Page 41 - Negocios Internacionales

la oferta y poner a disposición de los
usuarios dicho servicio. Sin embargo,
para dicha entidad, esto viola las
normas que regulan el mercado, pues
genera una ventaja significativa y
desviación de la clientela de Cotech.
De igual manera, la SIC estableció que
Uber Technologies —desarrollador
de la aplicación Uber— participa de
manera efectiva en la comisión de
dichos actos.
Como resultado, la SIC ordenó a
las demandadas que, de manera
inmediata, cesen los actos de
competencia desleal declarados y
que se ejecutan haciendo uso de la
aplicación Uber; así mismo, que de
manera inmediata cesen la utilización
de contenido, acceso y prestación del
servicio de transporte individual de
pasajeros bajo las modalidades Uber,
Uber X y Uber Van, por medio de la
utilización de la aplicación tecnológica métodos de negocio, un resultado
Uber en el territorio colombiano.
La decisión adoptada por Colombia
no es extraordinaria. Otros países han
clasificado las operaciones de Uber
como competencia ilegal, incluyendo
a Inglaterra, Francia y Turquía. Pero
esta decisión no es uniforme ni ha
sido acogida por otros países.
De hecho, un poco más al norte,
específicamente en Chicago, la
Corte de Apelaciones del Séptimo
Circuito decidió un problema muy
similar de modo distinto1. En este
caso, la Asociación de Transportistas
de Illinois denunció la falta de una
protección igualitaria de las leyes al
permitir la competencia de servicios
de taxi sin que estén sujetos a todas
las regulaciones que los rigen. Sin
embargo, la Corte no consideró que
la existencia de actos por parte de
Uber afecte la competencia.
Probablemente, los debates en torno
a la prestación de los servicios de
Uber y de otras empresas que tienen
dinámicas similares continuarán
en esta región y en el mundo. Pero
lo que este breve artículo pretende
destacar es la necesidad de repensar
la forma cómo se pretende regular
ese tipo de servicios, los retos a los
que se enfrentan las autoridades, así
como las consecuencias que puede
generar la intervención estatal.
Al respecto, la decisión emitida por
la Corte de Apelaciones de EE.UU.
en el caso antes mencionado es
particularmente importante, pues
destaca que los mercados son
dinámicos y que, en la actualidad,
las nuevas tecnologías generan
un mayor dinamismo que, lejos de
afectar la competencia, la incentivan:
“De hecho, cuando aparecen
nuevas tecnologías o nuevos
común es el declive o incluso la
desaparición de los antiguos. Si se
considerara que el viejo tiene un
derecho constitucional a impedir la
entrada del nuevo en los mercados
del viejo, el progreso económico
podría paralizarse. En lugar de taxis
podríamos tener caballos y carros;
en lugar del teléfono, el telégrafo;
en lugar de computadoras, reglas
de deslizamiento. La obsolescencia
equivaldría a un derecho”2.
En este escenario, la regulación
juega un papel transcendental:
puede convertirse en un vehículo
que favorezca la expansión de los
mercados, dinamizar la competencia,
propiciar la innovación y el uso más
eficiente de recursos, así como
beneficiar a los consumidores, o
bien puede ser empleada como una
herramienta que limite todo lo anterior.
No se puede pensar en la regulación
como algo estático, porque responde
y se debe a los mercados y estos, por
esencia, son dinámicos.
El reto para las economías
emergentes, como la peruana,
es lograr marcos regulatorios tan
flexibles y permeables como lo es la
competencia. Con ello no se pretende
reducir o eliminar la rigidez que esta
debe tener en los casos que sí lo
amerite, sino retar las capacidades
de las autoridades para adaptarse a
las nuevas tecnologías, en beneficio
de la colectividad.
Aunque el reto es grande, merece
el esfuerzo. La tecnología brinda
múltiples beneficios y, en la
actualidad, es imposible frenar su
avance, porque ello involucraría
limitar el desarrollo. Según Darwin,
todo aquel que no es capaz de
adaptarse tiende a extinguirse.
Esperemos que la regulación no se
convierta en un mecanismo capaz de
extinguir la innovación y el progreso.
1 Illinois Transportation Trade Association, et al. v. City of
Chicago y Dan Burges, et.al. Nos. 16-2009, -2077, & -2980
(7th Cir. Oct 7, 2016).
2 Traducción libre del siguiente párrafo: “Indeed when new
technologies, or new business methods, appear, a common
result is the decline or even disappearance of the old. Were
the old deemed to have a constitutional right to preclude
the entry of the new into the markets of the old, economic
progress might grind to a halt. Instead of taxis we might have
horse and buggies; instead of the telephone, the telegraph;
instead of computers, slide rules. Obsolescence would equal
entitlement”.