¿Esto no es lo que estabas buscando?
Vuelve a definir los parámetros de tu búsqueda.
Y el Óscar va para…
Por Jessica Luna / Publicado en Marzo 06, 2017 / Semanario 882 - Editorial
Sabemos que en
el Perú muchas veces pecamos de criticones y, como dice el dicho, “el peor
enemigo de un peruano es otro peruano”. Sin duda, nos llevamos el premio.
También pecamos de pesimistas e inconformes, porque muchas veces les cuesta a
algunos levantar la cabeza y ver el bosque en vez de centrarse solo en el árbol
caído. Pocos ven una oportunidad en un periodo de crisis o adversidad, esa que
te permita fortalecer tu posición para estar listo y aprovechar el periodo de
recuperación que viene después. Porque después de la tormenta, viene la calma.
Hace unos días,
el presidente Kuczynski viajó a EE.UU. y se reunió con el presidente Trump… ¿y
cuál fue la reacción de algunos? Pues criticar y menospreciar dicho
acontecimiento. No vieron que es el primer presidente latinoamericano en
reunirse con él; que tenemos un líder con cualidades que generan afinidad con
el presidente de la economía más grande del mundo, que van desde el idioma y la
formación y experiencia profesional hasta, por ejemplo, la preocupación por la
situación de Venezuela. Esta cita, sin duda, fue una oportunidad para dar
mensajes importantes y rayar la cancha de la relación de esta potencia con el
Perú y América Latina.
Y en particular
para nuestro país, tal reunión fue muy importante, ya que tenemos un acuerdo
comercial que debemos cuidar, pues ha permitido que las exportaciones totales y
las no tradicionales crezcan, en promedio, un 3.8% y un 10.2% anual,
respectivamente, desde su entrada en vigencia. Asimismo, ha permitido que las
agroexportaciones, que representan un 49% de las exportaciones no tradicionales
a dicho mercado, aumenten a una tasa promedio anual del 14.7%. La relación
comercial entre ambos países es complementaria, pues se trata de un mercado de
destino importante para nuestros productos no tradicionales y del que compramos
en condiciones favorables bienes de capital e intermedios que hacen más
competitiva nuestra industria. Saludemos esa oportunidad, no critiquemos en
malos términos.
Hoy el Perú
vive una situación difícil por el gigante caso de corrupción que sin duda nos
golpea, pero que también representa una oportunidad para corregir errores,
fortalecer nuestros instrumentos de inversión público-privados y demostrar que
se aplicará todo el peso de la ley contra los corruptos. Si nos centramos
solamente en el show y en el lamento,
habremos perdido tiempo, sobre todo para sacar de la pobreza a muchos que ya no
pueden esperar. Dejemos que las autoridades judiciales hagan su trabajo y todos
los demás exijamos fuerza y voluntad política para efectuar un cambio y tomar
decisiones, no solo respecto a temas de APP y concesiones, sino inversiones
como las de la refinería de Talara o los Juegos Panamericanos.
A estas alturas
del partido, o somos parte del problema o somos parte de la solución. Veamos
oportunidades en las crisis que enfrentamos. No nos ganemos el Óscar al pesimismo.
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