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Aduana: clave para mejorar la logística de comercio exterior
Por ComexPerú / Publicado en Julio 25, 2016 / Semanario 854 - Actualidad

Los aranceles
son tributos que se aplican a los bienes importados; y, por mucho tiempo, han
sido una herramienta para que las economías protejan sus industrias locales de
los productos que vienen del exterior. Sin embargo, los tiempos cambian. Así,
mientras hoy la tendencia es reducir el nivel de aranceles para la mayoría de
bienes y liberalizar los flujos comerciales con el mayor número de socios
posible, la mejora logística interna ha comenzado a ser la pieza clave y
fundamental para que los países puedan lograr posiciones más competitivas.
Cuando hablamos
de logística para el comercio nos referimos a toda la cadena que interviene
tanto en el envío del producto (desde la adquisición de la materia prima hasta
el contenedor que se envía a través de algún puerto o aeropuerto con el
producto terminado) como en su recepción (desde que un contenedor se acerca a
tierra hasta que luego se envía a su destino final). Y es precisamente esta
cadena la que depende enteramente de las capacidades que tenga el país para
sofisticarla y hacerla más eficiente. Esto es competencia, principalmente, de
dos entidades: el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur),
institución encargada de formular, dirigir, coordinar y ejecutar las políticas
de comercio exterior; y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), a través de
la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat),
cuyo fin principal es administrar los tributos del Gobierno nacional, así como
la implementación, inspección y control del cumplimiento de la política
aduanera.
De acuerdo con
el Índice de Desempeño Logístico 2016, elaborado por el Banco Mundial, el Perú
se ubica en el puesto 69 de 160 países, con un amplio margen de mejora en dos
indicadores en particular: infraestructura comercial y de transporte (donde nos
encontramos en el puesto 75), y timeliness,
que se refiere a la puntualidad para el recojo y entrega de mercancías, lo que
es un indicador de la fiabilidad y previsibilidad de nuestro sistema de
comercio exterior (puesto 80).
En lo que
respecta a infraestructura, aunque estemos hablando de la destinada al comercio
exterior, el Mincetur está atado de manos, porque toda acción de mejora
dependerá más de un trabajo articulado con otras instituciones del Estado,
principalmente con el Ministerio de Transportes y Comunicaciones. No obstante,
en cuanto a lograr una mayor eficiencia en nuestro sistema de comercio en sí,
tanto el Mincetur como la Sunat tienen bastante espacio para trabajar.
¿Qué está fallando en nuestra aduana?
En este nuevo
contexto de mayor liberalización del comercio y reducción de aranceles –trabajo
que ha venido realizando de manera positiva el Mincetur–, nuestra aduana debe
comenzar a redefinir también su rol en la economía. La entidad a cargo debe
pasar de una orientación mayormente recaudatoria a una facilitadora. En línea
con ello, queremos destacar que son varios los temas en la aduana que
actualmente retrasan nuestro avance en materia de logística para el comercio y
que, mientras no se resuelvan, no permitirán una real mejora de nuestra
competitividad.
Primero,
necesitamos establecer un solo procedimiento de despacho de mercancías, con
información completa de los bienes antes, durante y después de su llegada al
puerto, con trámites simples y tiempos de respuesta rápidos.
Segundo, los
procesos contenciosos entre la aduana y las empresas deben ser resueltos por
una tercera entidad independiente, que asegure su pronta resolución.
Tercero, debe
haber un trabajo articulado para la lucha contra el contrabando y una mejora
significativa en los puestos de frontera, donde se encuentren todos los actores
necesarios y competentes para que no se retrase el movimiento de mercancías.
Cuarto, se debe
garantizar el correcto control aduanero de los productos sensibles, para lo
cual se necesita reforzar la posición técnica y eliminar radicalmente la
posición política que actualmente existe.
Quinto, se debe
permitir que el crédito fiscal le sirva al contribuyente también para el pago
de derechos aduaneros.
Finalmente,
deben desaparecer los documentos aduaneros en físico e implementarse la firma
electrónica y los documentos digitales, ¡en línea con las demás aduanas del
mundo!
Estos son solo
seis puntos concretos que nuestra aduana debe implementar de manera urgente,
pero el trabajo que se requiere va mucho más allá. Incorporar el tema logístico
como principal eje de gestión será clave para mejorar nuestras competencias en
materia de comercio exterior en el quinquenio venidero y para permitir a las empresas
locales competir en mejores condiciones en un entorno global.
Necesitamos
una aduana moderna, que vaya acorde con la dinámica del mundo y cuya función
principal sea facilitar la logística del comercio exterior. Tomemos las medidas
necesarias para que eso ocurra.
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