La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que la inversión privada no solo fortalece la capacidad productiva de la economía, sino que también crea más empleos y estimula el incremento de los ingresos. De igual modo, la inversión extranjera trae consigo tecnología y permite que se compartan conocimientos, lo cual beneficia a las empresas locales y favorece la inversión local. Así, un ambiente propicio para invertir implica la consolidación de las políticas nacionales e instituciones públicas, y la cooperación internacional, según la OCDE. 

El Instituto Peruano de Economía (IPE) resalta la importancia de la inversión privada como único medio para alcanzar la generación de empleo sostenible. En esa línea de ideas, las personas no invierten para generar pérdidas, por lo que, cuando el panorama es incierto, la inversión retrocede y se pierden los empleos. Como se observa en el gráfico, existiría una relación negativa entre la tasa de desempleo promedio anual y la inversión privada. Es decir, en los años en que la inversión privada creció, entre 2009 y 2013, se observa una reducción de la tasa de desempleo; de forma análoga, entre 2014 y 2017, aumentó la tasa de desempleo, acompañada de una menor inversión privada. 

Entre enero y setiembre de 2023, de acuerdo con cifras del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), la inversión pública ascendió a S/ 16,698 millones a precios constantes de 2007. Por su parte, la inversión privada ascendió a S/ 78,962, lo cual equivale al 82.5% de la inversión total. Con ello, se evidencia un alto componente privado en la inversión total, pues se podría decir que, por cada S/ 1 invertido por el Estado, el sector privado invierte S/ 4.7, en promedio. 

Según el último reporte del BCRP, se proyecta que, al cierre de 2023, el PBI decrezca un 0.5%, principalmente por el estancamiento de las expectativas empresariales en terreno pesimista y la contracción de la inversión privada que se registró entre enero y setiembre del año pasado. Además, el mismo reporte indica que la inversión privada total habría disminuido un 7.3% y el componente de inversión minera habría caído un 14.1%. Sumado a ello, de acuerdo con el estudio ¿Qué estamos perdiendo como país? El impacto económico de los conflictos sociales y la tramitología en la minería, del Instituto Peruano de Economía (IPE), entre 2008 y 2022, la no ejecución de proyectos mineros por razones ajenas a la voluntad de la empresa significó una pérdida total del PBI cercana a S/ 700,000 millones, a precios constantes de 2007, lo cual sería equivalente a 1.2 veces el PBI de 2022. 

Una de las maneras de aproximarnos al flujo de inversión futuro es la confianza empresarial. Según la última Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas del BCRP, en enero de 2024, las expectativas de inversión de las empresas a 3 meses se encuentran en el rango pesimista, con un puntaje de 45.4[1], mientras que las expectativas a 12 meses alcanzaron un puntaje de 55.5, con lo que se sitúan en el rango optimista. Lo anterior sugeriría un comportamiento empresarial cauteloso en el corto plazo. 

Por el lado del índice de expectativas de la economía a 3 meses, a enero, se observa una mejora desde octubre del año pasado. Sin embargo, seguimos situándonos por debajo de la valla de los 50 puntos desde abril de 2021. Por su parte, en enero, las expectativas a 12 meses se sitúan en un rango optimista, con un puntaje de 53.5, aunque esta cifra todavía se encuentra por debajo del promedio entre 2016 y 2019 (67 puntos). 

El principal desafío para 2024 es impulsar el crecimiento económico. Para lograrlo, se necesita un ambiente de expectativas empresariales positivas que permitan una mayor inversión privada. Po ejemplo, en el sector minero, hay inversiones que esperan por trámites que se alargan indefinidamente. Estas trabas están a la vista del sector privado, quien pide eliminar barreras burocráticas; debido a ello, el premier Otárola anunció la creación de la Comisión Multisectorial para identificar barreras burocráticas, cuyo objetivo sería eliminarlas. ¿Qué tan efectiva será esta comisión? Solo el tiempo lo dirá.

Por su parte, la fortaleza de las instituciones mantendría una imagen seria de Perú, pero esta es difícil de lograr si no se llega a soluciones inmediatas que eviten paros que atenten contra la economía local. Tal es el caso de la venta de entradas de Machu Picchu, donde se mantuvo una huelga indefinida por 10 días que afectó a los comerciantes de la región. Otro ejemplo son los constantes pedidos de rescate, por parte del Ministerio de Energía y Minas, para la ineficiente empresa estatal Petroperú, situación insostenible que nos daría una mala señal como país, tal como lo indica el Semanario 1191. Si bien existen estos desafíos, se espera que el Gobierno fomente un ambiente propicio para la inversión privada y resuelva inmediatamente los conflictos, con mayor estabilidad política y acciones concretas desde instituciones clave del Estado.

[1] En la encuesta de expectativas, el rango pesimista se encuentra por debajo de 50 puntos, el rango optimista se encuentra por encima de este valor.