Sudamérica experimentaría una recuperación económica este año, a pesar de un escenario internacional adverso, según el último reporte del Banco Mundial (BM). El Perú debe incentivar la producción minería, fortalecer la infraestructura y mejorar la eficiencia del gasto público. 

El Perú crecería a una tasa del 2.5% en 2025, lo que representaría una caída de 0.6 puntos porcentuales (pp) respecto de 2024 (3.1%) y un deterioro de 0.1 pp con relación a las expectativas del propio BM, de hace seis meses. Esto se explicaría por el enfriamiento del consumo, tras el retiro de fondos de AFP del año pasado y la pérdida de dinamismo en el gasto público. Por otro lado, se prevé que la productividad en el sector minero y la infraestructura respalden el crecimiento tanto este año como en los siguientes. 

En este contexto, seguiríamos rezagados frente a otros países de la región. Argentina lideraría con un crecimiento del 5% en 2025, impulsado por su recuperación tras dos años de recesión, además de un entorno macroeconómico más estable. A este le seguirían Paraguay (3.6% en 2025), Colombia (3%) y Uruguay (2.6%). 

En contraste, superaríamos a países como Brasil (2.2%), Chile (2.2%), Ecuador (2%) y Bolivia (1.5%). Este último tendría el peor desempeño en la región, debido a sus desequilibrios macroeconómicos, como un déficit fiscal preocupante y una alta inflación, además de tensiones sociales que afectarían la inversión. 

Como se mencionó anteriormente, una de las principales fuentes de crecimiento sería la minería. Este sector crecería a un ritmo del 2.5% en 2025, según el último Reporte de Inflación del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Esta expectativa superaría en 0.6 pp a la publicada en el reporte anterior, debido principalmente a las mejores perspectivas para la producción de cobre. 

El Ministerio de Energía y Minas (Minem) destacó recientemente 11 proyectos que iniciarían su ejecución este año, de los cuales cinco serían cupríferos, incluyendo tres nuevos (no ampliaciones). Entre ellos, Tía María sería el de mayor envergadura, con una producción estimada de 120,000 toneladas métricas finas (TMF), seguido por Zafranal (76,000 TMF) y Trapiche (60,000 TMF). En conjunto, estos proyectos incrementarían la producción de cobre en un 9.3% respecto de las 2,755,244 TMF registradas en 2024. 

Otro foco de crecimiento radicaría en el mejoramiento de infraestructura y servicios públicos. Lamentablemente, la ejecución de obras públicas ha mostrado resultados mixtos. Al cierre de 2024, la inversión pública registró un avance del 82.5%, según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Aun así, los recursos que dejaron de utilizarse en la mejora de provisión de servicios y el cierre de brechas ascendieron a S/ 12,246 millones. La mayor deficiencia se observó en los Gobiernos locales, que cerraron 2024 con un avance del 67.8% en la inversión pública y dejaron de ejecutar S/ 9,296 millones. 

En este rubro también persisten desafíos, según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Las cifras reflejan brechas en servicios básicos. A setiembre de 2024, el 90.4% de los peruanos tiene acceso a agua potable por red pública, pero solo el 76.4% cuenta con alcantarillado, lo que evidencia una brecha en infraestructura sanitaria. Por otro lado, el acceso a energía eléctrica muestra una mayor cobertura, pues alcanzó al 96.9% de la población. 

Adicionalmente, el BM advierte sobre riesgos vinculados a un entorno internacional adverso. Entre ellos destacan los posibles cambios en las políticas comerciales de EE. UU. y la desaceleración de China, que podrían afectar las exportaciones tanto del Perú como del resto de la región. A esto se sumarían los efectos persistentes de la pandemia, como el retroceso en la formación de capital humano, además de una tendencia a la baja en la productividad y la fuerza laboral. 

Para el caso peruano, la inestabilidad política, la débil gobernanza y la falta de institucionalidad son obstáculos que terminarían afectando el entorno empresarial. Además, la exposición a fenómenos climáticos como La Niña afectarían negativamente la producción agrícola. 

El crecimiento del Perú dependerá de su capacidad para abordar desafíos estructurales y aprovechar recursos en sectores clave. Si se adicionan las reformas necesarias en infraestructura, gobernanza y políticas públicas, el país superaría sus principales obstáculos. Crecer un 4% o más es posible mediante acciones firmes y bien dirigidas.