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PORTADA: ECONOMÍA CIRCULAR
Este nuevo contexto de gran
desaceleración económica y de
crisis social hace que, por un
lado, muchas empresas a nivel
global dirijan sus inversiones en
sostenibilidad para generar ahorros
y mayores eficiencias, lo cual
es tremendamente positivo. Sin
embargo, ante la nueva coyuntura,
también se está observando un
incremento en la producción y el
consumo de material plástico: mayor
cantidad de empaques y materiales
para proteger los alimentos en la
industria, así como los necesarios
implementos de seguridad sanitaria.
Entonces, ¿cómo podemos encausar
la agenda de economía circular que
habíamos comenzado a desarrollar
para encontrar el balance adecuado?
Durante varios meses, el uso de
plástico y la generación de residuos
en el Perú ocuparon los primeros
lugares en la agenda de autoridades,
ONG, medios de comunicación y
consumidores. En consecuencia,
en diciembre de 2018 se promulgó
la Ley 30884, la misma que supuso
grandes cambios para las empresas y
la sociedad peruana en general.
Pero incluso antes de que entre en
vigencia dicha ley distintas empresas
habían adoptado medidas proactivas
para lograr una correcta gestión
ambiental en función a sus impactos.
En Wong y en Metro, por ejemplo, de
la mano de nuestros colaboradores
y clientes, y en alianza con algunas
ONG, llevamos a cabo distintas
campañas para incentivar el uso
responsable del plástico, apoyándonos
en la promoción de bolsas reutilizables. Uno de ellos es que la actividad de
También, buscamos darles una
segunda vida a los residuos a través
de nuestras estaciones de reciclaje
ubicadas en Lima y provincias, que
desde su implementación lograron
recolectar más 16 toneladas de
envases posconsumo por mes.
Si bien estos esfuerzos son importantes,
se necesitan más acciones para
producir cambios significativos que
lleven a una sociedad que funcione
bajo la lógica de la economía circular. Al consiguiente impacto ambiental².
respecto, un punto a considerar son las
variaciones de las formas de consumo
y las nuevas regulaciones que nos
incentivan a rediseñar y repensar
formatos de envases más sostenibles,
tanto desde el punto de vista ambiental
como económico.
En esa línea, a partir de 2019,
trabajamos con proveedores locales
para avanzar en un modelo de
economía circular desde el diseño
de los envases y embalajes. Ahora,
todas nuestras bandejas PET que se
utilizan en frutas, verduras, carnes
y fiambres cuentan con un 30% de
resina reciclada. Esto implica que,
anualmente, se dejen de fabricar 100
toneladas de plástico virgen. Además,
se ha comprobado que utilizar resina
reciclada trae varios beneficios
ambientales, como una sustancial
disminución en el uso de energía y de
agua, además de menores emisiones
de gases de efecto invernadero1.
Para 2020, apuntamos a que, como
mínimo, los envases PET tengan
un 50% de material reciclado. Sin
embargo, la pandemia nos puso
frente a nuevos desafíos que afectan
el naciente movimiento hacia una
economía circular, al menos en el corto
plazo.
los recicladores en Perú se ha visto
interrumpida por las medidas de
aislamiento social obligatorio. Esto ha
generado grandes impactos sociales,
ambientales y económicos. Por
ejemplo: a nivel nacional, nuestro país
genera más de 7 millones de toneladas
de residuos por año; de este total, se
estima que el 18% tiene el potencial
de ser reciclado. Este material,
durante la cuarentena, terminó en
rellenos sanitarios y botaderos con el
A fin de mitigar estos cortes en la
cadena, el Ministerio del Ambiente
publicó el 11 de mayo de este año
el Decreto Legislativo 1501, que
establece que las municipalidades
distritales deben implementar
programas de segregación en la
fuente y recolección selectiva de los
residuos sólidos en todo el ámbito de
su jurisdicción. Esta disposición da
espacio a hacer obligatorio el reciclaje
domiciliario y podría ser el acelerador
que necesitaba la agenda de economía
circular del país desde el ámbito
ciudadano.
Pasada la pandemia, la necesidad
de desarrollar una economía circular
cobrará aún más relevancia, al verse
como una oportunidad atractiva y
rentable para que las organizaciones
puedan planificar sus procesos, con
el objetivo de convertir residuos en
recursos.
Así, desde el sector privado, el mundo
pos-COVID-19 nos desafía a seguir
innovando en nuestra gestión y
nuestras alianzas con otras empresas,
la sociedad civil y las entidades
gubernamentales para lograr no solo
objetivos de negocio, sino también
para rediseñar y reimaginar nuestra
“nueva normalidad” con propuestas
más sostenibles.
1 “Life cycle impacts for postconsumer recycled resins: PET,
HDPE, and PP”, Franklin Associates, a Division of Eastern
Research Group (ERG). December 2018
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