Page 35 - Negocios Internacionales

la implementación de medidas en
el Poder Ejecutivo. Los contratos
inteligentes (smart contracts) que se
autoejecutan según los términos de la
ley emitida podrían suplir esta función.
En los mandos medios e inferiores
ya no será necesario el funcionario
tras la ventanilla de mesa de partes o
analizando solicitudes. Para todo esto
se recurrirá a tecnologías de validación
descentralizada como el blockchain2. Los
juicios se resolverán en forma tan célere
como le sea factible a un ordenador
procesar la información del caso y aplicar Temas sobre los cuales hay mucho por
las normas pertinentes o, en su defecto,
sugerir nuevas interpretaciones. Todas
las propuestas de resolución pasarán
por un análisis de costos y beneficios
de la decisión y la ejecución coactiva no
será necesaria, pues los smart contracts
ejecutarán los mandatos del “juez” en
forma inmediata. Y lo mejor de todo es
que el sistema es casi incorruptible.
Entonces, habrá llegado el día en que el
Estado, tal y como lo conocemos, sea
prescindible sin que devenga el caos.
Y si consideramos que el internet no
conoce de fronteras políticas, nuestro
sueño puede llegar a considerar una raza
humana coordinada a nivel mundial, sin
ningún tipo de poder centralizado.
Pero esta idealización del futuro es solo
un “sueño de opio” si no se superan
ciertos desafíos, para nada menores.
Más allá de la dificultad que significa
alcanzar voluntad política para adoptar
este tipo de tecnologías que reemplace
la forma de gobierno hasta ahora
conocida por todos, es impostergable
un desarrollo supranacional de principios
éticos y valores necesarios para la
dignidad de las personas, que garanticen
una IA centrada en el ser humano y que
respete los derechos fundamentales.
Ni siquiera entraremos a comentar
los riesgos de sintetizar la imagen,
la voz y rasgos humanos a través
de la tecnología deepfake, con el fin
de simular personas existentes o no
(fake people), ya sea para congregar
a otras en lugares donde se planea un
atentado terrorista o para desestabilizar
las relaciones internacionales (¿se
imaginan al presidente de una Nación
amenazando y desafiando a otro Jefe
de Estado?). Tampoco nos referiremos a
otro tipo de uso malévolo de la IA como
el secuestro de medios de transporte no
tripulados o ataques terroristas a partir
de la toma de control de dichos medios.
desarrollar aún.
Nos referimos a cuestiones más básicas.
Los algoritmos sugieren alternativas
sobre la base de lo aprendido a partir
de los antecedentes que algunas veces
pueden ser negativos. Así, los vicios del
mundo material se pueden trasladar al
digital. Ya hemos presenciado algunos
ejemplos: según se denunció en la
conferencia “Data for Black Lives”
(Massachusetts, 2019), los algoritmos
usados por los tribunales penales
de EE.UU. para elaborar perfiles
de delincuentes estarían usando
datos sesgados y contaminados,
con el resultado de prejuzgar como
más proclives a ser delincuentes a
los ciudadanos de raza negra. En
septiembre de 2018, Facebook fue
acusada por la Unión para las Libertades
Civiles en América de discriminar a las
mujeres en sus ofertas laborales. En
octubre de 2018, Amazon anunció que
prescindía de su sistema de inteligencia
artificial para la contratación de personal transitar; pero, sobre todo, nos hace falta
puesto que el criterio para la elección de
postulantes era sexista.
Además, el proceso de aprendizaje del
robot puede presentar distorsiones,
por lo que se necesita de alguien que
sepa interpretar las predicciones. Si el
algoritmo arroja que existe un 70% de
probabilidad de que el solicitante de
un crédito incumpla con su obligación
de pago, quiere decir que 70 de cada
100 personas no cumplirán, pero que
30 personas sí lo harán. Si se da una
lectura equivocada, habría 30 personas
que, aunque deberían acceder al crédito,
les habría sido negado. Resultará
entonces fundamental capacitar a las
personas para entender el significado y
las implicancias de los resultados de la IA
en el proceso de toma de decisiones con
un criterio humano “sano”.
Asimismo, regulaciones flexibles, pero de
observancia rigurosa sobre la privacidad
de datos y la ciberseguridad, no dejan de
ser igualmente relevantes. En China, los
centros educativos empezaron a utilizar
en 2016 un “uniforme inteligente” (hoy
implementado en más de 10 centros y
800 alumnos) que permite a padres y
profesores recibir información en tiempo
real sobre las horas de entrada y salida
de los estudiantes, la localización de los
que no han acudido al colegio o incluso
alertar cuando dejan de prestar atención
durante las clases. Para evitar que los
más rebeldes se intercambien uniformes,
en las puertas de acceso de los colegios
hay un equipo de reconocimiento facial
previamente asociado con el uniforme
asignado a cada alumno. Resultado:
una notable disminución de absentismo
escolar. Sin embargo, ¿se está
vulnerando la intimidad de los alumnos
fuera del horario escolar y con finalidades
distintas del mero cumplimiento de sus
obligaciones académicas?
En definitiva, queda mucho camino por
convicción política para dar el siguiente
paso hacia la utopía de un gobierno “sin
gobernantes”.
1 Análisis que podrá realizar con mayor y mejor información.
2 Qué aún presenta desafíos en términos de escalabilidad.