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EL EMPLEO FEMENINO AÚN NO ALCANZA LOS NIVELES PREPANDEMIA
Por ComexPerú / Publicado en Agosto 20, 2021 / Semanario 1086 - Actualidad

La crisis ocasionada por la COVID-19 ha afectado gravemente el empleo. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se perdieron 24 millones de trabajos en América Latina y el Caribe. Como se observa en el gráfico, en junio de 2020, Perú tuvo una caída del 56% de la PEA ocupada con respecto a febrero del mismo año, siendo el país más afectado de la región. Cabe mencionar que, de acuerdo con el Instituto Peruano de Economía (IPE), en 2020 se perdieron 1.1 millones de empleos en Lima, debido a las restricciones adoptadas para frenar el brote del coronavirus.
De acuerdo con el BID, la mayoría de las recesiones afecta el empleo masculino; sin embargo, esta crisis en particular ha afectado en mayor magnitud a la empleabilidad de las mujeres. Según el INEI, en el año 2020, las mujeres con empleos disminuyeron un 17.1%, mientras que la población masculina ocupada se contrajo un 9.8%. En detalle, 1,295,000 mujeres y 936,400 hombres perdieron sus empleos en 2020. Si analizamos la situación en lo que va de 2021, esta no ha mejorado.
Como se puede observar en los gráficos, en el trimestre móvil mayo-junio-julio de 2021, la población económicamente activa ocupada aumentó un 59% con respecto al mismo periodo de 2020. De esta forma, la PEA ocupada masculina creció un 58.8% y la femenina, un 59.2%.
No obstante, si vemos cómo ha evolucionado el empleo adecuado por género, se puede observar una diferencia considerable. El empleo adecuado en la población masculina se ha logrado recuperar este año, pues se incrementó un 99.6%. Esto a diferencia del empleo en la población femenina, cuyo avance fue de apenas un 37.2%.
Al momento de evaluar esta situación por subempleo[1], continúan los resultados desalentadores. En el trimestre móvil mayo-junio-julio de 2021, la población femenina subempleada por insuficiencia de horas o visible (es decir, aquellas que trabajan menos de 35 horas a la semana a pesar de poder y querer trabajar más) aumentó a 399,100, significando un incremento en 51.6% respecto al mismo periodo de 2020. En contraste, la población masculina en aquella condición se redujo a 267,700, representando una disminución en 25.7%.
En relación con el subempleo por ingresos o invisible (es decir, las personas que reciben bajos ingresos a pesar de trabajar 35 horas o más a la semana), este explicó 697,600 empleos masculinos entre mayo y julio de 2021, representando, aproximadamente, al 26.7% de los empleos de los hombres y significando un incremento en 51.6% respecto al mismo periodo de 2020. No obstante, ello se agudizó en las mujeres, pues 880,000 de ellas laboraron en aquella condición, representando, aproximadamente, el 42.9% de sus empleos y significando un incremento de casos en 87.3% respecto al mismo periodo del año pasado.
Esta disparidad en incidencia en el subempleo por ingresos también se reflejó en la brecha salarial de género en la capital. Al respecto, el ingreso promedio de los hombres ascendió a S/ 1,769 durante el trimestre móvil de mayo a julio, significando un incremento en S/ 140.7 respecto al mismo periodo de 2020. Por el contraste, el de las mujeres se situó en S/ 1,354, representando una disminución en S/ 27 respecto al mismo periodo del año pasado.
El problema de brechas de desigualdad ocupacional y salarial por género ya existe desde hace varios años. La crisis ocasionada por la COVID-19 ha exacerbado esta problemática, además, de haber afectado a las mujeres en mayor medida. De acuerdo con el Ministerio de la Mujer, esto se debe principalmente a dos razones.
En primer lugar, los sectores más golpeados por la pandemia fueron comercio y servicios, justo en aquellos donde se concentra la mayor cantidad de trabajadoras femeninas. En segundo lugar, esta población mantiene menores tasas de ocupación y están sobrerrepresentadas en el trabajo a tiempo parcial, el autoempleo, la informalidad, el empleo a plazo fijo de menor duración y el empleo en empresas pequeñas con menor productividad.
A ello hay que sumarle el trabajo doméstico no remunerado. De acuerdo con la Encuesta Nacional del uso del Tiempo (ENUT), realizada en 2010 y que no se actualiza desde entonces, entre las laborales asalariadas y las no remuneradas, las mujeres peruanas trabajan 9 horas con 15 minutos más que los hombres. Además, según esta encuesta, los hombres dedican 15 horas semanales a las labores domésticas, mientras que las mujeres invierten 39 horas.
Asimismo, el BID señala que la pandemia ha profundizado esta carga desigual del trabajo no remunerado dentro del hogar, lo que aumenta las tareas domésticas y de cuidado, y afecta la participación laboral de las mujeres y las posibilidades de progresión profesional a futuro, en muchos casos. De esta forma, la pandemia ha agudizado el problema de brechas salariales y ocupaciones, lo que impacta fuertemente a las mujeres en el corto, mediano y largo plazo.
[1] Según el INEI, la población subempleada es aquella cuya ocupación es inadecuada con respecto a determinadas normas como las de nivel de ingreso, aprovechamiento de las calificaciones, productividad de la mano de obra y horas trabajadas.
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