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REPORTE DE COMPETITIVIDAD GLOBAL 2019: INFRAESTRUCTURA
Por ComexPerú / Publicado en Noviembre 08, 2019 / Semanario 1007 - Actualidad
De acuerdo con el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), la competitividad económica se puede definir como el conjunto de instituciones, políticas y factores internos de un país que determinan su nivel de productividad (ver Semanario 1004). Además, la calidad de los servicios públicos, el entorno económico local y la legislación van de la mano con la productividad y la competitividad del país en su conjunto.
En particular, la infraestructura en transporte y servicios básicos es un pilar que explica en gran medida la competitividad de un país, razón por la cual se expone como punto central en las discusiones acerca del desarrollo sostenible. Por esto, y continuando con la iniciativa de desarrollar a profundidad cada uno de los doce pilares que comprende el Reporte de Competitividad Global 2019 (ver Semanario 1006), en el presente artículo analizaremos los resultados del Perú frente a referencias internacionales y cómo las iniciativas locales proponen abordar la mejora en la infraestructura para la competitividad.
El pilar 2 del Índice de Competitividad Global, referido a Infraestructura, agrupa dos subpilares y 12 indicadores relacionados con el transporte y los servicios básicos. En dicho pilar, el Perú se ubicó en el puesto 88, dos posiciones por debajo del resultado obtenido en 2018. En términos del subpilar de infraestructura en transporte, nuestro país ocupó el puesto 97, uno por encima del alcanzado el año pasado, principalmente debido a las mejoras en los indicadores de eficiencia en servicios portuarios, conectividad de envíos[1] y conectividad de carreteras. En cuanto al subpilar de infraestructura en servicios básicos, retrocedió a la posición 79 por el aumento en el porcentaje de la población expuesta a fuentes de agua no segura y por el deterioro en la seguridad del suministro de agua potable.
Ante estos resultados, resulta preocupante que el Perú se ubique en el tercio inferior en cuanto a conectividad de vías y la calidad de infraestructura en carreteras, así como en acceso a electrificación. Estos indicadores se relacionan directamente con el acceso a oportunidades económicas, educativas y de salud en las zonas más alejadas del país. Si bien estos resultados muestran una foto del momento de nuestra infraestructura, dan paso a indagar sobre qué políticas y experiencias han resultado ser efectivas para el posicionamiento de algunas economías como líderes en materia de competitividad.
CONECTANDO CIUDADES, ACTORES Y OPORTUNIDADES
A nivel global, Singapur lidera el ranking en el pilar de Infraestructura, razón por la cual logró pasar al primer lugar general en la última edición del reporte. Este país destaca por su gran calidad de infraestructura vial, la eficiencia de sus servicios portuarios y aeroportuarios, y la conectividad de su transporte marítimo. Esto refleja altos niveles de inversión apoyados por un largo camino de estabilidad política y fiscal, junto con prosperidad económica. Además, sus bajos niveles de riesgo mantienen a Singapur como un destino atractivo de inversión en infraestructura a través de iniciativas público-privadas.
En cuanto a las iniciativas específicas que han liderado el cambio en la competitividad de Singapur, destacan los proyectos de tránsito rápido masivo, que inicialmente planificaron una expansión del 56% en la red de vías férreas hacia 2030 y que lograron materializar sus primeros hitos a finales de 2018. Asimismo, la infraestructura en transporte aéreo ha sido un tema prioritario para el Gobierno al comprometer una inversión de cerca de US$ 10,000 millones, financiados en un 70% por fondos públicos para la construcción de un nuevo terminal que incrementará la capacidad de recepción de 85 millones de personas al año en 2018 a 135 millones en 2030. Si bien los montos que este país maneja se encuentran lejos de lo que vemos normalmente, es importante rescatar que su progreso económico acelerado respondió a una estrategia clara de colaboración público-privada de largo plazo.
