¿Esto no es lo que estabas buscando?
Vuelve a definir los parámetros de tu búsqueda.
Satanizando las importaciones
Por Jessica Luna / Publicado en Diciembre 01, 2017 / Semanario 917 - Editorial

En los últimos días, hemos visto diversas protestas
de un sector de la población en contra de las importaciones.
Así, ante la contaminación de algunas conservas de pescado procedentes de China, un sector del empresariado salió a exigir la prohibición total de las importaciones de dicho producto, no solo del mercado chino, sino de todos los países del Asia, lo que finalmente ocurrió. Dichos empresarios renegaban porque el 70% de los enlatados de pescado que se consumen en el Perú sean importados de países como Vietnam, Tailandia y China, y que la industria nacional solo mueva una mínima parte del sector. ¿Acaso este es un argumento para bloquear importaciones? ¿Cuál es el impacto en los consumidores? ¿Soluciona el problema? Los estándares de inocuidad de los alimentos deben ser estrictos, rigurosos sea cual sea el origen del producto, nacional o extranjero. La salud de los peruanos está primero, sin duda, no los intereses de un grupo de empresarios locales. Las preguntas deben ser: ¿cómo fortalecemos el sistema sanitario peruano? ¿Cómo pasaron los controles de calidad dichos productos? ¿Cómo es posible que las alertas y comunicaciones a la población hayan demorado tanto?
En esa misma línea, vemos en estos días arroceros del norte del país bloqueando carreteras y protestando contra las importaciones de arroz de Tailandia, pidiendo más protección arancelaria. El arroz es un elemento primordial en la alimentación de los peruanos y es necesaria su importación, porque la producción nacional no es suficiente para atender la demanda. El arroz está afecto al Sistema de Franja de Precios, que ya ha sido cuestionado en el marco de la OMC. Las importaciones de arroz, al mes de octubre de 2017, pagaron derechos arancelarios por encima de los US$ 7.3 millones. ¿Quiénes pagan esta increíble suma? Todos nosotros, los consumidores. El arroz tailandés solo representa un 13% de lo importado. ¿Por qué prohibir o elevar el arancel a este arroz cuando representa solo un 13% de las importaciones? Parece que esta sería una campaña contra productos del Asia. No es solamente una coincidencia.
La prohibición de importaciones o el aumento de los aranceles de aquellos productos que los peruanos necesitamos comprar solo limitaría la competencia y, por tanto, ocasionaría un aumento de precios. Es una medida proteccionista que beneficia a un sector del empresariado que la requiere, debido a su falta de competitividad. Al final, el sobrecosto lo pagamos todos los peruanos.
El Perú apostó hace más de dos décadas por integrarse a la economía global y por defender políticas de libre competencia en un modelo de economía abierta, ya que esta es la que impulsa el crecimiento económico y social del país. Así, los peruanos podemos acceder a productos que no producimos a precios competitivos y a productos de diferentes calidades y precios. ¿Quién gana con esto? El consumidor. Además, los empresarios pueden acceder a bienes de capital e intermedios para la industria pagando menos aranceles, lo que fortalece su competitividad.
Basta ya de argumentos sin sustento, basta ya de anteponer intereses a principios. Unámonos para exigir una agenda de impulso a la competitividad, no medidas que solo benefician a unos pocos. El consumidor está primero.
ARTÍCULOS RECOMENDADOS
- Comercio Exterior
- Exportación
Guerra comercial: ¿quiénes compiten con el Perú en el mercado de EE. UU.?
Frente a los nuevos escenarios generados por la aplicación de aranceles en EE. UU., es importante comprender la posición del Perú respecto de sus competidores en dicho mercado.
- Comercio Exterior
- Economía
- Actualidad
Los efectos globales del “Día de la Liberación”
El pasado miércoles 2 de abril, el llamado “Día de la Liberación”, el presidente de EE. UU., Donald Trump, anunció la imposición de aranceles a la mayoría de los países del mundo. Estos se justifican en revertir la balanza comercial negativa y promover la industria nacional. Sin embargo, en realidad, tendrán efectos negativos para la economía estadounidense y mundial.