En el semanario anterior, detallamos cómo los departamentos de la sierra y la selva padecen importantes falencias en el acceso y la calidad de la banda ancha. Esto ocurre debido a las dificultades técnicas y los altos costos que suponen la ejecución de proyectos de telecomunicaciones en las zonas rurales y más alejadas. Mas esto no puede ser una excusa para quedarse de brazos cruzados y es por ello que el Estado cuenta con una cartera de grandes proyectos de banda ancha para masificar el acceso a internet de calidad. A continuación, trataremos estos proyectos, qué involucran y su avance.

Los proyectos, financiados por el Programa Nacional de Telecomunicaciones (Pronatel) y operados por actores privados, se dividen en dos grupos. Por un lado, están los denominados proyectos regionales, que abarcan 21 departamentos (uno por proyecto), en los cuales se parte de los nodos de distribución de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica, ubicados en las capitales de las provincias, para desplegar redes que llegan hasta las capitales de los distritos. Por otro lado, se tienen tres proyectos para la selva, que abarcan primordialmente Loreto y ciertas localidades de Madre de Dios, Ucayali y Amazonas, para los cuales se utiliza una combinación de fibra óptica y opciones inalámbricas para ampliar la cobertura. 

¿Qué se logrará con estos proyectos? De acuerdo con la información de Pronatel, existe un importante número de ciudadanos e instituciones que serían conectados. Estamos hablando de casi 4 millones de personas, más de 1,500 distritos, alrededor de 8,000 localidades y cerca de 14,000 instituciones públicas que serían cubiertas con ambos grupos de proyectos.

Ante tales beneficios, debemos preguntarnos cómo están avanzando estos proyectos, para saber si estamos cerca de llegar a esos números. En el primer grupo, según Pronatel, hay cuatro proyectos terminados y en operación, correspondientes a Lambayeque, Huancavelica, Apurímac y Ayacucho. Los 17 restantes se encuentran en ejecución, aunque el avance es dispar.

De acuerdo con el Sistema de Seguimiento de Información (SSI)[1] del Ministerio de Economía y Finanzas, en cuatro proyectos (Ica, Amazonas, Junín y Puno), el porcentaje de avance[2] es menor al 20%, mientras que en ocho (Tacna, Moquegua, Áncash, Arequipa, Huánuco, La Libertad, Pasco y San Martín) es menor al 30%. Solo los proyectos de Lima y Cusco presentan un ratio de avance más alto: 32.2% y 73.2%, respectivamente. 

En el caso de este último, se trata de un proyecto con varios años de ejecución, pues se inició en 2015; mientras que el resto comenzó en 2018 o 2019. Además, cabe añadir que, según el SSI, todos los proyectos han presentado recientemente (desde agosto o setiembre de este año) problemas en su ejecución, que varían entre contingencias sociales, falta de aprobaciones, discrepancias técnicas, etc., a lo que se suma una reanudación parcial de actividades por la pandemia. Es decir, casi todos los proyectos son relativamente recientes y existen limitaciones que afectan su avance. Una muestra de ello es que, en 2020, el monto ejecutado ha sido considerablemente menor al de años anteriores[3].

No obstante, lo más preocupante es el estado de los tres restantes proyectos del primer grupo y aquellos de la selva. Los proyectos de Tumbes, Piura y Cajamarca están paralizados hace más de un año, de acuerdo con el SSI, debido a la resolución del contrato de financiamiento con la contraparte privada, y se mantienen a la espera de una reformulación. Estamos hablando de una inversión conjunta de S/ 523.7 millones que no avanza y, lo que es peor, de 681,444 personas, 186 distritos, 1,316 localidades, 1,440 instituciones educativas, 126 comisarías y 749 centros de salud que iban a ser conectados y hoy están en el aire.

En cuanto a los proyectos de la selva, ninguno de los tres se encuentra en una fase de ejecución física, a pesar de haber sido declarados viables en 2018, y su avance hasta ahora solo involucra acciones como levantamientos de información e identificación de terrenos. Inclusive, el proyecto de mayor inversión[4] (S/ 412 millones) ni siquiera tiene un presupuesto asignado para 2020.

En conclusión, si bien existen múltiples proyectos para cubrir las falencias de banda ancha en el país, la evidencia muestra que la mayoría cuenta con poco avance y presentan varias trabas, sin mencionar a los que simplemente no se ejecutan. En especial, llama la atención que uno de los proyectos paralizados (Piura) esté entre aquellos priorizados en el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC). Esto es una grave señal, pues no estamos en un contexto para que las inversiones no se realicen; todo lo contrario, más que nunca se necesita celeridad y eficiencia para que los beneficios económicos y sociales de los grandes proyectos se materialicen lo antes posible.

Es en línea con esta preocupación, y de acuerdo con el objetivo de crear evidencia rigurosa para la mejor formulación de políticas públicas, que ComexPerú próximamente publicará el Primer Reporte de Avance de los Proyectos PNIC, con el cual monitorearemos el estado de la cartera de proyectos de infraestructura más importante en los últimos tiempos. Esta es información clave que debe conocerse, con miras a que de una vez se pise el acelerador en el motor de crecimiento que es la inversión.

[1] Información con fecha de corte del 27 de octubre de 2020.

[2] Definido como el ratio entre la ejecución financiera de los proyectos y la inversión total que involucran.

[3] Siendo la única excepción el proyecto de Lima.

[4] Corresponde al proyecto “Creación del servicio de internet para la conectividad y desarrollo social en localidades aisladas – zona selva”.