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¿PERÚ Y LATINOAMÉRICA EN PROBLEMAS? UNA ALERTA DE LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES

Por ComexPerú / Publicado en Octubre 18, 2019 / Semanario 1004 - Actualidad

El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su informe World Economic Outlook (WEO) de octubre, ha revisado a la baja la tasa de crecimiento mundial al 3%, 0.3 puntos porcentuales (pp) menos con respecto a sus estimaciones de julio, su nivel más bajo desde la crisis financiera de 2008-2009. Un escenario gris, sobre todo si se toma en cuenta que, de acuerdo con el FMI, el 90% de las economías en el planeta experimentará un menor crecimiento a fin de este año.

¿Qué se encuentra detrás de esta proyección? Según la entidad internacional, 2019 ha estado marcado por una constante tensión política y comercial, en especial por las alzas arancelarias entre EE.UU. y China, lo que ha incrementado la incertidumbre y perjudicado las decisiones de inversión a nivel global. Junto con ello, las economías avanzadas, en conjunto, han lastrado el crecimiento (1.7% en 2019 y 2020) al haber experimentado una menor actividad industrial, una menor producción y venta de automóviles, y una menor demanda externa.

En cuanto a 2020, el FMI proyecta un crecimiento del 3.4%, apoyado principalmente en la recuperación de las economías emergentes y en desarrollo (3.9% en 2019 y 4.6% en 2020). No obstante, el FMI también resalta que el verdadero crecimiento en dicho año puede ser menor a lo esperado, ya que es probable que las tensiones y ralentizaciones de EE.UU. y China, al igual que las vulnerabilidades geopolíticas, sigan escalando, lo que representaría serios riesgos para este bloque. En ese sentido, es importante discutir qué le espera a nuestra región, Latinoamérica, y a nuestro país.

De acuerdo con el WEO, la zona de Latinoamérica y el Caribe crecerá 0.2% este año y 1.8% en 2020. En general, esta ha sufrido una combinación de problemas idiosincráticos y un entorno externo desfavorable. En línea con este análisis está el Banco Mundial (BM), el cual señaló, en su más reciente reporte semianual sobre la región, Trade Integration as a Pathway to Development?, que las exportaciones en esta parte del mundo se han estancado y que la mayoría de países cuenta con poco espacio fiscal para estimular su demanda interna producto de condiciones domésticas.

Ahora bien, ¿cómo pueden los riesgos externos antes descritos empeorar el futuro de la región? Un acercamiento a esta interrogante se encuentra en el reporte del BM, donde se analiza la relación entre el PBI de los países de Latinoamérica y el de sus socios externos más importantes, China y los países del grupo G7[1], desde el primer trimestre de 1999 hasta el segundo de 2019. El ejercicio permitió aproximar en cuántos pp variaría el crecimiento del PBI en estos países ante un cambio respectivo de 1 pp para estas grandes economías.

Los resultados mostraron que, en efecto, el crecimiento económico de los países latinoamericanos es notoriamente sensible al de las potencias, aunque de forma dispar. Por ejemplo, la mayoría de los países de Centroamérica experimentan una variación de más de 1 pp en sus tasas de crecimiento ante un mismo cambio en los países del G7, muy posiblemente debido a la importancia de EE.UU. en sus economías. En cambio, entre los países sudamericanos existe una mayor sensibilidad con China, si bien en ningún caso hay una relación de uno a uno (con excepción de Argentina, cuya tasa de crecimiento variaría aproximadamente 1.4 pp). En cuanto al Perú, una variación de 1 pp en el crecimiento del PBI de China se asocia con una variación entre 0.6 y 0.8 pp de nuestra tasa[2]. 

Aunque estos cálculos no simbolizan relaciones causales, y claramente resumen en un solo número varios mecanismos en juego, sí reflejan el riesgo latente para la región. Si los aplicáramos a nuestro país, solo considerando el efecto de China, que según el FMI crecerá 0.4 pp menos que en 2018, en 2019 podríamos esperar una reducción aproximada de 0.3 pp; y si utilizamos las demás proyecciones, que van hasta 2024, y asumimos que el resto de los factores permanecerá constante, una reducción acumulada de nuestro PBI entre 0.4 y 0.5 pp. Pero eso no es todo, ya que podría producirse fácilmente un escenario más pesimista producto de los riesgos externos. Si estos, por ejemplo, ocasionasen una reducción adicional de 0.5 pp en el crecimiento anual de China, la reducción acumulada que experimentaríamos estaría entre ¡1.9 y 2.5 pp!


De esta manera, un simple ejercicio matemático nos muestra que el futuro para Latinoamérica, y nuestro país, puede ir más allá de experimentar “un menor dinamismo”. Las tensiones internacionales pueden impactar seriamente las economías de esta zona, ya que en términos de comercio, inversiones y actividad dependen en gran medida de potencias económicas, específicamente EE.UU. y China, las cuales están precisamente enfrentadas y poco parece indicar que cambien sus posturas. No solo eso, el FMI advierte que las mayores barreras al comercio y el estrés geopolítico pueden perturbar las cadenas globales de valor, lo cual afectaría negativamente la productividad mundial. Con ello, ya no hablaríamos de unos cuantos años puntuales de desaceleración (como se ha venido haciendo), sino de una tendencia decreciente de mediano plazo.  

Por todo esto, es necesario pisar el acelerador. Nuestro país no puede quedarse de manos cruzadas esperando a ver “qué pasa” por más tiempo. Desde el lado comercial, necesitamos buscar más mercados y firmar nuevos tratados de libre comercio, además de repotenciar aquellos que ya tenemos. Estamos en una buena dirección gracias a las negociaciones con Australia y la India, pero hay que ir más allá. A su vez, en materia de inversiones, el Gobierno debe sacar adelante los proyectos priorizados en el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad, impulsar la ejecución pública y destrabar las obras paralizadas. Es igual de importante poner en marcha las políticas anunciadas en el Plan Nacional de Competitividad y Productividad. No podemos seguir atrapados en juegos políticos, la crisis mundial no espera a nadie.


[1] Grupo conformado por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido y EE.UU.

[2] Algo comprensible, si recordamos que en años anteriores, en los que China crecía a tasas por encima del 7%, 8%, 9% o incluso 10%, la economía peruana crecía a tasas del 6%, 7%, 8% e incluso 9%.

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