De acuerdo con el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), la cantidad de empleos formales en el sector privado mantiene un crecimiento constante en lo que va del año, con una tasa de crecimiento promedio del 4.6% para el periodo enero-julio. Sin embargo, debido a la menor dinamismo económico que cada vez empeora más, estos resultados podrían revertirse en los próximos meses. Por el lado de las contrataciones, estas comenzaron a desacelerarse, sobre todo para los trabajadores no calificados (es decir, aquellos sin educación superior completa), quienes suelen ser los más afectados en escenarios de contracción económica. 

En detalle, la cantidad de trabajadores formales no calificados aumentó a 3,035,000 durante julio del presente año, los cuales representaron más del 75% del empleo formal a nivel nacional, de acuerdo con estimaciones del MTPE. Este resultado significó un incremento del 2.5% en comparación con el mismo mes del año pasado y se situó por debajo de la evolución del empleo formal calificado (+6.9% en julio). Durante la recuperación del empleo formal tras la pandemia, ambos indicadores reportaron similar desempeño, pero comenzaron a divergir desde la mitad de 2022 hasta reportar las mayores diferencias en los últimos meses. 

Este desempeño es preocupante si consideramos que la mayoría de la fuerza laboral en el país no culminó la educación superior técnica o universitaria, porque significa menores oportunidades de empleo formal para aquellos en esta situación. Además, es importante tener presente que los trabajadores no calificados presentan un mayor riesgo de perder sus empleos en escenarios de desaceleración económica, como ocurrió durante la pandemia: la contracción del empleo formal no calificado fue casi el doble de lo reportado en trabajadores calificados. Es decir, si la economía peruana continúa contrayéndose, la pérdida de empleo formal será mayor en los trabajadores más vulnerables. 

La falta de capacitación necesaria en los trabajadores no calificados restringe sus oportunidades de desarrollo, de manera que este grupo tiene una mayor participación en el empleo informal, pero también limita la capacidad de crecimiento de la economía, porque su mayoritaria presencia implica bajos niveles de productividad laboral. Por tanto, la difusión de la educación superior en la fuerza laboral es una estrategia importante para el crecimiento y desarrollo en la mayoría de los países. Sin embargo, la única manera de lograrlo es que existan suficientes incentivos para invertir el tiempo y dinero que requiere la educación superior. 

¿QUÉ DETERMINA LA FALTA DE EDUCACIÓN SUPERIOR EN LA FUERZA LABORAL?

Es importante analizar la tasa de inadecuación ocupacional, que representa la proporción de trabajadores con educación superior completa que ocupan empleos en los que los niveles de formación requeridos son diferentes a los que posee el trabajador. En el Perú, la mayoría de la inadecuación ocupacional ocurre por subutilización, lo cual significa que los trabajadores en esta condición culminaron la educación superior, pero no aprovechan las habilidades desarrolladas. Esto representa un grave problema, porque implica que la inversión realizada no será completamente recompensada, lo cual desincentiva que la fuerza laboral se capacite más. 

Es preocupante que la tasa de inadecuación ocupacional se mantenga al alza desde hace varios años, tras pasar del 52.9% al 57.6% entre 2010 y 2022, lo cual afectó a 2,073,553 empleos en todo el país durante el año pasado, de acuerdo con estimaciones del MTPE. Es decir, más de la mitad de los trabajadores con educación superior tienen ocupaciones en las que se necesita un nivel de formación menor al que poseen. Los departamentos más afectados son Puno y Madre de Dios, donde 7 de cada 10 trabajadores con educación superior realizan actividades que requieren habilidades de menor nivel. 

Durante el año pasado, la tasa de inadecuación ocupacional aumentó en 10 departamentos y el caso más grave fue el de Arequipa, con el 60.9% (+8.4 puntos porcentuales respecto de 2021). En este departamento, la cantidad de trabajadores con educación superior en esta situación aumentó a 129,738 (+26.9%). Por su parte, Áncash fue el segundo que más retrocedió, con un aumento en la incidencia al 62.3% (+6.6 pp), seguido por Amazonas con el 62.3% (+2.9 pp). 

Por el contrario, durante el año pasado, los departamentos que más progresaron en esta materia fueron Apurímac, con el 49.6% (-17.4 pp); Tacna, con el 54.4% (-10.8 pp), y Huancavelica, con el 65.6% (-9.2 pp). Es importante resaltar que, a pesar de este desempeño, la inadecuación ocupacional continuó afectando a una proporción importante de los trabajadores con educación superior en todos los departamentos. La menor incidencia se reportó en Huánuco; sin embargo, todavía 4 de cada 10 trabajadores que invirtieron en la educación superior no utilizan todas las habilidades que desarrollaron por no encontrar un empleo adecuado. 

Es importante considerar que la inadecuación ocupacional se mantiene presente en el país debido a la falta de emparejamiento entre la oferta educativa y las demandas de competencias que presentan las empresas. Es decir, la malla curricular de las profesiones que se dictan en universidades e institutos no incorpora las habilidades más requeridas por el mercado laboral. Por esto, es fundamental mejorar el sistema de educación dual, donde las empresas contribuyen con el diseño curricular y formación de los estudiantes, como también se promueve en la actual gestión del MTPE. 

Sin embargo, para implementar este sistema es necesario retomar el dialogo tripartito activo entre sector empleador, trabajador y Gobierno, lo cual implica un compromiso claro por parte del Gobierno para no aprobar normas en materia laboral sin la discusión técnica previa, mediante el Consejo Nacional del Trabajo y Promoción del Empleo. De la misma manera, tampoco se debe perder de vista que el sistema de educación dual requerirá inversiones en apoyo operativo que pueden ser onerosas para las empresas de menor tamaño, por lo que también tendrá que discutirse un esquema de beneficios e incentivos para la capacitación dentro del trabajo.