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A RENOVAR EL CEPLAN
Por ComexPerú / Publicado en Julio 26, 2018 / Semanario 947 - Actualidad

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el planeamiento busca el desarrollo integral de cualquier país, que a la vez asegure la gestión pública al servicio del ciudadano en cada lugar del territorio nacional, para el cumplimiento de las funciones primordiales del Estado y, sobre todo, el bienestar de las personas. Abarca los aspectos ambientales, económicos, sociales e institucionales en un sentido amplio.
El Perú, actualmente, cuenta con un espacio de diálogo y concertación para el seguimiento y promoción de las políticas de Estado llamado Acuerdo Nacional. Es importante mencionar que su conformación es tripartita, pues participan el Gobierno, los partidos políticos que cuentan con representación en el Congreso de la República y las organizaciones representativas de la sociedad civil a nivel nacional. En síntesis, los sectores de la sociedad ven y reconocen en el Acuerdo Nacional los lineamientos para el desarrollo en el largo plazo, lo que permite la continuidad de lo positivo y deja de lado el “borrón y cuenta nueva”.
Sin embargo, lo que actualmente necesita nuestro país es que todas las acciones que se implementen a corto, mediano y largo plazo, tengan un norte, sean concretas, además de que identifiquen problemas y tengan objetivos claros que guíen las políticas y sigan su desarrollo, para confirmar su cumplimiento y que no se queden solo en los papeles. Un claro ejemplo es el Departamento Nacional de Planeación (DNP) en Colombia, oficina dependiente directamente de la presidencia de la república, que se encarga de desarrollar los lineamientos de planeación impartidos por el propio presidente, los ministerios y los grupos representativos, así como coordinar el trabajo de formulación, ejecución, seguimiento y evaluación de resultados del Plan Nacional de Desarrollo y de otras políticas del Gobierno nacional.
Este departamento es una entidad eminentemente técnica que impulsa la implantación de una visión estratégica del país en los campos social, económico y ambiental, a través del diseño, la orientación y evaluación de las políticas públicas colombianas, el manejo y asignación de la inversión pública y la concreción de las mismas en planes, programas y proyectos del Gobierno.
¿Cómo contribuye la DNP en Colombia? Por ejemplo, en 2017, ayudó a que el Gobierno colombiano tome conciencia de que la regulación excesiva estaba causando daños económicos y sociales al país, ya que implicaba altos costos. Dicha situación se evidenció también en el índice de carga regulatoria gubernamental del Foro Económico Mundial 2016-2017, donde Colombia quedó en el puesto 124 de 138 países. Asimismo, cabe apuntar que, en materia institucional, pasó de la posición 79 a la 112 en la última década, con lo que quedó al nivel de países como Nigeria o Pakistán. Ante esta situación, la DNP y el Gobierno se vienen enfocando en conseguir un mejor y menor grado de regulación para el presente año, mediante el uso del análisis de impacto normativo, herramienta que permite analizar el impacto de una posible intervención y el costo de su errónea implementación.
NO FALTAN PLANES, SOBRAN…
En el Perú, debemos imitar estas buenas prácticas, ya que necesitamos de manera urgente una entidad que tome en cuenta y desarrolle estos aspectos. Sin embargo, no sería necesario crear un Ministerio de Planeación ni otro departamento, pues actualmente contamos con el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan), entidad que pocos conocen. Para dar una idea, se puede decir que es un organismo técnico especializado, adscrito a la Presidencia del Consejo de Ministros, que ejerce la rectoría efectiva del Sistema Nacional de Planeamiento Estratégico, para así mejorar la calidad de vida de la población y el desarrollo sostenible del país.
Oscar Bahamonde, especialista en gestión pública y sistemas administrativos, y exjefe de diferentes unidades ejecutoras en el sector público, menciona que, en efecto, sin disminuir el esfuerzo del Ceplan, debe reconocerse que no es perfecto, pues en varias oportunidades ha presentado carencias que resultan inocultables, y solo se ha quedado en el diagnóstico y en la generación de metodologías de planeamiento estratégico. Además, los miles de planes que se generan tienden a no tomar en cuenta el escalón de planeamiento superior ni los que están a su lado y que pueden ser afectados. En parte, esto se puede evidenciar en el Plan Bicentenario, el cual es muy general, no especifica concretamente cómo se lograrán esos propósitos ni ordena las acciones necesarias según el grado de prioridad.
La planificación es una herramienta importante para alcanzar el desarrollo. Construir un país sin usarla es condenarlo al fracaso o, por lo menos, a una acumulación de problemas como costos económicos y sociales innecesarios. Lo que se requiere es que el Ceplan haga una prospección y monitoree las tendencias mundiales; sin ir muy lejos, se puede enfocar en los países vecinos y así adoptar las tecnologías y el análisis de big data que estos países emplean para implementar políticas concretas en materia de seguridad, salud, educación y trabajo. Pero para que se logre todo esto es necesario que el Gobierno le otorgue la autoridad suficiente de modo que, realmente, pueda conducir el desarrollo nacional por un camino claro y bien delineado.
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