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PROTECCIONISMO: INTERESES PRIVADOS CONTRA LA LIBERTAD DEL CIUDADANO
Por Jessica Luna / Publicado en Septiembre 25, 2020 / Semanario 1044 - Editorial

El Perú ha ganado con el libre comercio. Mercados ampliados para vender nuestros productos, para importar maquinaria, tecnología y bienes intermedios; productos peruanos en los principales mercados del mundo y una fuerza emprendedora que se ha beneficiado con oportunidades de negocios de exportación e importación. Pero, lo más importante, el gran ganador es el ciudadano, que hoy tiene acceso a una gran diversidad de productos y, sobre todo, tiene la libertad de elegir.
Entre 2006 y 2019, pasamos de exportar US$ 17,301 millones a US$ 46,412 millones. Las exportaciones no tradicionales también se multiplicaron por 3, al pasar de US$ 4,285 millones a US$ 13,824 millones. Pero el libre comercio, que es de dos vías, nos da la oportunidad de vender aquellos productos en los que somos competitivos y comprar aquellos que no producimos o que se pueden adquirir con mejores condiciones.
Así, en el mismo periodo, las importaciones pasaron de US$ 12,535 millones a US$ 42,55 millones. Basta ver un ejemplo. Las laptops en el mes de julio sumaron US$ 73 millones, su mayor valor en los últimos 15 años. Ello nos ha permitido acceder a productos necesarios para el trabajo remoto y la educación virtual sin pagar aranceles, gracias a los TLC.
A pesar de los evidentes beneficios, hoy, el sector industrial textil ataca el libre comercio al solicitar que se detengan las importaciones de prendas de vestir y confecciones con una salvaguardia sin sustento técnico. Una medida que golpearía aún más los bolsillos de los ciudadanos y que nos recuerda que este tipo de pedidos no es nuevo.
En 2013, se aplicaron derechos antidumping al sector. En 2015, el Indecopi revocó dichas medidas, porque la investigación no había seguido criterios técnicos de acuerdo con la normativa, incluyendo que no se había demostrado afectación de la industria. El costo: US$ 21 millones en derechos antidumping que pagamos todos los peruanos. Afectación de precios y perjuicios para el consumidor.
Para la aplicación de una salvaguardia, se debe demostrar lo siguiente: i) aumento de importaciones; ii) amenaza o daño grave a la industria nacional, y iii) relación causal entre ambas. Las importaciones de textiles y confecciones (excluyendo las mascarillas, por razones obvias), entre enero y julio de este año, no solo no aumentaron, sino que cayeron un 29%. Por tanto, no se cumple la primera condición, con lo que el pedido pierde toda legitimidad.
La industria ha perdido competitividad debido a factores estructurales como la falta de innovación, atomización, alta informalidad, baja productividad, y esto no tiene ninguna relación causal con el libre comercio. Los centros de producción del sector se han trasladado a mercados más competitivos como Centroamérica y Asia. En 2010, el sector producía S/ 6,431 millones; en 2014 (incluso con medidas de protección de antidumping), la producción sumó S/ 6,307 millones y, en 2019, fue de S/ 5,499 millones. Las exportaciones pasaron de US$ 1,563 millones a US$ 1,361 millones entre 2010 y 2019. Estos números evidencian que debemos enfocarnos en la competitividad del sector, no en su protección.
Intereses privados buscan protección, pero atentan contra la libertad de los ciudadanos. El proteccionismo lo pagamos todos.
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