Page 47 - Negocios Internacionales

No son pocos los especialistas que
afirman que crecer al promedio en el
que vamos (3.2%) no es suficiente.
Si nuestra tasa de crecimiento fuera
2 o 3 puntos más alta, podríamos
convertirnos en un país de altos
ingresos para 2030. Pero si seguimos
creciendo al tibio y timorato ritmo
actual, el panorama no es claro;
quizás lo logremos en 2050, a costa
de haber quedado muy atrás en la
carrera del desarrollo.
Y el “pasado no fue mejor”, ojo. Las
tasas de crecimiento alcanzadas
en el periodo 2002-2013 (6.2% en
promedio) fueron fruto principalmente
de un boom externo de los metales,
pero esto no se da más. Si queremos
alcanzar crecimientos del 6% al 7%,
es indispensable agilizar la promoción
de proyectos de inversión relevantes,
realizar reformas profundas en la
gestión estatal e impulsar que la
empresa privada genere más empleo.
Una de las palancas que podría
activar y agilizar la economía es la
correcta utilización del canon de la
industria extractiva. La Asociación de
Contribuyentes —fiel a su misión de
vigilar el gasto público— analizó el uso 93,000 soles. Es evidente que algo
del canon minero en Arequipa y el uso
del canon petrolero en Tumbes y Piura.
Los resultados fueron reveladores.
Solo en los últimos tres años, y de
forma combinada, las 3 regiones
recibieron más de S/ 3,700 millones
por dichos conceptos. En los tres
casos, encontramos que conforme
las contribuciones del sector minero
y petrolero subían, la pobreza
descendía y los ingresos promedio
mensuales de la población subían. La
relación era directa.
Pero me detengo en Arequipa.
Esta región recibió anualmente, en
promedio, más de S/ 561 millones por
regalías y canon minero. Sin embargo,
al analizar el periodo 2016-2018, de
los S/ 1,700 millones que obtuvo por
dichos conceptos, solo el 68% se utilizó
en el financiamiento de proyectos de
inversión pública, mientras que el 32%
de los recursos se ejecutó sin ningún
proyecto asignado.
De lo gastado sin proyectos, S/ 261
millones se utilizaron en el mantenimiento Arequipa, el canon se debería usar en
de infraestructura pública, oficinas y
estructuras, de vías locales, en parques
y jardines, en compra de combustibles,
etc. Es decir, con los recursos de una
fuente variable y temporal se cubrieron
costos fijos u ordinarios. Y la proporción de la Sociedad Nacional de
de gasto corriente ha aumentado en
4 puntos porcentuales —del 12%
al 16%— y 7 puntos —del 16% al
23%— en los años 2017 y 2018,
respectivamente.
Por otro lado, con los S/ 1,200 millones
restantes, se ejecutaron en los últimos
3 años un total de 2,252 proyectos de
inversión. Muchísimos. Pero solo 301
—el 13% del total— recibieron más de
un millón de soles. Cada proyecto en
promedio recibió tan solo S/ 514,000
y el 60% de los proyectos, menos de
anda muy mal.
¿Qué se podría haber hecho con todo
ese dinero? Qué impotencia. Existen
funcionarios del Estado que afirman
que dado que los Gobiernos locales
no recaudan de forma autónoma, es
correcto no solo que dependan del
canon minero, sino que usen ese
dinero para sus gastos fijos, porque
la minería estará con ellos veinte o
treinta años más.
No estoy de acuerdo. Y si apoyáramos
esta hipótesis o creyéramos que los
burócratas la sostienen, entonces
el Estado debería convertirse en
el principal impulsor de la industria
minera, en vez de darle la espalda
o voltear la cara cuando se acerca
una fase crítica o una negociación
sensible. Ya conocemos el cuento.
No son pocos los especialistas, por
el contrario, que recomiendan una
reingeniería en la ley del uso del canon
minero. Para Carlos Leyton, exministro
de Agricultura y ex vicegobernador de
proyectos de irrigación que generen
desarrollo agrícola para cuando la
minería se vaya.
Pablo de la Flor, Director Ejecutivo
Minería, Petróleo y Energía, es más
contundente. Para él, la minería está
generando mucho trabajo, industria,
y consumo, pero el aporte del canon
no está siendo bien utilizado, y
su desperdicio es definitivamente
una oportunidad perdida para que
la minería gane legitimidad en la
población.
El canon de la industria extractiva
inyecta en el país miles de millones
de soles desde hace ya varios años,
pero su utilización no ha sido ni de
lejos la adecuada. ¿No tiene derecho
el contribuyente a reclamar que
este dinero se destine a proyectos
relevantes, se use sobre la base de
planes de desarrollo adecuados y
se supervise en qué se gasta con
transparencia? Yo creo que sí. Urge
que este Gobierno debata el tema
de forma profunda, con evidencia y
sustento técnico. No estamos para
desperdiciar dinero, y menos tanto.