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Lluvias, huaicos, inundaciones y heladas, el pan nuestro de cada día
Por ComexPerú / Publicado en Febrero 20, 2017 / Semanario 880 - Hechos de Importancia

Calles inundadas, cultivos perdidos, casas inhabitables, desbordes de
ríos, daños materiales en la infraestructura pública, heridos, fallecidos y
desaparecidos. A este caos le siguen siempre estados de emergencia, aparición
tardía del Gobierno, ayuda humanitaria de centros urbanos, puentes temporales,
caravanas con alimentos no perecibles y carpas. Luego, todos se olvidan de lo
que pasó hasta que la historia se repite unos meses después, con el siguiente
fenómeno natural, esta vez durante los meses de mayo, junio y julio, y así
sucesivamente, año tras año. ¿Hasta cuándo vamos a esperar que esto cambie?
Si bien es cierto que cada año la situación recrudece, las fechas son
repetidas y los eventos naturales, conocidos. Incluso, el Instituto Nacional de
Defensa Civil (Indeci) tiene un calendario donde indica claramente que la
temporada de huaicos se da entre los meses de diciembre y abril, junto con las
lluvias e inundaciones, y que las heladas en la sierra y los friajes en la
selva se producen entre los meses de abril y agosto. Con las cosas así de
claras, no podemos seguir pecando de ingenuos ni darnos el lujo de actuar
deliberadamente tarde.
En lo que va del año, el Indeci ha registrado un total de 875 fenómenos
naturales[1],
de los cuales 451 fueron lluvias (cuya mayor incidencia se dio en Arequipa,
Piura y Apurímac), 103 huaicos (concentrados principalmente en Lima) y 69
inundaciones (sobre todo en Loreto, Lima e Ica). Tal como estaba previsto en su
calendario. No conforme, al 14 de febrero (poco más de un mes de iniciado el
nuevo año) ya se habían registrado 31 personas fallecidas, 85 heridas, 46,691
damnificadas, 369,780 afectadas, 4,923 viviendas destruidas y 4,508 hectáreas
de cultivo perdidas. Lo que demuestra, una vez más, que el Perú tiene una seria
deficiencia en lo que respecta a previsión.
Desde 2012, existe
una categoría dentro del presupuesto nacional que se define como “reducción de
la vulnerabilidad y atención de emergencias por desastres”[2],
la que incluye diferentes productos y proyectos con esa finalidad. El presente
año, el Gobierno destinó como presupuesto para esta categoría un total de S/
889 millones, menos de la mitad de lo presupuestado en 2016, pero que
seguramente, a raíz de los distintos fenómenos ocurridos durante estas semanas,
irá aumentando durante el año. Cabe resaltar que, en 2016, esta categoría
recibió un presupuesto inicial de S/ 2,095 millones, que se recortó a S/ 1,919
millones durante el año, y de los cuales se utilizó finalmente un 75%.
La mayor parte de dicho presupuesto se destinó a acumular y preparar
capacidad instalada para la respuesta a las emergencias (un 22% del presupuesto
institucional modificado - PIM), como el almacenamiento de infraestructura
móvil, la administración y almacenamiento de kits para asistencia, el desarrollo de centros de monitoreo de
emergencias, la implementación de brigadas y el desarrollo de simulacros. Otro
13% del presupuesto se destinó a atender la emergencia provocada por el
fenómeno de El Niño (posdesastre); un 5% a la adquisición de maquinaria y equipos
por parte del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento para atender
las emergencias; y solo un 4% al mantenimiento de cauces, drenajes y
estructuras de seguridad para contención de peligros (S/ 81.6 millones).
Es interesante notar que la siguiente gran inversión de este presupuesto
fueron los casi S/ 62 millones (un 3.2% del PIM) que se destinaron al
mejoramiento del camino vecinal del malecón de la Costa Verde —del cual,
incluso, dudamos su pertenencia a la categoría de reducción de vulnerabilidad y
atención de emergencias—, para la Municipalidad de Lima.
Se invirtió también, aunque en menores montos, en instalaciones de
defensas ribereñas, servicios de protección contra inundaciones y otros
parecidos en distintas zonas del país, pero cuyos presupuestos independientes
ascienden, en su mayoría, a alrededor de S/ 3 millones y en muchos casos tienen
baja ejecución.
Es evidente la
necesidad de establecer un plan integral para mitigar los efectos de un
eventual desastre. Aplaudimos la rápida iniciativa del Gobierno actual al
implementar el Programa Trabaja Perú, en el cual se priorizarán proyectos de
trabajo comunal en zonas afectadas por huaicos, lo que genera también puestos
de empleo temporal dentro de las mismas comunidades. No obstante, los
exhortamos a trabajar también en la prevención de las heladas y friajes que
vendrán. Es momento de actuar.
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