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Sector en construcción… “disculpe las molestias”

Por ComexPerú / Publicado en Mayo 01, 2017 / Semanario 889 - Economía

El sector construcción lleva ya dos años con cifras negativas, tras haber experimentado gran dinamismo entre los años 2002 y 2013, periodo en el que registró una tasa de crecimiento promedio anual cercana al 10%. Según cifras del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), el proceso de desaceleración comenzó en 2014, cuando el sector creció un 1.93%, para luego caer en 2015 (-5.8%) y 2016 (-3.14%). Así, en este último año, la contribución del PBI del sector construcción al resultado del PBI total fue negativa por segundo año consecutivo, al restarle -0.2 puntos.

 

En lo que va del año, la trayectoria continúa a la baja: la tasa de crecimiento del sector en febrero fue del -6.89%, con lo que no solo se posicionó como el sector con menor dinamismo, sino que también sumó seis meses consecutivos de caída. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), para el acumulado enero-febrero, la contracción asciende al -6.11%, como consecuencia de la caída del consumo interno de cemento (-5.54%) y el pobre avance físico de obras (-12.14%). Estas cifras estarían sustentadas tanto por la menor inversión en obras privadas del sector minero, edificaciones para oficinas y departamentos, como por la menor inversión en el ámbito del Gobierno nacional (-28.11%), principalmente en infraestructura de transporte en Lima, y de los Gobiernos regionales (-27.20%).

 

En efecto, el sector construcción se caracteriza por ser sensible a las fluctuaciones de la demanda interna, de la inversión pública y de la privada. De hecho, el desempeño del sector es acorde al experimentado por estos tres componentes, los cuales vienen registrando cifras negativas desde 2014. Precisamente, como bien sostiene el BCRP, factores como el menor ritmo de ejecución, retraso e incluso paralización de proyectos de inversión privada y pública, el deterioro de indicadores de confianza empresarial, el menor desarrollo de proyectos inmobiliarios, así como la reducción de los créditos hipotecarios para vivienda y colocaciones de Mivivienda, han sido claves en la desaceleración de los últimos años.

 

Asimismo, los resultados también estarían ligados a otros factores. Por ejemplo, de acuerdo con la Encuesta Anual de Limitantes al Crecimiento de 2016, elaborada por el BCRP, los principales problemas para este sector económico son la burocracia ineficiente, la inseguridad ciudadana y la regulación tributaria compleja (en ese orden). Cabe mencionar que esta encuesta lo identifica como uno de los sectores en el que la percepción de estas restricciones es mayor (junto al sector de minería e hidrocarburos y el de electricidad, gas y agua).

 

De igual forma, el deterioro del sector también se ha reflejado en otros indicadores económicos, como el empleo. Según cifras del INEI, a nivel de Lima Metropolitana, en el primer trimestre de 2017, la población ocupada en el sector disminuyó un 8.8% (31,400 personas), una realidad lejana a la experimentada en el período 2008-2012, cuando la construcción se consolidó como la actividad en la que más se incrementó la ocupación a nivel nacional, con una tasa promedio anual del 8.4% (6.6% en Lima Metropolitana y 9.5% en el resto del país). Además, este desempeño también se evidencia en el desenvolvimiento de las importaciones de bienes de capital, específicamente los materiales de construcción, cuyas compras registraron caídas en 2016 (-21.8%) y en el acumulado enero-febrero de este año (-24.43%).

 

En los últimos días, la reconstrucción de las zonas afectadas por el Niño costero ha sido un tema en boga, debido a las implicancias que esta tendría sobre la reactivación de la inversión pública y, por ende, de la actividad en este sector. En efecto, de acuerdo con la encuesta de expectativas empresariales de marzo, del BCRP, las expectativas del sector, a tres meses, se encuentran en el tramo optimista, debido a que se espera una recuperación de la demanda y del sector en general, vinculada con las obras de infraestructura pública para la reconstrucción en la segunda mitad del año. Sin embargo, un factor importante a considerar será el plazo de inicio de estas obras, así como la celeridad con la que estas se efectúen, especialmente a niveles de gobierno subnacionales.

 

Es innegable la importancia que tiene este sector en nuestra economía, sobre todo al estar asociado a la creación de infraestructura y la generación de empleo. Claramente, el desempeño de los últimos años es un reflejo de los obstáculos que le hemos impuesto a la inversión. Paralizaciones, trabas burocráticas y un clima empresarial menos favorable han mermado el dinamismo del sector y, en general, el de nuestra economía.

 

En este contexto, la reconstrucción será una oportunidad para tomar las riendas y darle un impulso al sector. No obstante, vale la pena recordar que no solo de la reconstrucción tras el Niño costero vive el mismo, por lo que más allá de shocks positivos (con efectos en el corto o mediano plazo), mantener un crecimiento estable en el largo plazo dependerá del avance y el estímulo a la inversión en el tiempo.

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