En nuestra región, Chile lidera el ranking en este pilar, al ocupar el puesto 42 a nivel mundial. A diferencia de Singapur, la elevada competitividad relativa del país sureño está explicada en gran parte por un alto grado de inversión y calidad en la provisión de servicios básicos. En específico, un 100% de la población chilena tiene acceso a red eléctrica y tan solo un 3.6% de la oferta de energía se pierde en su distribución a los hogares. Estas cifras muestran buenos resultados en acceso y calidad, y lo posicionan en el segundo y noveno puesto a nivel mundial, respectivamente. En cuanto a la infraestructura de transporte, destaca la alta conectividad de sus vías terrestres[2], indicador en el cual el país sureño ocupa el puesto 9 a nivel global.
Así como lo destacado en Singapur, Chile ha mostrado tener una estrategia clara de largo plazo para la programación de sus inversiones públicas. El plan de infraestructura vial del Gobierno considera inversiones por más de US$ 7,000 millones en licitaciones para rutas asfaltadas y mejoras en caminos rurales.
Como tercer caso, observamos que Costa Rica (puesto 63 del ranking) ha sido el país que ha avanzado más a nivel mundial en términos del pilar Infraestructura, al escalar 15 posiciones desde la edición pasada. Este resultado se debió a mejoras en 8 de los 12 indicadores que componen el pilar, entre las cuales resalta un incremento significativo de los puntajes en la calidad de vías terrestres, la conectividad de sus carreteras y la eficiencia de sus servicios portuarios. Los resultados han respondido directamente a un incremento en la inversión pública en obras de infraestructura vial. De acuerdo con el Ministerio de Obras Públicas y Transportes de Costa Rica, durante los últimos 4 años, se han destinado alrededor de US$ 3,000 millones a inversiones en carreteras, puentes y mejoramiento de caminos rurales, a través de una estrategia de priorización dual que plantea medidas diferenciadas para proyectos con mayor alcance poblacional y proyectos en zonas menos intervenidas en conjunto con Gobiernos locales.
LAS GRIETAS QUE NOS SEPARAN
Al analizar estos casos, vemos entonces que los países más competitivos en el mundo y de la región han salido adelante a través del liderazgo económico de sus instituciones. Los tres países descritos apuestan por la colaboración público-privada y la dotación de capacidades a los organismos de Gobierno con el objetivo de sacar adelante rutas de largo plazo. Si bien sus resultados han sido influidos por diferencias en trayectorias económicas y políticas, muestran que existen grietas en la estructura política y económica que aún nos separan en materia de competitividad.
En cuanto a las iniciativas del Gobierno, el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC) es el referente con el que cuenta el Perú al hablar sobre este tema. Dicho plan prioriza una estrategia para reducir la brecha de infraestructura de largo plazo equivalente a S/ 363,452 millones, la cual involucra la ejecución de 52 proyectos priorizados por un total de S/ 99,196 millones. Además, 29 de estos proyectos (el 66% del total de inversión) se realizarán bajo la modalidad de asociaciones público-privadas (ver Semanario 1002).
Sin embargo, el camino para escalar en puestos de competitividad parte desde muy lejos. Como bien se señala en el PNIC, las necesidades de infraestructura en el Perú abarcan mucho más que aquella relacionada con el transporte, las telecomunicaciones o la energía. Es necesario que el plan que nuestro país tiene para cerrar las brechas se implemente de manera efectiva, así como dotar de capacidades a los Gobiernos subnacionales para manejar inversiones en las zonas más alejadas del país y generar un ambiente político estable que incentive la colaboración público-privada.
[1] Indicador que evalúa la conectividad de un país con redes de envíos globales. El indicador se basa en cinco componentes relacionados con el transporte marítimo (número de barcos, capacidad de transporte de contenedores, tamaño máximo de embarcación soportada en puertos, y número de servicios y compañías que administran el manejo de carga en los puertos de un país).
[2] El puntaje de conectividad de vías terrestres mide la velocidad y rectitud promedio de trayectos que conectan al menos 10 de las ciudades más grandes en el país, las cuales engloban al menos a un 15% de su población total.
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