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LAS MYPES EN EL PERÚ: ¿CÓMO PROMOVER SU INSERCIÓN EN EL SECTOR FORMAL?
Por ComexPerú / Publicado en Mayo 27, 2022 / Semanario 1121 - Economía
Como mencionamos en el Semanario 1120, el 86.3% del total de mypes en el Perú fueron informales en 2021, 1.6 puntos porcentuales (pp.) más que lo registrado en 2020. Además, estos negocios emplearon a más de 7.7 millones de peruanos, lo que representa, aproximadamente, un 42.5% de la población económicamente activa (PEA) en dicho año. Estas cifras demuestran la importancia de las mypes para el país; pero también ponen en evidencia el alto grado de informalidad en el sector. Por ello, es importante entender las características específicas de este grupo de empresas, así como cuáles son los determinantes que impulsarían su formalización.
En esa línea, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) analiza la dinámica y los determinantes del crecimiento de las mypes en el Perú, mediante el marco conceptual de la “valla de calidad”[1]. El documento de estudio pone énfasis en las condiciones necesarias para la formalización productiva de las mypes, a través de mejoras sostenidas del desempeño que les permitan pasar de una tecnología tradicional a una moderna.
Al analizar a las mypes rurales y su inserción en las cadenas agroexportadoras, se encuentra que las empresas de este tipo en la costa son líderes en términos de productividad y manejo del conocimiento; mientras que, por otro lado, existen dueños de tierras con bajos niveles de productividad, según los autores.
Esta situación se ha incrementado en los últimos años. El Banco Mundial estima que, entre 2007 y 2015, la productividad total de factores (PTF) creció a una tasa mayor al 7% anual en la costa (donde se encuentra la agricultura moderna, normalmente de grandes extensiones), mientras que se mantuvo estancada en la sierra y la selva. El boom agroexportador registrado en los últimos 20 años, en el que las exportaciones agrícolas pasaron de US$ 400 millones en 2001 a más de US$ 8,000 millones en 2021, según cifras de la Sunat, se debe en buena medida a los envíos de las grandes empresas.
LAS MYPES EN EL PERÚ
Al analizar los sectores en los que participan las mypes en el Perú, según datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), en 2021, el 14.7% del total de mypes se dedicaba a la producción; el 36.7%, al comercio; y el 48.6% al sector servicios (por ejemplo, servicios de consultoría independiente, técnicos, etc.).
Por otro lado, entre las características de las mypes que influyen en el desempeño de sus negocios se tiene, por ejemplo, que solo un 47% de los emprendedores mype contaban con al menos un producto financiero formal y un 25% empleaba métodos de ahorro informal; además, más del 76% de estas no llevaba ningún registro de cuentas.
Dado el contexto en el que se desarrollan las mypes en el Perú, en su mayoría en el sector informal, el documento del BID sugiere que existe un potencial relevante para las mypes que se encuentran en la informalidad, pues con las condiciones adecuadas podrían dar el salto de calidad para producir de manera moderna e insertarse en cadenas de valor dinámicas.
Los autores mencionan que se requiere una combinación de políticas transversales y sectoriales. Un ejemplo de políticas sectoriales genéricas (para todo el sector) es la Ley de Promoción Agraria, vigente entre 2000 y 2020, la cual permitió un régimen laboral especial más flexible, que se adecuaba a las características del sector agrícola moderno y, en combinación con otras políticas públicas, impulsó el boom del sector.
Además, los autores resaltan que el Estado tiene tres grandes debilidades en lo que respecta a sus intervenciones. Primero, suele intervenir con instrumentos o herramientas no adecuados a la realidad productiva territorial. Segundo, dichos instrumentos no están coordinados o articulados entre sí, es decir, cada entidad pública que interviene ignora en buena medida lo que hacen las otras (existen problemas de coordinación). Finalmente, como tercer problema, no existe escala[2].
Para revertir estas grandes debilidades, es necesario que el Estado entienda el contexto local de los productores y diseñe políticas adecuadas a su realidad, pues los problemas de las mypes son muy específicos. Asimismo, se debe identificar a todos los actores públicos y privados relevantes en cada ecosistema territorial para lograr que la mayor parte de los productores se inserte en las cadenas de valor dinámicas. Además, resulta clave contar con planes de acción y determinar responsabilidades por actor/ejecutor, como proveer campañas de acompañamiento, asistencia técnica, apoyo a la asociatividad y financiamiento, entre otros.
Finalmente, el BID recomienda intervenir de forma productiva a escala en cadenas de valor subnacionales, mediante entidades públicas disponibles como las CITE, las ONG o los Gobiernos regionales, que pueden articular mesas ejecutivas territoriales. Por su parte, los problemas subnacionales que no puedan resolverse en ese nivel de gobierno deben ser elevados a instancias nacionales, lo cual requiere mecanismos que lo permitan.
La situación en la que se encuentran las mypes es realmente preocupante. El rol del Gobierno en la promoción de la capacidad formal de estas empresas es clave. Las acciones deben ir desde una adecuada provisión de los servicios públicos básicos, que les brinden mejores condiciones para desarrollar sus actividades, hasta actividades de promoción empresarial con especial énfasis en ellas. Pongamos mayor atención a estas unidades de negocio, que son el sustento de miles de familias peruanas.
[1] Sabel y Ghezzi (2021) llaman “valla de calidad” a aquello que las empresas deben sobrepasar para insertarse y mantenerse en cadenas de valor dinámicas. “Calidad” está definida ampliamente e incluye tanto características físicas y químicas del producto, como capacidades de la unidad productiva.
[2] Se refiere a intervenciones de forma productiva a escala en cadenas de valor.
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