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A PONERSE LA CAMISETA DEL PERÚ
Por Jessica Luna / Publicado en Junio 15, 2018 / Semanario 941 - Editorial

Empezó la fiesta más importante del deporte rey: la Copa Mundial Rusia 2018. Lo que vivimos hoy en el Perú es un sentimiento indescriptible, emoción, pasión que cala en cada uno de los corazones de los peruanos, niños y adultos, que unidos gritan “Arriba Perú”. Más de 30,000 peruanos han viajado a Rusia desde distintas partes del mundo para alentar a nuestra selección que, al mando del profesor Gareca, nos ha dejado ya, con solo clasificar, enormes lecciones de vida. Las familias se unen, los padres y abuelos reviven emociones que no sentían hace 36 años, y transmiten este sentimiento a sus hijos que hoy ven orgullosos que el país donde nacieron está entre los mejores del mundo. La gente viste camisetas orgullosas de su maravilloso Perú, cantan a toda voz himnos para todos los guerreros que defenderán nuestra bandera como héroes nacionales. Hay humildad, pero también hambre de gloria.
Los peruanos unidos lo podemos todo, se escucha en cada rincón. ¿Y es cierto? Yo creo que sí, pero solo si de verdad nos lo proponemos y trabajamos para ello. El triunfo solo se logra con liderazgo, autoridad, objetivos comunes, con un plan de trabajo en el que todos sumemos y, sobre todo, con un esfuerzo conjunto en el que cada uno sea una pieza de ese gran equipo llamado Perú. Y de eso nos falta mucho todavía, más en estos días.
Poco podemos avanzar en posiciones comunes en torno a políticas como el impulso a los proyectos mineros, extensión del régimen agrario o destrabe de proyectos de inversión. Políticas que son fundamentales para el crecimiento económico y social de nuestro país, para sacar a miles que aún están en situación de pobreza. Menos aún podemos avanzar en las tan necesarias grandes reformas como la modernización del Estado, la reforma laboral o la tributaria si no contamos con un Ejecutivo que camine en la misma dirección. Si a eso le sumamos ministros que se meten cabe unos a otros, sin posiciones claras ni consensuadas, y un Congreso donde priman intereses particulares o políticos por encima de los del país, el panorama se torna sombrío. Y esa es, lamentablemente, nuestra gran falencia: la falta de liderazgo, autoridad y claridad para trabajar en torno a objetivos comunes.
Pero vayamos a algo menos económico y más del día a día. Se ha lanzado una excelente campaña denominada “¿Y tú, para qué Perú juegas?”, que busca generar, a partir de la unión de los peruanos en torno al fútbol, un “partido de valores” en el que todos seamos parte de un mismo equipo. Respeto al peatón, uso moderado del claxon, prudencia al manejar y ayuda al que lo necesita, entre otros, son conceptos mínimos a partir de los cuales podremos construir un país mejor. ¿Podemos avanzar en ello? ¡Seamos parte de ese cambio!
El fútbol que genera pasiones es también una oportunidad para reflexionar sobre cómo sumando, trabajando juntos, con líderes con visión clara y un equipo que juegue para el mismo objetivo, podremos generar más oportunidades y esperanza para los peruanos. Contribuyamos todos a construir un mejor país, a meter goles y no fouls contra nosotros mismos. ¡A ponerse la camiseta del Perú!
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