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PESCA DE ANCHOVETA: LA PRIMERA TEMPORADA SE PERDIÓ, PERO EXISTE UNA OPORTUNIDAD PARA ADELANTAR LA SEGUNDA

Por ComexPerú / Publicado en Octubre 06, 2023 / Semanario 1182 - Hechos de Importancia

El sector pesca está pasando por una de sus peores crisis recientes. A julio de este año, su PBI se ha reducido un 33.8% con respecto al mismo periodo de 2022 (ver Semanario 1180) y sus exportaciones tradicionales han caído un 40.4% (ver Semanario 1179). A su vez, el Banco Central de Reserva del Perú y el Ministerio de Economía y Finanzas estiman que el sector cerrará el año con una contracción del 26.4% y el 27.9%, respectivamente, lo que constituye un factor clave para la revisión a la baja del crecimiento económico en 2023. A esto le debemos sumar que, tras haberse perdido la primera temporada de pesca de anchoveta (suspendida por primera vez desde 2014), el principal motor del sector, la segunda temporada, que suele iniciar en noviembre, es incierta por la presencia del fenómeno de El Niño (FEN) a fines de este año. 

Sin embargo, una pequeña ventana de oportunidad se ha configurado a raíz precisamente de los efectos climatológicos. Tradicionalmente, la mayor parte de la captura de anchoveta se produce en noviembre y diciembre; según datos de la Sociedad de Pesquería (SNP), entre 2018 y 2022, alrededor del 80% de toda la cuota asignada por el Ministerio de la Producción (Produce) se obtuvo en esos meses. Si bien este año el problema es que la pesca en ese periodo no ocurriría, los últimos registros de temperatura del mar muestran que desde octubre ya se darían las condiciones ambientales del ecosistema marino que usualmente ocurren en la segunda temporada. En otras palabras, se nos presenta un escenario en el que los recursos que se obtienen en noviembre y diciembre podrían conseguirse en octubre y parte de noviembre. 

Análisis realizados por el comité científico de la SNP sugieren que este “adelantamiento” de la segunda temporada de pesca, en efecto, está ocurriendo. Sus mediciones de maduración muestran que hay zonas como Pisco donde la anchoveta ha terminado el desove (su fase de reproducción), mientras que en zonas del norte el decline del desove ha iniciado. Además, se ha identificado que la mayor parte de los especímenes en la zona norte cuenta con un tamaño de 12 cm, valor a partir del cual su pesca está permitida. Ambos factores dan cuenta de que ya podría realizarse la captura sostenible de la anchoveta, pues no se interrumpiría la reproducción de la especie y los especímenes jóvenes serían dejados de lado. 

Dicho esto, la SNP estima que la nueva temporada tiene como fecha límite la quincena de noviembre, debido a que, luego, la temperatura del mar aumentaría producto del inicio de verano y el FEN, tras lo cual la anchoveta ya no estaría disponible para la pesca. Por consiguiente, la institución considera que la temporada debería de comenzar, por lo menos, el 15 de octubre. No obstante, las propias mediciones de Instituto del Mar del Perú (Imarpe) respecto de la situación de la anchoveta en la zona Norte-Centro, donde más se concentra, recién acabarían en dicha fecha, y a partir de entonces sus resultados se transmitirían a Produce, quien toma la decisión final de cuándo iniciar la temporada. He aquí un problema, pues, según la SNP, si se cumplen los tiempos usuales, Produce podría acabar declarando el comienzo de la segunda temporada hacia la primera mitad de noviembre, con lo que se perderían semanas cruciales para el sector. 

Una alternativa de solución es seleccionar una fecha de partida a mediados de octubre con base en informes preliminares de Imarpe, lo que se complementaría con datos que la institución mande diariamente a Produce para revisar la evolución del recurso. De acuerdo con la SNP, se trata de una estrategia que ya se ha realizado con éxito anteriormente, y que, en este caso, una evaluación del 60% del área que suele abarcar Imarpe sería suficiente para iniciar la temporada. 

La iniciativa planteada por el sector también toma fuerza si se contrapone a los costos de suspender esta temporada de pesca de anchoveta. En la práctica, la actividad pesquera de consumo humano indirecto (aquella que pesca anchoveta para propósitos productivos y no para consumo de las personas), que involucra tanto a empresas con embarcaciones más industriales como a cientos con embarcaciones medianas y pequeñas, lleva paralizada siete meses, lo que significa que miles de trabajadores han dejado de percibir ingresos desde hace más de medio año. La SNP estima que, en cada semana de pesca en octubre, se podría obtener 294,000 toneladas métricas semanales, lo cual se traduciría en S/ 56 millones semanales que irían a los pescadores y trabajadores de planta, y, por consiguiente, a más de 20,000 familias. 

A esto se le debe sumar el elevado riesgo de que muchas empresas cerrarían directamente sus plantas de no darse la segunda temporada, lo cual sería un golpe para la cadena productiva del sector pesca. Todos los negocios que ofrecen bienes y servicios que se dedican a la pesca o que operan con base en el funcionamiento normal de este sector (incluyendo, aproximadamente, 3,500 micro y pequeñas empresas, según la SNP), serían afectados inmediatamente. Por otro lado, a nivel de cifras macroeconómicas, cerrar el año 2023 sin ninguna temporada abierta tendría un impacto de 1.5 puntos porcentuales en el PBI total, de acuerdo con la SNP. Al mismo tiempo, las pérdidas en las exportaciones ya registradas por la ausencia de la primera temporada, que el gremio estima en unos US$ 1,200 millones, se duplicarían. 

Finalmente, debemos mencionar que la pesca industrial de la anchoveta siempre ha sido manejada de manera sostenible y responsable en el país. Los datos de Produce e Imarpe de los últimos 10 años son claros al mostrar que durante ambas temporadas la biomasa (cantidad total de especie viva) ha oscilado alrededor de los 9 millones de TM, mientras que la cantidad pescada nunca ha superado el valor establecido por las cuotas, que pueden ser, como máximo, un 35% de la biomasa, y la pesca de juveniles nunca excede el 5%. 

En conclusión, adelantar la segunda temporada se configura como una opción no solo factible sino urgente para, por lo menos, mitigar la crisis que experimenta el sector pesca y el duro impacto económico y sobre todo social que implica. La medida reclama urgencia ya que, mientras más días pasen, la de por sí pequeña oportunidad que existe se irá reduciendo cada vez más. Por supuesto, la celeridad del intercambio de información entre Imarpe, Produce y los administrados es clave para llevar adelante este trabajo. Confiamos en que desde Produce, con el oportuno sustento de Imarpe, se tomará una decisión que será clave para sostener a cientos de miles de personas que viven de esta actividad.

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