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Regímenes que sí suman
Por ComexPerú / Publicado en Noviembre 14, 2016 / Semanario 869 - Actualidad
![](https://www.comexperu.org.pe/upload/images/actualidad-1-101117-010324.jpg)
Actualmente, las exportaciones no tradicionales, aquellas que generan mayor
empleo y valor agregado, son un factor que genera crecimiento y desarrollo para
nuestro país. Según cifras de la Sunat, en 2015, las exportaciones no
tradicionales concentraron un 31.7% del total exportado, con lo que superaron
en 10 puntos porcentuales la participación alcanzada en el año 2000, y, dentro
de este rubro, los envíos del sector agropecuario representan un 53% del total
exportado.
Los buenos resultados del sector no tradicional se debieron a las
sinergias entre políticas públicas de fomento y la participación del sector
privado. Así, se deben mencionar como aspectos claves el régimen laboral de la
Ley de Promoción del Sector Agrario (Ley N.° 27360) y la Ley de Promoción de
Exportaciones No Tradicionales (Ley N.° 22342). Ambos han dado paso a un
incremento sustancial de la inversión agrícola, la promoción del empleo formal
y productivo, y la reducción de la pobreza en el Perú. Sin embargo, desde el Congreso
se ha reavivado el debate acerca de su derogación.
Tal parece que en el Legislativo hay quienes no ven esta realidad y
aluden a razones de “protección” del trabajador, entre otras, para derogar
estos regímenes. Por ejemplo, el congresista Cevallos, del partido Frente
Amplio, sostiene que estos regímenes no ofrecen un empleo digno, puesto que no cuentan
con beneficios sociales. Asimismo, sostiene que la “inestabilidad” de los
contratos de corto plazo limita el bienestar del trabajador. Y, por último,
menciona que la falta de sindicalización en el sector es un indicio de
restricción a la libertad del trabajador. A todas luces, el sustento del
mencionado congresista refleja un total desconocimiento de los regímenes que
pretende modificar o eliminar.
En primer lugar, las exportaciones no tradicionales dependen de la
voluntad del cliente del exterior, tanto en volúmenes, estacionalidad y
complejidad del pedido, por lo que están sujetas a variaciones constantes que
inciden en la cantidad de personal necesario para la producción. Así, la
industria requiere la suficiente flexibilidad laboral para contratar el
personal que le permita acomodarse a los cambios y ser competitiva.
En segundo lugar, el régimen agrario sí contempla todos los beneficos
laborales (como vacaciones, CTS, gratificaciones y seguro), que se incluyen
dentro de la remuneración diaria del empleado. Más aún, representa una
remuneración básica promedio de S/ 995 mensuales. La modalidad de planilla en
este régimen refleja una reducción de costos al empleador del 13%, sin dudas un
buen incentivo que impacta favorablemente en el empleo.
Lo que estaría en
juego
Entre los años 2004 y 2015, según cifras de la Encuesta Nacional de
Hogares, la agricultura moderna duplicó sus cifras de empleados formales, al
pasar de 433,000 puestos de trabajo a casi 900,000 y, entre estas fechas, influyó
en que su fuerza laboral pase de ser un 69% pobre a tan solo un 25%. Además,
los trabajadores formales han visto sus ingresos incrementados en un 87% desde
2004.
Asimismo, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística e
Informática (INEI), las exportaciones del sector agrario (que incluyen
agrícolas y agropecuarias) se ubican como las de segundo mayor nivel exportado
en nuestro país, con lo que alcanzaron un crecimiento promedio anual del 4.4%
en el periodo 2005-2015, superior al de la minería y la pesca (2% anual cada
uno). De igual forma, el sector agrícola moderno (no tradicional) reflejó en
este periodo un crecimiento anual de su producción del 18.8%, ¡casi 3 veces
mayor al del PBI! De la misma manera, en dicho periodo, las agroexportaciones
tradicionales peruanas lograron un crecimiento del 169%, al pasar de US$ 247.5
millones en 2000 a US$ 666.5 millones en 2015, mientras que las
agroexportaciones no tradicionales crecieron un 1,010%, al pasar de US$ 395
millones a US$ 4,382 millones, casi 11 veces su valor inicial.
Así, dado el desempeño anteriormente descrito, el Perú ha logrado
posicionar sus productos en los puestos más altos del ranking mundial de exportación. Por ejemplo, de acuerdo con cifras
de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (Unctad,
por sus siglas en inglés), en el periodo 2003-2015, el espárrago peruano se
posicionó como el primero en valor exportado con respecto al del resto del
mundo. Además, según la Unctad, entre los productos peruanos con mayor
desempeño exportado en el mundo están las paltas (del puesto 7 al 2), los
mangos (del puesto 5 al 3), las uvas de mesa (del puesto 15 al 5), las
mandarinas (del puesto 18 al 7) y, por último, de no exportar arándanos en
2003, se logró posicionar esta fruta en el puesto 7 en 2015.
El notable desempeño de nuestros productos se debe a la expansión de la
agricultura moderna en el país, es decir, aquella que adopta técnicas de riego
eficientes, rotación de tierras de cultivo, capital físico y tecnología del
siglo XXI para reducir los costos de producción. Según cifras del Ministerio de
Agricultura y Riego, en 2015, el ingreso por hectárea producida de la
agricultura moderna es de S/ 27,000 al año, 5 veces más que en la agricultura
tradicional. Ello a pesar de que la primera está muy lejos de llegar a su pico
pleno de productividad, al representar tan solo un 5% de la superficie agrícola
total cultivada en el país.
Debemos tener en cuenta que facilitar la inversión y promover el empleo
son pasos fundamentales para lograr la modernización de nuestra agricultura,
sustento de miles de familias peruanas. La modificación propuesta no haría otra
cosa que incrementar la rigidez laboral, lo que resultaría nefasto no solo para
la competitividad de las empresas, sino también para la creación de empleo
formal.
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