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Pendientes de la Sunat
Por ComexPerú / Publicado en Julio 11, 2016 / Semanario 852 - Hechos de Importancia

Mucho se ha
hablado de la posibilidad de que el próximo Gobierno reduzca el IGV del 18% al
15%, como herramienta para reducir la informalidad en el mercado. No obstante,
a nuestro parecer, esto no solo sería poco viable desde el lado hacendario,
pues la recaudación de impuestos se vería afectada, sino también porque la
coyuntura actual, de mayor gasto público, sobre todo corriente, haría que
menores ingresos tributarios abran un hoyo en nuestras cuentas fiscales. Y no,
esto no se compensaría con una posible mayor recaudación producto de la mayor
formalización, ya que no se tiene la certeza de que el impacto de la reducción
de tres puntos porcentuales en el IGV efectivamente aumentará el número de
empresas formales, ni mucho menos que será así de ágil, si esta reforma no se
da conjuntamente con otras medidas igualmente necesarias, como en materia de
simplificación por ejemplo.
Si nos ponemos a
pensar por qué una empresa común se queda en el lado informal nos daremos
cuenta de que, si bien hay un grupo de contribuyentes que simplemente no está
dispuesto a pagar impuestos (y a los que debe caerles el peso de la ley),
también hay un gran grupo que está dispuesto a hacerlo, pero que solo no
entiende la maraña de leyes, resoluciones y exigencias que la Sunat pide para
ser formal y mantenerse en ese lado. Y es que el problema no reside solo en el
trámite de formalización (que, además, resulta costoso para una pequeña empresa
que recién inicia), sino en todo lo que conlleva: declaraciones mensuales,
elaboración y presentación de libros, legalizaciones, comprobantes, actas,
procedimientos legales, entre muchas otras responsabilidades adicionales que
generan gastos y más gastos.
Adicionalmente,
entender y cumplir a cabalidad la ley tributaria es un proceso sumamente
complicado y costoso, tanto para el pequeño empresario, que debe invertir
tiempo en hacerlo por cuenta propia, como para el mediano o grande, que
invierte dinero en contratar a alguien que lo asesore para no cometer errores.
En el ámbito tributario, un pequeño error u omisión puede tener graves
consecuencias. Resolver y aligerar los procedimientos administrativos y
tributarios es solo uno de los pasos más importantes hacia la formalidad. Pero
son también otros los asuntos que hoy obstaculizan la operatividad de las
empresas privadas y les restan competitividad.
Agenda para los primeros 100 días
Hace mucho
venimos haciendo eco de algunos problemas en el ámbito tributario que están
afectando gravemente al sector empresarial peruano y cuya solución merece la
atención de la administración entrante.
Lo primero (y
prioritario) es resolver la situación de las detracciones[1]
e ingresos como recaudación, sistema por el cual se permite el
desplazamiento de los montos depositados en las cuentas de detracciones de las
empresas (en el Banco de la Nación) hacia la Sunat, y cuyas causales son
sumamente gravosas para el contribuyente, pues en muchos casos les mantiene
congeladas fuertes sumas de dinero (incluso, a veces, por inconsistencias que
finalmente se resuelven a favor de la empresa) generándoles graves problemas de
liquidez.
Segundo, es
necesario implementar un procedimiento especial y rápido para la resolución de
casos de prescripción y compensación, pues en la actualidad son largos y esto
provoca, por ejemplo, que un contribuyente con deuda tributaria pueda ser
sometido a una cobranza coactiva a pesar de tener crédito fiscal, entre otras
situaciones igualmente gravosas para las empresas.
Tercero,
eliminar gradualmente los sistemas de pago adelantados del IGV. Los regímenes
de percepciones, detracciones y retenciones fueron creados de manera transitoria
y, actualmente, obligan a muchas medianas y grandes empresas a ajustar o
cambiar sus propios sistemas operativos para poder llevar a cabo un trabajo de
recaudación que no les corresponde, lo que les genera sobrecostos y una mayor
carga operativa que se estiman en S/ 36,000 anuales, para una empresa promedio,
por cada régimen (ver Semanario
N.° 774).
Cuarto,
permitir que el gasto no contabilizado sea aceptado vía deducción en la
declaración jurada anual del impuesto a la renta del ejercicio en que se
devenguen, para no caer en un reparo permanente al registrarse los años
siguientes. Este es un punto muy importante que afecta a una gran cantidad de
empresas.
Lo que debe quedar claro es que el sector privado es socio en un 28% del Estado peruano. La buena operatividad del primero le traerá mejores resultados también al segundo; pero, mientras más del 60% de la economía se mantenga en la informalidad, las cosas no van a mejorar. Es más que necesario un trabajo conjunto entre la Sunat y el sector privado para lograr una mejora sustancial en la administración tributaria. Solo de esta manera, acercándose a los contribuyentes no solo para fiscalizar de manera desproporcionada, sino también para buscar elevar la eficiencia del Estado sin menoscabar la operatividad de los privados, es que se lograrán mayores incentivos para que las empresas ingresen al sector formal.
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