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Tregua arancelaria y sus efectos en el transporte marítimo
Por Comexperu / Publicado en Mayo 23, 2025 / Semanario 1257 - Comercio Exterior

Tras meses de tensiones comerciales, la tregua arancelaria de 90 días entre EE. UU. y China abre una ventana temporal para el comercio marítimo, pero también plantea riesgos logísticos ante posibles incrementos de tarifas y congestión portuaria.
Desde el 2 de abril de 2025, la política arancelaria de EE. UU. tomó un giro más agresivo bajo la administración de Donald Trump, con la implementación de aranceles globales del 10% a diversos países, incluyendo Perú, Argentina y Brasil; mientras que, para otras economías como Vietnam, Corea del Sur, Japón o China, las tasas fueron significativamente mayores.
Esta postura se intensificó el 9 de abril con la firma de la Orden Ejecutiva 14257, que elevó los aranceles a productos chinos al 145%, como respuesta a la decisión de China de aplicar un arancel del 84% a productos estadounidenses, que posteriormente se elevó al 125%. Estos ajustes tensionaron aún más el comercio marítimo, lo que generó incertidumbre sobre el flujo de mercancías en rutas clave como Asia-América Latina.
Tras semanas de escalada, el 12 de mayo se anunció un acuerdo temporal de 90 días para la reducción de aranceles. EE. UU. disminuirá los gravámenes a productos chinos del 145% al 30%, mientras que China hará lo propio con importaciones estadounidenses, reduciéndolos del 125% al 10%. Este acuerdo, sin embargo, no incluye productos estratégicos como acero, aluminio y automóviles, sobre los que se mantienen restricciones.
Impacto en el transporte marítimo: demanda, tarifas y retos logísticos
Con la tregua arancelaria, se prevé un incremento en los volúmenes de carga entre EE. UU. y China, lo que podría derivar en una mayor presión sobre las tarifas spot de los fletes marítimos. Según Lars Jensen, analista de la industria marítima, este aumento se sustentaría en dos factores: la carga retrasada por los importadores estadounidenses a la espera de un acuerdo y el inicio anticipado de la temporada alta de envíos de productos navideños, que podría generar una temporada intensa, pero más corta de lo habitual. Jensen advierte que las líneas navieras intentarán reactivar itinerarios cancelados (blank sailings), pero la rapidez dependerá de la ubicación actual de los portacontenedores, lo que podría derivar en una escasez temporal de capacidad y, por ende, en un alza de las tarifas spot.
Además, la posibilidad de un incremento de carga proveniente de Asia durante los próximos tres meses también plantea riesgos logísticos para puertos que han enfrentado episodios de congestión en meses previos. En particular, terminales portuarios en la costa oeste de EE. UU. y en América Latina podrían experimentar demoras adicionales y mayores costos operativos ante el incremento súbito de la carga.
Los operadores logísticos también se enfrentan al reto de gestionar un posible desbalance en los flujos de carga. Si bien el incremento desde China podría ser drástico, el ajuste de aranceles llevaría a una disminución en las exportaciones estadounidenses, lo que generaría un aumento en el retorno de contenedores vacíos y afectaría la rentabilidad de las rutas marítimas y la capacidad de los puertos para gestionar eficientemente las operaciones.
Por otro lado, el riesgo de atascos portuarios se incrementa en un contexto en el que los puertos de EE. UU. aún se recuperan de los episodios de congestión vividos a finales de 2024. Según un informe reciente de Xeneta y declaraciones de Peter Sand, analista jefe de la consultora, terminales clave como Los Ángeles y Long Beach han registrado aumentos en los tiempos de espera para el atraque, mientras que los costos de almacenamiento alcanzaron niveles récord.
En América Latina, el panorama no es menos complejo. Puertos como el Callao, en el Perú, o Santos, en Brasil, enfrentarían mayores presiones logísticas si los flujos de carga desde Asia aumentan. En este contexto, el puerto de Chancay surge como una alternativa estratégica a mediano plazo para aliviar la congestión en el Callao, especialmente en lo que respecta al tránsito de carga contenerizada hacia Asia. Sin embargo, la infraestructura aún en desarrollo y los retos en conectividad limitan su impacto inmediato.
Aunque la tregua arancelaria ofrece un alivio temporal a los actores del comercio exterior, los riesgos asociados al transporte marítimo se mantienen latentes. La capacidad de respuesta de los puertos y los operadores logísticos será clave para mitigar los impactos de un potencial aumento de volúmenes de carga en un escenario aún incierto.
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