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Mi propiedad privada
Por Jessica Luna / Publicado en Mayo 01, 2017 / Semanario 889 - Editorial
Un pilar
fundamental de la economía es la correcta asignación de los derechos de
propiedad. En el Perú, el sistema de derechos de propiedad está en emergencia.
Es común escuchar los problemas que esto genera en las inversiones (mineras,
petroleras, agrícolas u otras), donde aparecen poseedores o presuntos
propietarios de terrenos que reclaman derechos y compensaciones, o simplemente
se oponen al desarrollo del proyecto. Es también motivo de conflictos generados
por la aparición de comunidades indígenas o campesinas sin título alguno sobre
sus tierras, o de poblaciones de menores recursos engañadas por traficantes de
tierras que se aprovechan de la debilidad del sistema. Y eso no solo golpea al
privado, sino también al Estado, quien se ve afectado no solo por la
subutilización del suelo y de los predios que posee, sino por la ineficiencia
de la propia maraña de instituciones y trámites que este mismo ha creado.
El sistema de
derechos de propiedad en el Perú ha tenido una historia de altos y bajos. A
fines de los 80, se dieron importantes reformas e inversiones en recursos que
permitieron avances en la formalización de derechos de propiedad. Luego, con el
COFOPRI de la década de los 90, responsable del área urbana, y el Proyecto
Especial Titulación de Tierras y Catastro Rural (PETT), en el área rural, se
alcanzaron importantes cifras en formalización de predios. Sin embargo, todo
vino cuesta abajo al descentralizar estas facultades a las municipalidades y
los gobiernos regionales, con resultados que son fáciles de imaginar. En 2004, el
Sistema Nacional Integrado de Catastro buscó integrar los diversos catastros:
el rural, el urbano y el minero, pero la realidad es que se ha avanzado poco o
nada. Lo mismo sucede con el Catastro Registral de la Sunarp. Además, está
pendiente la formalización de predios colectivos de comunidades campesinas y
nativas. En suma, hoy se tiene un complejo sistema que genera problemas de
transparencia, predictibilidad e inseguridad, y que es urgente reformar.
El sistema de
derechos de propiedad es la columna vertebral de cualquier proceso de
formalización, de promoción de inversiones y de fortalecimiento de la seguridad
jurídica. Atender esta reforma requiere liderazgo político y compromiso al más
alto nivel, e implica una modernización del Estado en línea con la
simplificación administrativa que busca este Gobierno. Se trata de una reforma
mayor, fundamental para dinamizar la economía a través de un ordenamiento del
territorio nacional que traería múltiples beneficios y solucionaría muchos de
los problemas que hoy enfrentamos. Por ejemplo, permitiría ejecutar con mayor
eficiencia políticas públicas (obras de saneamiento, políticas sociales),
disminuiría los conflictos sociales por delimitación de territorios, impulsaría
la economía a través de la formalización, generaría mayores ingresos
tributarios y, sobre todo, mayores oportunidades para los propietarios de los
predios, pues abriría posibilidades de acceso al crédito.
La propuesta:
un Sistema Único Nacional de Gestión Territorial y Registros Públicos, que consolide
las funciones de las entidades que actualmente tienen competencia en i)
titulación, ii) registro, iii) catastro y iii) saneamientos de predios; y que,
junto con un potente soporte tecnológico, garantice la interoperabilidad e
interconexión de los diferentes sistemas e instituciones existentes, y sea una
herramienta de acceso público en beneficio de la ciudadanía. Con esto, el
satélite se paga solo.
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