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Productividad, una visión de largo plazo
Por ComexPerú / Publicado en Septiembre 25, 2017 / Semanario 907 - Economía
![](https://www.comexperu.org.pe/upload/images/economia-280917-040534.jpg)
En ediciones anteriores,
hemos hecho hincapié en la importancia de impulsar el crecimiento económico a
través de la inversión (ver semanarios N.° 877 y N.° 901). No obstante, este
potente motor solo puede asegurar un crecimiento de corto plazo y está ligado
al aumento en la cantidad de los factores de producción, como lo son la mano de
obra y el capital físico, que resultan ser limitados. Por ello, es importante
enfocarse en el crecimiento de largo plazo, garantizado principalmente por la
productividad, cuyo incremento es ilimitado. Esta tiene dos elementos
fundamentales: el capital humano y la innovación tecnológica, a los cuales hay
que poner especial atención.
El Perú goza de una
gran cantidad de trabajadores, el 71.3%[1] de la
población en edad de trabajar forma parte de la población económicamente activa
(PEA). Igualmente, el stock de
capital es bueno, ya que la inversión como porcentaje del PBI es del 22.8%[2]. Sin
embargo, a pesar de contar con estos indicadores positivos, la productividad es
muy baja con respecto a la de otros países, un 20% de la que existe en EE.UU.,
por ejemplo. De hecho, un trabajador estadounidense promedio produce y gana 5
veces más que un trabajador peruano promedio. Desde 1950 a 2015, el crecimiento
de la productividad total de factores ha demostrado una tasa cercana a 0. Esto
refleja la poca consideración que se le da al crecimiento de largo plazo. Las
brechas frente a otros países son notorias y debe hacerse algo al respecto.
En cuanto al capital
humano, este representa la calidad de los trabajadores. Uno de sus principales
determinantes es la educación, ya que esta desarrolla su conocimiento y
habilidades. El acceso a la educación es un aspecto en el que se ha ido
mejorando en los últimos años, ya que la tasa de escolaridad ha aumentado (a
2015, un 92% de la población que corresponde al nivel de enseñanza primaria
tiene acceso a la educación). Sin embargo, su calidad sigue siendo muy baja y
esto se refleja recurrentemente en las pruebas PISA que, en su última versión,
ubican al Perú solo 7 puestos por encima del último lugar en ciencias, lectura
y matemáticas. Asimismo, resulta alarmante la brecha que existe entre el área
rural y urbana: 4 años de estudio en promedio. Por ello, es importante poner
énfasis en la calidad educativa para lograr una mayor productividad, comenzando
por capacitar a los profesores y certificar su aptitud. En ese sentido, también
resulta importante otorgar incentivos a las empresas para que capaciten a su
personal y no exista un problema de obsolescencia de habilidades, que es una de
las principales causas del desempleo estructural, uno de los mayores problemas
de nuestro país.
Por otra parte, las
decisiones emitidas por las instancias jurisdiccionales, como el Tribunal Constitucional
y el Poder Judicial, desnaturalizan la legislación laboral y no contribuyen al
aumento de la productividad laboral. En ellas se distorsiona lo que dicta la
ley y favorece la existencia de rigideces que elevan los costos de contratación
y despido, imponiéndose, contrariamente a lo dispuesto en la propia
Constitución, un régimen de estabilidad laboral absoluta (ver Semanario N.º 803), que no genera
incentivos al trabajador para ser productivo. Adicionalmente, de acuerdo con el
Índice de Competitividad Global 2016 (GCI, por sus siglas en inglés), elaborado
por el Foro Económico Mundial, el Perú tiene un puntaje de 2.5 sobre 7 en
prácticas de contratación y despido, con lo que se ubica en el puesto 130 de
138 países. Por ello, es necesaria una reforma laboral que revierta esta
errónea aplicación del marco legal.
En cuanto a la
innovación, nuestro país se encuentra en el puesto 119 de 138, de acuerdo al
GCI. Ello es reflejo del bajo nivel de inversión en investigación y desarrollo,
que llega a solo el 0.08% del PBI. Otros países de la región tienen cifras
superiores, como Colombia, con 0.25%; Chile, con 0.38%, y México, con 0.54%.
Asimismo, de acuerdo con el I Censo Nacional de Investigación y Desarrollo
2016, elaborado por el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
Tecnológica (Concytec), 1 de cada 5,000 peruanos de la PEA se dedica a la
investigación, mientras que en América Latina y el Caribe esta cifra se
sextuplica. Estos resultados no parecen prometedores, en especial si sabemos
que la innovación es esencial para la creación de nuevas tecnologías, procesos
y productos que son sumamente útiles para el progreso y dinamismo de la economía
a futuro.
El Perú necesita enfocarse en el crecimiento de
largo plazo. Ello se logrará con el incremento de la productividad, establecida
como uno de los objetivos en el Marco Macroeconómico Multianual 2018–2021 (ver Semanario N.° 905),
cuyos principales ingredientes son el capital humano y la innovación. Por
tanto, se necesitan reformas estructurales que garanticen un adecuado
desarrollo de los mismos y el Estado debe preocuparse por ello y otorgar los
incentivos necesarios.
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