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Una China conectada a gran escala
Por ComexPerú / Publicado en Mayo 22, 2017 / Semanario 892 - Actualidad
![](https://www.comexperu.org.pe/upload/images/actualidad-251017-031615.jpg)
El
pasado 14 y 15 de mayo, en el marco del Primer Foro de la Franja y la Ruta para
la Cooperación Internacional, realizado en Pekín, 28 jefes de Estado, delegados
de más de 110 países y los directores de las organizaciones mundiales más importantes,
se reunieron por primera vez para discutir una de los proyectos más ambiciosos
del siglo XXI: la iniciativa china Una Franja, Una Ruta (mejor conocida como
OBOR, por sus siglas en inglés).
OBOR,
propuesto por el presidente chino Xi Jinping en 2013, constituye un gigantesco
plan de infraestructura y comercio, que pretende conectar el continente
asiático con Europa y África. La escala de esta iniciativa no tiene precedentes
en la historia moderna, pues abarca más de 60 países y compromete al menos un
billón de dólares en infraestructura. Asimismo, se inspira en la
antigua Ruta de la Seda, una red de rutas comerciales que unía al Imperio chino
con Asia Central y el mundo árabe hace más de 2,000 años, y mediante la cual se
comercializaba la seda, uno de los productos chinos más emblemáticos en ese
entonces.
En 2015, el
Gobierno chino autorizó el Plan de Acción de OBOR con dos componentes: el
Cinturón Económico de la Ruta de la Seda, y la Ruta de la Seda marítima del
siglo XXI. La primera se refiere a tres rutas que conectan China con Europa
(por Asia Central), el golfo Pérsico, el Mediterráneo (por Asia Oriental) y el
océano Índico (a través de Asia Meridional); mientras que la segunda busca
crear conexiones entre las vías navegables regionales.
Según Xi Jinping, OBOR no trataría solamente de
conectividad física. Su objetivo es crear la plataforma más grande del mundo
para la cooperación económica, incluyendo la coordinación de políticas, la
integración comercial y financiera, y la cooperación social y cultural. Este
enorme impulso de la globalización y el comercio, denominado por algunos como
el “Plan Marshall chino”, podría significar un nuevo orden económico mundial
con China a la cabeza, sobre todo en vista del reciente enfoque más proteccionista
de EE.UU. bajo el mandato del presidente Trump.
Avances a la fecha
Si bien no
existe un plan concreto de todos los proyectos y acuerdos relacionados con
OBOR, según el Gobierno chino, se ha invertido en 1,700 proyectos desde 2013.
Algunos de ellos son emblemáticos, como el corredor China-Pakistán, con US$
46,000 millones; un ferrocarril de alta velocidad de 3,000 km, que conecta
China y Singapur; y gasoductos a través de Asia central. Además, en 2014, se
crearon el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) y el Fondo de
la Ruta de la Seda, para financiar proyectos relacionados. El año pasado, Xi Jinping comprometió US$ 113,000 millones de
financiamiento extra para la iniciativa.
De acuerdo con
anuncios del Gobierno chino, todas las naciones estarían invitadas a participar
del proyecto que busca mejorar la conectividad y la cooperación global. Más de
60 países, sobre todo asiáticos, han demostrado interés y varios de ellos ya
han firmado memorandos de entendimiento con China. La iniciativa es firmemente
apoyada por naciones como Rusia y Filipinas, pero vista con escepticismo por
otros como India y EE.UU. Cabe mencionar que se espera una segunda cumbre de
OBOR en 2019.
¿Y cómo estamos en este lado
del globo?
Si
bien resulta difícil realizar comparaciones con el gigantesco proyecto chino,
dicha iniciativa puede poner en evidencia la situación actual de la
conectividad e infraestructura en la región de América Latina. Las
deficiencias en infraestructura constituyen una de las principales limitaciones
al desarrollo sostenido e inclusivo en la región.
Según el Reporte de Competitividad Global del Foro Económico Mundial 2016-2017,
la mayoría de los países en la región tienen un nivel de calidad de
infraestructura muy bajo, en relación con la existencia y mantenimiento
adecuado de la red de carreteras y ferrocarriles, y la disponibilidad de
conexiones aéreas y marítimas. Chile y Panamá son los únicos países de la
región que se encuentran entre los primeros 50 puestos del índice respecto al
pilar de infraestructura. El Perú se encuentra en el puesto 86 (de 138 países)
y obtiene un puntaje particularmente bajo en la calidad de la infraestructura
de las carreteras y los ferrocarriles.
Una mayor interconexión permitiría no solamente
potenciar el comercio y la competitividad de la región, sino atender el déficit
de infraestructura de una mejor manera, y así contribuir con el desarrollo
económico y social. Sin embargo, algunos de estos proyectos han tenido escaso
impacto sobre el comercio e integración, y además están siendo cuestionadas
actualmente por corrupción. En este sentido, si bien deberíamos aspirar a una
mayor conectividad en la región; los proyectos de infraestructura, que por lo
general suponen enormes montos de inversión, deberían ser formulados
rigurosamente e implementados de la manera más transparente posible.
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