El último Reporte de Inflación del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) presentado hoy, prevé un escenario más alentador respecto al reporte de setiembre, con una proyección de contracción del 4.9% para la economía mundial en 2020 y una recuperación del 5.4% para 2021. En este escenario, las perspectivas globales para el próximo año dependen en gran medida de la evolución de la pandemia y de la eficacia de las estrategias de recuperación económica que establezcan los Gobiernos, según el recientemente publicado Reporte de Competitividad Global Edición Especial 2020 del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).

Las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) presentadas en octubre ponen a América Latina como la región más perjudicada por la crisis sanitaria y económica de la COVID-19, y proyectan una contracción en el PBI del 8.1% respecto de 2019 (ver Semanario 1052). De acuerdo con la plataforma de evolución de la COVID-19, gestionada por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), las medidas de política económica tomadas por los principales países de la región, Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú, para enfrentar la pandemia significaron US$ 8,934 millones (2% de su PBI), US$ 149,477 millones (10.8%), US$ 29,105 millones (10.3%), US$ 21,999 millones (7.6%) y US$ 28,264 millones (12.3%), respectivamente.

En el gráfico a continuación se presentan las medidas adoptadas por tipo de categoría, y se resalta la prioridad que los países les dieron a cada una de ellas. Se observa que Brasil, con un 3.3.% y un 4.2% de su PBI, y Chile, con un 2.7.% y un 5.8% de su PBI, le dieron prioridad al Apoyo a las empresas y el Apoyo a las familias, respectivamente. En el caso de la categoría Garantías para créditos y capitalización, el Perú es el país que mayor prioridad le dio, con US$ 19,707 millones (8.5% de su PBI). 

¿CÓMO DEBE ACTUAR EL PERÚ FRENTE AL PANORAMA DE LA REGIÓN?

Si bien las medidas adoptadas por los países en la región buscan mitigar los efectos de la expansión de la COVID-19, y aportar a la continuidad de las operaciones de las empresas y la recuperación del crecimiento económico, en el caso peruano, se espera una caída del 13.9%, según estimaciones del FMI. Cabe mencionar que, según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el PBI de la economía peruana cayó un 13.4% entre enero y octubre con relación al mismo periodo del año pasado. 

Si bien la contracción fue menor durante el mes de octubre, el desempeño agregado todavía se mantendría un 5.9% por debajo de los valores del mismo mes del año pasado. En particular, esto se explicaría por los resultados de los sectores más importantes de la economía peruana, que continúan registrando una evolución negativa. Así, en el sector minería e hidrocarburos, a pesar de haberse permitido la reanudación progresiva de actividades mineras desde mayo, existen empresas que continúan en proceso de adecuación para volver a operar, y la producción de petróleo todavía no recuperaría los niveles antes de la cuarentena, según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía. Otros sectores como manufactura y comercio han registrado también menores caídas en los meses de setiembre y octubre, pero aún no es suficiente para llegar a los niveles de crecimiento previos a la cuarentena.

Por ello, es importante balancear los aspectos económicos, sociales y de salud pública de los países de la región. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a pesar de que ya se tiene una vacuna contra la COVID-19, la normalidad que se conocía tardará en regresar al menos 2 años más. Incluso en el escenario optimista de que muchas vacunas efectivas y seguras estén disponibles antes de mediados del próximo año, la mayoría de los latinoamericanos, incluidos los peruanos, probablemente no se vacunarán hasta finales de 2021. Esto significaría que el uso de máscaras, el distanciamiento social y otros cambios de comportamiento permanecerían durante un período prolongado, y los Gobiernos tendrían que combatir la fatiga pandémica para garantizar el cumplimiento de las medidas de salud pública.

En este sentido, ante una eventual segunda ola de contagios por la COVID-19 y la posibilidad de reinstaurar medidas restrictivas por motivos sanitarios, creemos muy importante que el Gobierno tome en cuenta lecciones aprendidas, corrija aspectos que no funcionaron adecuadamente en su momento y tome en consideración la evidencia nacional e internacional generada en estos meses, así como la crítica situación por la que atraviesa el país, tanto en términos económicos como de empleabilidad.