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Ordenando el Transporte Urbano
Por ComexPerú / Publicado en Agosto 21, 2017 / Semanario 903 - Actualidad
![](https://www.comexperu.org.pe/upload/images/actualidad-1--transporte-urbano-201017-105839.jpg)
Uno de los
cinco proyectos de ley entregados por el presidente Pedro Pablo Kuczynski al Congreso
el pasado 28 de julio, tiene como objetivo la difícil, pero necesaria, tarea de
ordenar el transporte en la capital. Se trata del proyecto de ley que crea la
Autoridad de Transporte Urbano de Lima y Callao (ATU).
Según
la propuesta legislativa, la ATU será un organismo técnico especializado,
adscrito al Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), pero con
autonomía administrativa, funcional, económica y financiera. Su objetivo es
implementar el Sistema Integrado de Transporte de Lima y Callao (SIT), y entre
sus principales funciones se encuentran aprobar, supervisar, controlar y
fiscalizar las normas que regulan los servicios de transporte terrestre de
personas dentro del territorio.
La
referida autoridad sería responsable de (i) otorgar concesiones para la
prestación de los servicios de transporte urbano e infraestructura vial, (ii)
elaborar y ejecutar el Plan Maestro de Transporte y (iii) establecer un régimen
de tarifa integrada y sistema de recaudo único para el SIT. Para su
constitución, se fusionarían las gerencias de transporte urbano de Lima y del
Callao, el Instituto Metropolitano de Transporte de Lima (ProTransporte) y la Autoridad
Autónoma del Sistema de Transporte Masivo de Lima y Callao.
Una
gestión unificada del transporte público entre las jurisdicciones de Lima y
Callao terminaría con la superposición de funciones y los conflictos de
competencia administrativa, así como la falta de claridad en cuanto a las
responsabilidades entre diversas entidades, como evidenció el accidente
ocurrido recientemente en el cerro San Cristóbal. Con la ATU, se espera poner
fin a los problemas que tanto aquejan a nuestro sistema de transporte: caos en
la entrega de concesiones, rutas pobremente diseñadas e irregularidades en el
otorgamiento y gestión de licencias de funcionamiento (como el caso de las
empresas cuyas licencias no pueden ser retiradas por un municipio porque fue
otro el que las otorgó).
En
este sentido, para modernizar nuestro sistema de transporte público, no podemos
perder de vista la interdependencia y unidad territorial que existe entre Lima
y Callao, que justifica una gestión común del transporte. Además, al trasladar
la responsabilidad a una autoridad técnica y autónoma, la reforma del
transporte dejaría de verse influenciada por la inestabilidad electoral y por
la arbitrariedad de las autoridades municipales.
Críticas a la
iniciativa señalan que no contempla regular el tránsito del transporte privado ni
el de mercancías, y el poco eficiente rol de la Policía y del Ministerio del
Interior. En definitiva, el caos y la inseguridad que caracterizan al sistema
vial en nuestra capital se deben a una serie de factores, como la congestión
vehicular, la inadecuada semaforización, la falta de mantenimiento de las vías,
ente otros. Sin embargo, de acuerdo con un estudio elaborado en 2016 por el
Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES), el cual analiza el
transporte urbano en Lima y Callao, la mala calidad de este sistema es generada,
principalmente, por una preocupante falta de gestión.
Especialmente, el
sistema ha fracasado en ordenar el sistema de transporte público. A pesar de
que el 50% de viajes diarios en Lima y Callao se dan a través de buses, el
Metropolitano, colectivos y el Metro de Lima, el diseño del sistema y la
planificación urbana han privilegiado el uso del auto privado. Además, el
transporte público, tras ser liberalizado en 1991, fue prácticamente dejado a
su libre albedrío, lo que generó una gran masa de vehículos y empresas
atomizadas, bajo un esquema comisionista-afiliador, que promueve como única
finalidad para los operadores el conseguir más pasajeros.
La experiencia
internacional también apunta hacia las autoridades integradas de transporte en
las grandes urbes. En áreas metropolitanas de Europa existen desde hace varios
años (en algunos casos más de 30) y funcionan eficazmente en ciudades como
Madrid, Barcelona, París y Londres. En Latinoamérica, las autoridades de transporte
todavía son pocas y han sido creadas recientemente. En Chile, por ejemplo,
existe el Directorio de Transporte Público Metropolitano (DTPM), entidad
gubernamental que regula, controla y supervisa el
Sistema de Transporte Público Integrado de Santiago (Transantiago). Desde 2007,
este integra física y tarifariamente a la totalidad de los buses de transporte
público urbano de la ciudad, operados por empresas privadas, y al Metro de
Santiago. El MTC incorporó en su propuesta el análisis de estas autoridades de
transporte para identificar buenas prácticas trasladables al caso de Lima y el
Callao.
Esperemos que
el debate en el Congreso sea favorable a la propuesta legislativa, que no se
generen trabas o —peor aún— se archive el proyecto. La creación de la ATU es
una necesidad impostergable. No es una solución mágica, pero constituye un
primer paso para atender el caos del transporte urbano en la capital.
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