado avances, en múltiples proyectos se siguen enfrentando las mismas problemáticas: retrasos en la liberación de terrenos, levantamiento de restricciones, revisiones de expedientes, etc. Estas caracterizan, por ejemplo, a la Red Vial N.° 4, la Longitudinal de la Sierra Tramo 2 y la Autopista del Sol, tres proyectos incluidos en el PNIC que desde hace años no pueden avanzar en sus obras principales.
En relación con el desarrollo de las vías férreas, en una situación similar se encuentra la Línea 2 del Metro de Lima y Callao. De acuerdo con su plan de negocio, la falta de entrega de áreas de la concesión, así como diferencias técnicas y contractuales, están retrasando el avance del proyecto. A nivel de ferrocarriles, recientemente, ProInversión declaró desierto el concurso de adjudicación del Ferrocarril Huancayo-Huancavelica, proyecto también incluido en el PNIC y que puede beneficiar a más de 250,000 personas (ver Semanario 1036), con lo cual lastimosamente la agencia de promoción de inversiones vuelve a mostrar dificultades para generar nuevas concesiones.
FLEXIBILIDAD HACIA EL FUTURO
En definitiva, la pandemia ha impactado la capacidad de diversos sectores de ampliar y mejorar su infraestructura. El caso del sector transportes muestra que ello ocurre en mayores y menores niveles, pero también que las ineficiencias que aquejan a varios proyectos siguen ahí.
Por consiguiente, quizás lo que las partes involucradas (Estado, empresas y reguladores) requieren ahora es cierta flexibilidad, para, por un lado, adecuarse a los efectos de la COVID-19 (en términos de reformulaciones, ajustes contractuales, cambios en cronogramas, etc.) y, por el otro, dar respuesta rápida al cierre de brechas, puesto que los mecanismos actuales siguen entrampados. En ese sentido, alternativas como los acuerdos de Gobierno a Gobierno deben ser bienvenidas, si, considerando todos sus costos y beneficios, representan un camino más eficiente (ver Semanario 1060).
Llamémosle adaptación, optimización, o cualquier otro nombre; de una u otra manera, deben llevarse a cabo cambios en aras de que de una vez por todas contemos con infraestructura de primer nivel en el Perú.
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